“Sólo votaremos al comisario de Justicia si se compromete a una reforma de la euroorden”, dijo Albert Rivera solemnemente en la tribuna del Congreso de los Diputados hace una semana, en la línea de lo defendido en campaña por su número uno para Europa, Luis Garicano. Pero dijo no será fácil de cumplir.
“La euroorden es un fracaso europeo”, argumentaba Rivera, “es un fracaso colectivo de Europa y ustedes [el Gobierno de Pedro Sánchez] no han sido valientes, han ido a Europa y han callado. El grupo de Ciudadanos tiene un compromiso: no votar al próximo comisario de Justicia europeo si no se compromete a reformar la euroorden para que gente como [Carles] Puigdemont no pueda campar a sus anchas por Europa. La euroorden es un cachondeo. Sólo votaremos al comisario de Justicia si se compromete a una reforma de la euroorden”.
Pero el mismo día que Rivera hacía ese discurso en Madrid, el 11 de septiembre pasado, Javier Nart dejaba la delegación de Ciudadanos en Bruselas, pero no su escaño. Y Nart, aún suplente, era el único miembro de Ciudadanos en la comisión de Justicia, la encargada de examinar al comisario electo, el belga liberal Didier Reynders. Pero en tanto que Nart ya no es de Ciudadanos, el pulso de Rivera no tiene recorrido: Ciudadanos no puede votar o dejar de votar al comisario, quien además pertenece a su misma familia política, con lo que eso significa internamente en Bruselas.
[Nota posterior a la publicación de la noticia: el 19 de septiembre a mediodía se publicó el calendario de audiencias de los candidatos a comisarios, y a Didier Reynders le examinará la comisión de Asuntos Legales y la de Libertades, en la que Ciudadanos tiene como vicepresidenta a Maite Pagazuartundúa].
El presidente de los liberales (Renew Europe) en la Eurocámara, el rumano Dacian Ciolos, quitaba importancia este miércoles a la posición de Ciudadanos con un comisario liberal: “No hemos hablado con [Luis] Garicano de este asunto. Pero para eso están los exámenes, para preguntar, pedir, cuestionar... En todo caso, ¿tiene Ciudadanos algún miembro en la comisión de Justicia?”. La respuesta, como bien sabía Ciolos, es “no”.
En todo caso, lo más que puede hacer un comisario es impulsar una reforma, que luego debe pasar por el Parlamento Europeo y, en último término, recibir el visto bueno de los gobiernos de los Estados miembros en el Consejo Europeo.
Lo que sí puede hacer Ciudadanos, los seis eurodiputados que le quedan, es votar o dejar de votar a toda la Comisión Europea, al Ejecutivo comunitario en su conjunto. Eso es así porque el 23 de octubre próximo se celebra la votación en el pleno, donde sí está Ciudadanos. Pero es votación es de los 27 a la vez, no de los 27 uno por uno: esas votaciones de cada comisario de forma independiente se hacen en cada comisión parlamentaria entre el 30 de septiembre y el 8 de octubre.
El futuro jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, por ejemplo, pasa su examen ante la comisión de Exteriores en Bruselas el próximo 7 de octubre.
Tensiones
La del comisario de Justicia es una tensión más de las que vive Ciudadanos dentro de su grupo parlamentario europeo, Renew Europe. Este martes, por ejemplo, el eurodiputado José Ramón Bauzá cuestionó a otra comisaria electa, la rumana Rovana Plumb, cuando Renew Europe no había deliberado aún sobre la idoneidad o no de la futura responsable de Transportes.
“Tenemos dudas sobre la candidata socialista a comisaria de Transporte”, dijo Bauzá, “prometimos a nuestros votantes que veníamos a renovar Europa, y debemos aspirar a tener un colegio de comisarios con personas cualificadas y libres de sospecha. La candidata Plumb ha estado presuntamente implicada en algunos casos de corrupción en Rumanía, casos que debido a la inmunidad parlamentaria no han podido ser investigados por la justicia”.
Eso sí, Ciudadanos no ha dicho nada de las investigaciones sobre el liberal belga Reynders –sólo les preocupa de él lo que haga con la euroorden– ni sobre las que tiene pendientes la francesa Sylvie Goulard –comisaria electa de Interior–.
Y seguramente será por eso que Ciolos este martes se ha esforzado por replegarse en la ofensiva de Ciudadanos contra la socialista rumana –sólo ha reclamado transparencia en los exámenes a los comisarios–, porque sabe que entre los seis candidatos liberales a la futura Comisión Europea cuenta con dos vulnerables, susceptibles de ser atacados si se abren las hostilidades por el resto de las familias políticas que forman el pacto para la nueva Comisión de Ursula von der Leyen, populares y socialdemócratas.
A todo esto se une la polémica en torno a Javier Nart, cuya discrepancia con la línea política de la dirección de Ciudadanos se ha saldado con su baja del partido y de la delegación la semana pasada, pero no del escaño. Y los roces con el Gobierno de Emmanuel Macron, cuyo partido, En Marche, es un miembro relevante de Renew Europe: el Elíseo desmintió haber felicitado a Rivera por sus alianzas: “El presidente no lo ha hecho, ni en público ni en privado”. Más bien al contrario, En Marche ha solido criticar las alianzas de Ciudadanos con Vox para gobiernos locales y regionales.