La colonización que el proceso soberanista de Catalunya ha hecho de la actualidad española se apropia por un día de la vida del registrador de la propiedad Mariano Rajoy Brey. El presidente del Gobierno durante el referéndum del 1 de octubre vuelve a situarse bajo el foco nueve meses después de perder el poder para declarar como actor y testigo privilegiado de la crisis catalana en la vista que se celebra en el Tribunal Supremo.
Como cualquier testigo de un juicio, todos los que han propuesto su comparecencia aspiran a obtener algo de ella. Vox busca su contribución a la acusación de rebelión contra los líderes del procés. Aquello, repite la formación de extrema derecha, fue un “golpe de Estado” y el jefe del Ejecutivo en aquel momento era Mariano Rajoy.
Por su parte, la defensa de Jordi Turull, Josep Rull y Jordi Sánchez, que ejerce el letrado Jordi Pina, pretende evidenciar que para tratarse de una rebelión en toda regla, el Gobierno de Rajoy ni propuso al Congreso la aplicación del estado de excepción, ni pensó en aplicar la Ley de Seguridad Nacional o cualquier otro instrumento que le permitiera controlar a los Mossos d'Esquadra, el “ejército” con el que contaba el supuesto plan secesionista para actuar.
La Fiscalía, ni la Abogacía del Estado consideraron relevante el testimonio de Rajoy, así que será uno de los abogados de Vox quien abra el interrogatorio. Por jerarquía correspondería a Javier Ortega Smith, secretario general del partido de extrema derecha y el letrado que ha estado presente en toda la causa junto al vicesecretario jurídico, Pedro Fernández. El resto de partes, aunque no reclamaran la presencia de Rajoy, podrán preguntar al expresidente en el orden correspondiente.
La trepidante sucesión de acontecimientos en la reciente política española ha querido que el anterior líder del PP deba responder al número dos de la fuerza política que le disputa una parte del electorado más a la derecha. Sin embargo, la manga ancha del tribunal con las explicaciones que los acusados han querido dar en sus declaraciones se acaba este jueves.
En cualquier caso, Vox se enfrentará a un PP que ya no existe. La “ministra para Catalunya” de Rajoy, su vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, perdió ante Pablo Casado en la pugna por liderar el actual partido y ocupa ahora un puesto en el Consejo de Estado. Ambos, Rajoy y Santamaría, habían aplicado un artículo 155 limitado. Una actuación que se antoja alejada de las proclamas de Casado acerca de una suspensión indefinida de la autonomía, más próxima a los pronunciamientos de la extrema derechia que reivindicadora de la última etapa de su partido en el Gobierno.
La declaración de Rajoy llega en plena pugna de Vox y el actual PP por el caramelo electoral de Catalunya, el factor que propulsó al partido de Abascal en las elecciones andaluzas, según coinciden los expertos, y que movilizará de nuevo a una parte del electorado en las próximas generales.
No habrá “debate ideológico”
Con la declaración de Joan Tardá por la mañana arranca la denominada “práctica de la prueba”, fase fundamental para esclarecer los hechos en cualquier juicio y de la que Manuel Marchena ya advirtió al comienzo de la vista que no se convertirá en un “debate ideológico”. El presidente del tribunal será “implacable” con el contenido de las preguntas y de las respuestas, tanto en el caso de Rajoy como del resto de testigos políticos.
Por si acaso, Mariano Rajoy no acude a improvisar al juicio por el procés. Según publicó El Periódico de Catalunya, José Luis Ayllón, quien fuera jefe de gabinete del expresidente y también mano derecha de Soraya Sáenz de Santamaría, se ha encargado de “refrescar la cronología” de las semanas precedentes al 1-O y la reacción del Gobierno a la declaración de independencia, con las misivas enviadas a Carles Puigdemont, y la posterior aplicación del artículo 155 de la Constitución, que suspendía la autonomía de Catalunya.
Esta es la segunda vez que Rajoy comparece en un relevante juicio como testigo. Con toda probabilidad, no será la última. En pleno ejercicio del poder, Rajoy tuvo que acudir al juicio de Gürtel, la mayor trama de corrupción en la historia del PP. Allí respondió como presidente del PP. Y lo volverá a hacer, si así lo acuerda el tribunal, cuando llegue el juicio de la caja B, y las acusaciones planteen su comparecencia por un sistema de financiación irregular que operó a pleno rendimiento siendo él presidente del partido.
Olvidadizo en su declaración por el caso Gürtel
En Gürtel se mostró olvidadizo y correoso. Obligado, como este jueves, a decir verdad, Rajoy vino a decir que no sabía nada. Su testimonio en nada contribuyó a la sentencia condenatoria. La misma en la que su partido fue declarado responsable civil por haberse beneficiado de 245.000 euros procedentes de la corrupción.
La escena en el Tribunal Supremo será distinta. Rajoy hizo uso de su potestad para declarar en estrados, como autoridad del Estado, y no se sentó en la misma silla que el resto de testigos en la Audiencia Nacional. A la derecha del tribunal, y a su misma altura, Rajoy contestó a las preguntas de las partes. Ante los siete magistrados del Tribunal Supremo, Rajoy se sentará, a partir de las cuatro de la tarde, en el mismo lugar que habrán ocupado por la mañana su vicepresidenta, el exministro Cristóbal Montoro o el expresidente de la Generalitat Artur Mas.