Una respuesta injusta del Gobierno a la crisis

Las medidas adoptadas por el Gobierno frente a la crisis económica reciben un rechazo generalizado. Predominan los que opinan que son injustas al castigar especialmente a la clase trabajadora. Los recortes en el sector público, en especial en todo lo relacionado con el gasto social, es otra de las críticas más extendidas. Y si sumamos los que echan a faltar medidas que fomenten el crecimiento económico con los que creen que precisamente las medidas anticrisis hacen más difícil que se produzca crecimiento tenemos el mayor porcentaje: 24,4%.

Con este abanico de opiniones, no es raro que el presidente del Gobierno no salga bien parado. Resulta casi imposible encontrar valoraciones positivas sobre su gestión de la crisis. La crítica más extendida es por el incumplimiento de las promesas electorales. El factor personal juega en su contra. No es sólo la política la que es cuestionada, sino también su estatura como dirigente por su “falta de credibilidad” y la “falta de claridad al anunciar medidas”.

En su conjunto el Gobierno arrastra buena parte de las valoraciones negativas de su presidente. No se aprecian medidas que incentiven la economía, el Estado de bienestar es una de las víctimas de la gestión gubernamental y no hay una preocupación suficiente por el desempleo. El único consuelo es que hay gente que no olvida la gestión del Gobierno anterior y que otros aprecian que las medidas drásticas son necesarias.