La relación entre Mariano Rajoy y Pedro Sánchez no pasa por sus mejores momentos, a pesar de la interlocución casi diaria que mantienen ambos líderes con motivo del conflicto catalán. El líder de la oposición no se fía del presidente pero se mantiene decidido a conservar su papel de hombre de Estado y apoyar las decisiones que Moncloa adopte para frenar la independencia de Catalunya. En sus reuniones con Sánchez, Rajoy nunca ha puesto sobre la mesa la posibilidad de aplicar el artículo 155 de la Constitución para intervenir la autonomía catalana.
La tensión se explica en los términos que expresa un destacado dirigente en Ferraz: “El PP nos exige un apoyo total y sin embargo nunca informa de lo que van a hacer”. En este contexto, los socialistas aseguran que desconocen cuáles son los planes de Rajoy para frenar el intento secesionista y aseguran que en sus conversaciones con el presidente se han limitado a pedirle a Rajoy que agote la vía del diálogo e intente dialogar con Puigdemont, antes de hacer cualquier otra cosa.
La gestión del 1-0 ha marcado distancias entre Ferraz y Moncloa: “Nos aseguraron que no habría ni urnas ni cargas policiales”, aseguran fuentes de la dirección socialista. El desarrollo de esa jornada ha marcado un punto de inflexión en la relación entre ambos interlocutores y explica la decisión de los socialistas de promover la criticada reprobación de la vicepresidenta del Gobierno.
Fuentes socialistas aseguran que “los alcaldes del PSOE se convirtieron el 1-O en los únicos representantes del Estado en Cataluña”. Según las mismas fuentes, la posición de estos regidores fue arriesgada y compromete sus posiciones electorales de cara a los próximos comicios. Los socialistas consideran que el PP, una formación prácticamente residual en las instituciones catalanas, no tenía nada que perder ese día y actuó en esa clave sin consensuar las decisiones con nadie más.
Mientras tanto, Sánchez aparece señalado como la clave para darle forma a la decisión que Rajoy tendrá que adoptar en caso de declaración de independencia. Los conservadores barajan la opción de aplicar el artículo 155 de la Constitución y quieren contar con el apoyo del PSOE en la votación que habrá de celebrarse en el Senado y para la que se bastarían con su mayoría absoluta.
Si Rajoy opta por una decisión más rotunda, podría optar por aplicar el artículo 116 de la Constitución, que habla del estado de excepción. En este caso la decisión del Gobierno debería ser avalada por el Congreso, en donde Rajoy carece de mayoría y necesitaría el concurso obligado del PSOE.
La dirección del PSOE apuesta por forzar a Rajoy a un diálogo con Puigdemont y, en caso de fracaso, forzar unas elecciones en Catalunya: “Esto solo se resuelve con unas elecciones anticipadas en Catalunya como método para desbloquear la situación”, aseguran en la dirección de Ferraz.
“Cuando Rajoy ponga sus propuestas sobre la mesa le escucharemos y si quieren contar con nosotros, nos gustaría acordar esa medidas y no entregar un cheque en blanco”, aseguran fuentes de la dirección socialista. Lo que Sánchez le ha asegurado a Rajoy es que el PSOE no entrará en una dinámica de enfrentar dos bloques: constitucionalistas contra independentistas.