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Reforma laboral, ley educativa o impuestos: el “sanchismo” que Feijóo mantendrá si gobierna

El líder del PP, Alberto Núñez Feijoó, conversa con el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, durante los cursos de verano de la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA), en 2022.

Aitor Riveiro / Irene Castro

8 de julio de 2023 22:02 h

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“Sanchismo’ o España”. Es el mantra con el que el PP quiere ganar las elecciones generales del 23 de julio. Si funcionó hace apenas un mes, en las municipales y autonómicas de mayo, ¿por qué no le iba a servir a Alberto Núñez Feijóo para llegar a la Moncloa? En la sala de máquinas de la sede nacional sostienen que la economía no va a mover un voto, como no lo hizo el 28M, y que asuntos como la ecología, la sanidad o la mejora del SMI no determinarán el resultado. El 23J será “un plebiscito” sobre Pedro Sánchez. Por eso el PP plantea “derogar el ‘sanchismo'”, aunque a la hora de la verdad Feijóo mantendrá muchas de las políticas puestas en marcha en el lustro de Sanchez.

La reforma laboral de Yolanda Díaz es, quizá, el epítome de la falacia sobre la que el PP (actual y anterior) ha construido parte de su oposición al Gobierno de coalición. La norma contó con el respaldo de la Comisión Europea, de sindicatos y patronal, así como de una mayoría muy ajustada en el Congreso ya que ERC y EH Bildu se bajaron del acuerdo. El PP de Pablo Casado tampoco la apoyó, aunque la exministra de Empleo y Seguridad Social Fátima Báñez, a sueldo de la CEOE, lo hizo expresamente.

La historia de cómo el Gobierno salvó aquella votación está muy contada. “La reforma laboral tendrá poca vida”, espetó desde la tribuna la hoy secretaria general. Gamarra tachó el cambio de “objetivamente malo”, pero incluso la que era portavoz del PP “duro” de Casado se quedó corta comparado con lo que dijo su actual jefe: Feijóo tachó de “enfermo” al Ejecutivo.

No ha pasado año y medio, pero Feijóo ya no quiere derogar la reforma laboral. Su portavoz, Borja Sémper, ha dicho que el voto en contra fue “un error”. Pese a las durísimas críticas tanto al fondo como a la forma en la que se aprobó, el PP considera ahora que la normativa es “sustancialmente buena” y que, salvo algunos ajustes, se mantendrá tal cual está. Así lo dijo el propio Feijóo ante Ursula Von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea de su partido. La reforma laboral forma parte de los hitos que España tuvo que pasar para recibir los fondos europeos de reconstrucción tras la pandemia, y su derogación podría implicar sanciones.

El PP ha cambiado su discurso para decir que mantendrá “intacta” la normativa. Aunque, a la vez, plantea en su programa electoral introducir la llamada “mochila austriaca”, que supondría un cambio en el modelo laboral y de despido que en el pasado han rechazado tanto empresas como sindicatos.

Otra norma que el PP atacó muy duramente y que ahora Feijóo se limita a decir que va a “revisar” es la LOMLOE, la ley educativa. Hace un año, el candidato del PP dijo que la pensaba derogar. Una promesa que ya no mantiene, aunque tampoco queda claro en su programa cuál será la profundidad de la revisión que quiere acometer.

Impuestos a la banca y eléctricas, Ley de Ciencia o ingreso mínimo

Más allá de la reforma laboral, en la agenda de Feijóo hay otras políticas del Gobierno que el PP ha criticado, en mayor medida, y que piensa mantener si llega a la Moncloa. Dos casos muy claros son los impuestos a los beneficios extraordinarios a la banca y las eléctricas que grava con el 1,2% los ingresos de las energéticas y con el 4,8% las comisiones e intereses de los bancos. La medida fue criticada con mucha fuerza por el PP y por Vox. Derecha y ultraderecha votaron en contra en el Congreso. Feijóo ya era presidente del PP.

Las tasas, temporales, recibieron el rechazo de las patronales implicadas, pese a que ambos sectores han disparado sus resultados gracias a los problemas generados por la guerra en Ucrania.

Pero quien las defendió fue, otra vez, Ursula Von der Leyen. Y Feijóo, que apoyó en Europa y rechazó en España, ha terminado asumiendo no solo su existencia, sino también su supervivencia aunque gobierne. En una entrevista en el influyente diario económico The Financial Times, el candidato del PP dijo que los iba a “revisar”. “Me he comprometido a hablar con las compañías eléctricas y con la banca sobre cómo podemos reclamarles ser solidarios y cómo pueden contribuir para que superemos la profunda deuda y déficit públicos existentes... antes de tomar decisiones”, apuntó.

En el plano económico, de hecho, Feijóo ha prometido unos crecimientos económicos si llega a Moncloa que ya son los que prevén instituciones tanto nacionales como internacionales prevén para España tras el Gobierno de coalición.

Hay otras políticas y leyes que el PP mantendrá, quizá con retoques. Es el caso del denostado por la derecha ingreso mínimo vital. El partido de Feijóo se abstuvo (todavía con Pablo Casado al frente), como Vox, y desde las filas conservadoras o ultras se ha criticado de mil formas este subsidio planteado como respuesta a la crisis social provocada por la pandemia.

Pero ahora, pese a señalar que “ha fallado en el cumplimiento de su importante objetivo de reducir el riesgo de caer en la pobreza”, el PP asegura en su programa que “mejorará el acceso” a esta ayuda. Eso sí: “la percepción” del subsidio estará “condicionada a la participación en itinerarios de inserción laboral”.

En el programa, Feijóo también plantea desarrollar la Ley de Ciencia (el PP votó a favor), mantener el impulso que el Gobierno de coalición ha dado a la Ley de Dependencia con miles de millones de euros insuflados al sistema después de que Rajoy laminara la participación estatal. En el Presupuesto actualmente en vigor, el programa alcanzó los 3.522 millones de euros, un 21,4 % más que en 2022, con un aumento de 620 millones de euros.

Mesa bilateral con Catalunya: sí, pero no

¿Y la política territorial? Brillan por su ausencia las referencias en el programa electoral de Feijóo a este asunto clave en la última década y cuya resolución se antoja imprescindible. Catalunya no aparece en las 108 páginas del documento y la financiación autonómica se aborda como un futurible indeterminado.

Apenas se hace una mención dentro del apartado de “seguridad y defensa” con el “reforzamiento de las Fuerzas Armadas como instrumento de disuasión y defensa ante cualquier posible amenaza”. 

Pero aunque el PP no lo aborde en su programa o en sus mítines, ante la prensa sí tiene que hacerlo. Y con rectificaciones de por medio. Este viernes Feijóo prometió, en el inicio de la campaña del 23J, que mantendrá la mesa de diálogo bilateral abierta entre el Gobierno central y la Generalitat de Catalunya. Horas después, se desdijo a sí mismo a través de su equipo de prensa.

El líder del PP se marcó como objetivo en 2022 recuperar terreno en una región de la que su partido había prácticamente desaparecido a nivel local, autonómico e incluso estatal, arrasado por Ciudadanos y por Vox. El posterior desvanecimiento electoral del partido que lideró Inés Arrimadas y el relevo de Pablo Casado por Feijóo ha permitido un reposicionamiento al PP y recuperar presencia en el territorio: de la mayoría absoluta de Badalona a la alcaldía de Castelldefels.

En el municipio del llamado ‘cinturón rojo’ de Barcelona arrancó la campaña el candidato de la derecha. Ante un millar de personas, no hizo ni una sola mención a la mesa bilateral tan criticada por su partido. De hecho, el líder del PP en Catalunya, Alejandro Fernández, quien acompañó a su candidato en el acto, prometió hace menos de un año que Feijóo iba a liquidar la mesa.

La bilateralidad entre Gobierno y Generalitat emana del propio Estatuto de Autonomía catalán, pero la mesa de diálogo solo se ha convocado con presidentes socialistas en la Moncloa: primero con José Luis Rodríguez Zapatero, y ahora con Pedro Sánchez.

Durante los casi siete años de mandato del “referente político” de Feijóo, Mariano Rajoy, no se celebró ni una vez. En esos años estalló el procés, se produjeron dos consultas ciudadanas ilegales, los disturbios del 1-O y posteriores, la declaración unilateral de independencia, la huída de Carles Puigdemont y otros líderes políticos y la aplicación del artículo 155. Hoy, sigue ERC al frente del Govern.

Aunque Feijóo no ha mencionado la mesa bilateral en su año largo al frente del PP, sí lo hizo con anterioridad. Y para criticarla. De hecho, llegó a convocar como presidente de la Xunta a otros presidentes autonómicos para intentar armar un bloque en contra de los acuerdos que se pudieran alcanzar entre Gobierno y Generalitat. 

Eso era hasta este viernes. En una entrevista para el grupo Prensa Ibérica, Feijóo cambió su paso y el del PP para asumir ahora con naturalidad esa bilateralidad entre el Gobierno y Catalunya que fija el Estatut que ellos mismos llevaron al Constitucional.

“No tengo interés en ir contra ninguna mesa si está constituida y tiene como objetivo fundamental tratar asuntos que no afecten a los demás”, dijo al ‘Periódico de España’. Y añadió: “Yo en una mesa no puedo tratar asuntos que afecten a los demás sin darle cuenta a los demás. Sí le pediré a la Generalitat de Cataluña, además de mantener un diálogo fluido con sus autoridades, que se incorpore a la mesa multilateral que es la Conferencia de Presidentes y el Consejo de política fiscal y financiera”.

Este mismo viernes, en Sevilla, Feijóo volvió a defender la “bilateralidad” de las relaciones entre Catalunya y el Gobierno. “Todo aquello que afecte a todos se tiene que tratar entre todos y todo aquello que afecta bilateralmente a la administración de una comunidad autónoma y a la Administración Central se puede tratar bilateralmente. Esa es la regla básica”, dijo en un desayuno informativo ante el presidente andaluz, Juan Manuel Moreno.

Antes de que dieran las dos de la tarde, Feijóo se desdijo. En un comunicado, el partido aseguró: “El presidente del PP ha dicho en una entrevista hoy que mantendrá el diálogo con la Generalitat de Cataluña (sic), como hará con el resto de Comunidades para abordar las cuestiones que afectan específicamente a cada territorio”. Y añade: “Como dice también al mismo medio, cualquier diálogo bilateral no puede referirse a cuestiones que afectan al conjunto de los españoles”.

El comunicado concluye: “Por tanto, la Mesa bilateral que Sánchez constituyó con el independentismo, en la que se trata de igual a igual el Gobierno de España y al Gobierno catalán, quedará desactivada si Feijóo logra la confianza mayoritaria de los españoles. Ni en su forma ni en su fondo responde a los objetivos anteriores. Como ha dicho siempre, habrá diálogo, pero no sumisión”. Hace unos días, en otra entrevista, el líder del PP comparó el final de ETA con la aplicación del artículo 155 de la Constitución en Catalunya.

Habrá que esperar a después del 23 de julio para saber qué hará exactamente Feijóo con Catalunya, y con el resto de políticas, en caso de gobernar.

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