Congreso extraordinario para elegir una nueva dirección del PSOE. El tercer fin de semana de julio. Alfredo Pérez Rubalcaba y Susana Díaz han decidido optar por el sistema orgánico tradicional para designar al futuro líder del PSOE, en contra de una amplia mayoría de la Ejecutiva Federal que pedía unas primarias anticipadas.
En un gran sector del PSOE no ha sentado nada bien esta decisión, que viene a dinamitar el proceso de primarias y todos los planes de los aspirantes a las mismas. De golpe, se han cambiado todas las reglas del juego, y todo parece estar en manos de la presidenta andaluza.
Volverán a ser un millar de delegados, elegidos por el aparato del partido, quienes designen al nuevo dirigente socialista. Y, todo ello, con Alfredo Pérez Rubalcaba al frente del PSOE hasta el 19 de julio, con todo el poder que aún tiene.
Eduardo Madina denunció este lunes, en la reunión de la Ejecutiva, que la decisión tomada era una “usurpación del voto de los ciudadanos en este proceso”, y pidió a sus compañeros anticipar las primarias. Curiosamente, tuvo un gran apoyo interno, hasta de dirigentes de la dirección del partido, como Purificación Causapié. Pero no le valió de nada.
Rubalcaba ha cambiado la hoja de ruta, pero sigue siendo la suya y, según denuncian varios dirigentes del partido, ha optado por volver al funcionamiento del siglo XX y no ha entendido el mensaje de las urnas, pese a su gesto de marcharse.
Los otros aspirantes no se han pronunciado todavía, pero un veterano dirigente del partido, con satisfacción, afirmó a este diario que “ninguno de los cuatro aspirantes va a ser. Lo mismo ni consiguen llegar a delegados al Congreso”.
Las primarias se mantendrán en noviembre, pero todo apunta a que no se celebrarán, aunque se convoquen. Es difícil que si el PSOE decide un nuevo líder en julio, sea derrotado cinco meses después o que alguien le haga frente. Y, de ser así, sería otro desastre para los socialistas.
Todo parece diseñado para que Susana Díaz cruce Despeñaperros y dé el paso, aunque desde Andalucía se niega rotundamente. La presidenta andaluza seguirá en Andalucía, aseguran.
En el partido hay más incertidumbre que nunca y movimientos internos que pueden ser impredecibles. La solución adoptada no ha gustado a muchos sectores, pero también tienen poco margen de maniobra.
Si los previsibles candidatos no optan a presentarse a la Secretaría General, sus posibilidades de ganar unas primarias son escasas. Y, si optan por presentarse, los cuatro tienen pocas posibilidades de ganar salvo que Andalucía (más del 25% del PSOE) lo decida. Lo que diga Susana.