La decisión de Compromís de aliarse con el nuevo partido de Íñigo Errejón para la repetición electoral del próximo 10 de noviembre pone fin a la intermitente relación de la coalición de Mónica Oltra con Podemos. La formación valenciana dudó hasta el último momento. Lo único que tenían claro es que no querían repetir en solitario, experiencia que el pasado mes de abril se saldó con un mal resultado: pasaron de cuatro diputados en el Congreso a uno. Aunque en las últimas horas pareció posible un acuerdo con Unidas Podemos, la coalición valenciana optó por la solución que era más previsible: concurrir el 10N con Más Madrid.
La decisión de la Ejecutiva de Compromís, adoptada por unanimidad en la noche del lunes, vino precedida de unas declaraciones del secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, en las que apuntaba a un posible entendimiento con los de Oltra. “No estamos lejos”, dijo en Los Desayunos de TVE.
El motivo es que durante el fin de semana él mismo había estado en comunicación con Oltra y le había hecho una oferta “muy generosa”, en palabras de la dirigente de Compromís. Tanto, que era muy similar a la que les hizo Íñigo Errejón. ¿Por qué, entonces, Compromís optó por la opción menos segura y rechazó la que hasta entonces le había proporcionado su mejor representación en el Congreso? Como casi siempre en política, los motivos son múltiples y no siempre libres de contradicciones.
La competencia por el electorado que vota a los valencianistas en autonómicas y municipales, pero lo hace al PSOE y a Unidas Podemos en las generales, y la posibilidad de defender el cambio de modelo de financiación autonómica desde un grupo parlamentario con voz en el Congreso, son dos de los motivos de fondo que han llevado a Compromís a tomar su decisión.
La cuestión del grupo parlamentario se convirtió en uno de los grandes conflictos entre Compromís y Podemos. En diciembre de 2015, el partido que lidera Pablo Iglesias selló tres confluencias con otros tantos espacios políticos autónomos en Catalunya, Galicia y País Valencià. Coaliciones electorales que iban un paso más allá: intentar escenificar en el Parlamento la realidad plurinacional de España.
La idea era que dichas candidaturas tuvieran sus respectivos grupos parlamentarios independientes en el Congreso. Era cuando Podemos y sus aliados defendían un proceso constituyente y, como ya ocurriera en la Cámara Baja en los primeros años de la restauración democrática, querían visibilizar la presencia de un grupo catalán, otro gallego y otro valenciano. Además, permitía articular candidaturas amplias con otros partidos sin miedo a que el pez grande se comiera al pequeño.
En los planes del por entonces autodenominado espacio del cambio se interpuso una visión estricta del Reglamento del Congreso y la negativa de la mayoría de la Mesa (PP, PSOE y Ciudadanos) a permitir una excepción. En Comú y En Marea (luego Galicia en Común) aceptaron a regañadientes y optaron por constituirse en un subgrupo dentro del de Podemos, con portavocía y recursos propios. Compromís optó por integrarse con sus cuatro diputados en el Grupo Mixto. Los otros cinco diputados obtenidos por la candidatura en las elecciones y que militaban en Podemos se quedaron. En junio de 2016, tras la repetición electoral, se produjo la misma operación.
En Compromís todavía pesa esa experiencia y entienden que entonces se rompió el acuerdo político al que habían llegado con Podemos, que se negó a firmar un grupo valenciano utilizando a los dos diputados que había logrado IU. Por entonces, la alianza con el partido de Alberto Garzón era una quimera y cualquier movimiento era visto con recelo por los demás.
Las autonómicas de 2015 y la negociación del Botànic
La ruptura de Compromís y Podemos es previa a la irrupción de Errejón. El 28A ambos ya fueron por separado, tanto a nivel estatal como autonómico. Hubo negociaciones, pero ningún acuerdo. Cuatro años antes, en 2015, fue Podemos quien rechazó una alianza con los valencianistas para las elecciones autonómicas de ese mes de mayo.
“Podemos tenía una idea muy clara, que era ir ellos con sus siglas”, relataba Oltra en el libro Voces del cambio, editado aquél mismo año. Curiosamente, la estrategia de alianzas y el empeño en mantener las siglas por encima de las posibles alianzas tuvo a Íñigo Errejón como uno de sus principales defensores por aquel entonces.
En Compromís también tienen grabado que Podemos no apoyara a Oltra en la negociación para la Presidencia de la Generalitat en el primer Pacto del Botánico. El PSPV tenía 23 diputados, Compromís 19 y Podemos 13. Oltra intentó una pinza como en la serie Borgen, pero Podemos optó por no ir a la guerra con los socialistas. La dirección de Podem en 2015 la ostentaba Antonio Montiel, muy próximo a Errejón.
El número 1 por Valencia
En la coalición valencianista aseguran que la cooperación en materia legislativa con Podemos continuará y que el Gobierno valenciano, formado por el PSPV-PSOE, Compromís y Unides Podem-Esquerra Unida, no peligra.
Con todo, Mónica Oltra era más partidaria de un acuerdo con Pablo Iglesias. De hecho, su gente es la que mantuvo las conversaciones con el equipo de Pablo Iglesias. Hubo mensajes entre ambos líderes y llamadas de sus equipos. Iglesias planteó una oferta en firme que hablaba de la futura convivencia en el Congreso y de la apertura a negociar las listas.
Pero Oltra estaba en minoría, incluso entre los suyos. El Bloc Nacionalista Valencià, miembro mayoritario de Compromís, era partidario del acuerdo con Errejón. Pero también una parte del propio partido de Oltra, Iniciativa del Poble Valencià. En su opinión, el acuerdo negociado con Podemos dejaba a Compromís en minoría ya que el reparto de candidatos se haría al aplicar el resultado de las elecciones generales de abril, donde Unidas Podemos logró en la Comunitat Valenciana más de 200.000 votos, casi 8 puntos de diferencia.
Una línea roja para los valencianistas pasa por mantener a su portavoz en el Congreso, Joan Baldoví, como cabeza de lista por Valencia. Algo que Errejón sí ha aceptado.
Tras la decisión de la Ejecutiva de Compromís, Oltra envió un mensaje a Iglesias. La respuesta, según la dirigente, llegó este martes con “una respuesta muy corta”, dado que a esas horas “se impone la conciliación familiar en los hogares con niños pequeños”. En el texto le incluía un emoticono y un “tomamos nota, seguimos hablando”, informa Europa Press.
Sin negociaciones cerradas con Más Madrid
También hay motivos estratégicos para la decisión de Compromís, donde consideran que Podemos compite con ellos en parte de su caladero de votos. De ahí que se produzca lo que llaman “voto dual”: a ellos en autonómicas y locales, pero a Podemos en las generales.
La asociación con la plataforma de Errejón persigue así que no aparezca otra fuerza política en el espacio electoral de Compromís. Algo similar hicieron con Equo, que está integrado en la coalición valencianista desde su nacimiento.
La preferencia por Errejón se sustenta también en que consideran que tendrán una relación más “horizontal”. Eso sí, se han lanzado sin tener el acuerdo cerrado. El lunes, antes de que la ejecutiva de Compromís aprobara ir con Errejón, un equipo de la coalición ya estaba negociando con Más Madrid. No hay nada cerrado, pero se apuesta por un grupo confederal: la opción que Compromís rechazó con Podemos y con Unidas Podemos por dos veces en 2016
Compromís pone la condición de que el hipotético grupo parlamentario defienda con especial énfasis el cambio de sistema de financiación porque la Comunitat Valenciana es el territorio más perjudicado por el actual sistema. Esto será clave.