El Centro Nacional de Inteligencia (CNI) ha recibido un nuevo espaldarazo del Gobierno con el crecimiento de un 9,7% en la partida presupuestaria para 2015. El Ejecutivo del PP comenzó la legislatura reduciendo en casi un 8% la partida destinada a los espías y al año siguiente la congeló, consecuencia de la crisis económica y los recortes presupuestarios. En 2015, el servicio de Inteligencia, el espionaje español, tendrá asignados 223,7 millones de euros.
Una de las primeras medidas que adoptó el Gobierno en 2011 fue cambiar la adscripción del CNI del Ministerio de Defensa al de Presidencia, pasando a depender de la número dos del Ejecutivo, Soraya Sáenz de Santamaría. Al aumento del presupuesto del CNI se une la decisión de la vicepresidenta de renovar en el puesto a su director, general Félix Sanz Roldán, durante otros cinco años.
El crecimiento en la partida presupuestaria del CNI no afecta al personal ni a los gastos reservados. Aumentan, sin embargo, un 55% los “gastos corrientes en bienes y servicios, hasta los 46,4 millones”, y un 60% las inversiones reales, que alcanzan los 9,25 millones de euros. El incremento, por tanto, se centra en los medios materiales, tanto los propios de cualquier organismo como los específicos de Inteligencia, donde se incluye el material tecnológico. En el CNI se integra el Centro Criptológico Nacional, el organismo encargado de velar por la seguridad de las comunicaciones de la Administración.
Sáenz de Santamaría defendió el cambio de adscripción del CNI a Presidencia porque la Ley Orgánica que regula desde 2002 el funcionamiento del centro ya indica que su misión es informar al presidente del Gobierno y al resto del Ejecutivo de las distintas informaciones y amenazas que detecten para España. Aunque siempre había sido así, el CNI estaba enmarcado en el organigrama del Ministerio de Defensa.
El artículo 1 de la Ley Orgánica también señala al CNI como “el organismo público responsable de facilitar al presidente del Gobierno y al Gobierno de la Nación las informaciones, análisis, estudios o propuestas que permitan prevenir y evitar cualquier peligro, amenaza o agresión contra la independencia o integridad territorial de España, los intereses nacionales y la estabilidad del Estado de derecho y sus instituciones”.
Precisamente, otro artículo de esa Ley Orgánica asigna al centro la función de “prevenir, detectar y posibilitar la neutralización” de aquellos que “pongan en riesgo, amenacen o atenten”, entre otros, contra el ordenamiento constitucional, la soberanía, la integridad del Estado y sus instituciones. El carácter secreto de las actuaciones del CNI impide conocer si ese artículo ha provocado algún tipo de intervención del servicio de Inteligencia ante la ofensiva independentista que se vive en Catalunya.
3.500 efectivos y presencia en 67 países
El Centro Nacional de Inteligencia tiene alrededor de 3.500 efectivos, de los que apenas el 30% son militares. Según explicó el propio Sanz Roldán en una conferencia en 2012 en el Centro Superior de Estudios de la Defensa (CESEDEN), el servicio de Inteligencia español destina 600 de sus integrantes a labores operativas, repartidos entre España y el extranjero. El CNI tenía ya entonces ‘antenas’ en 67 países.
Acompañan al CNI en la lucha contra el terrorismo –local o internacional– y el crimen organizado, Policía y Guardia Civil. Los gastos reservados para los tres en 2015 se congelan respecto de la anterior asignación. En este sentido, el CNI volverá a casi triplicar el dinero con el que cuenta en este concepto –19,8 millones– si se compara con el que comparten Policía y Guardia Civil –6,3 millones–.
Sanz Roldán tomó las riendas del CNI en 2009, después de que el Gobierno optara por no renovar en el cargo a su predecesor, Alberto Saiz. El general Sanz Roldán era entonces jefe del Estado Mayor de la Defensa, con José Bono de ministro. El nuevo director logró pacificar el CNI, que había vivido una época convulsa con Saiz, quien logró ponerse en contra a un sector importante del servicio de Inteligencia. Hasta los medios de comunicación llegaron informaciones sobre la presunta utilización de recursos del centro por su director para actividades privadas. También con Saiz fue expulsado de Cuba el grupo de espías españoles que trabajaba en la isla.
Una vez que resultó clave en el último tramo de la violencia de ETA, el CNI ha centrado sus esfuerzos en la amenaza yihadista, tanto fuera como dentro de España. En los últimos meses ha liderado la puesta en libertad de los españoles secuestrados en Siria. Su director tuvo que dar explicaciones en la comisión de secretos oficiales del Congreso por el espionaje de la agencia americana NSA y su posible implicación en España. Aquella intervención cerró la polémica con los grupos parlamentarios. Uno de los retos pendientes del CNI, en marcha desde el Gobierno del PSOE, es crear una estructura de Inteligencia económica que permita detectar los ataques de los mercados a la economía nacional.