Vacunas, optimismo, confianza, recuperación económica, reconstrucción... El principio del fin de la pandemia está cerca, a tenor del discurso que el presidente del Gobierno ha hilvanado en La Moncloa al término del Consejo de Ministros. Pedro Sánchez reapareció en su versión más entusiasta ante la COVID-19. La última vez que se dejó ver fue el 26 de febrero en la escalinata del complejo presidencial y para dar cuenta del resultado de un Consejo Europeo. Hoy lo ha hecho, a las puertas de una campaña electoral en Madrid, para anunciar una lluvia de vacunas con la que regar España que permitirá acelerar el ritmo de vacunación y tener inmunizados, según su cálculo “más conservador”, a 33 millones de españoles en el mes de agosto. También para trasladar que el Gobierno no tiene intención de prorrogar el vigente estado de alarma más allá del próximo 9 de mayo.
“El objetivo es que no sea necesario prorrogar el estado de alarma. Queremos que el 9 de mayo sea el punto final del estado de alarma”, afirmó para delegar en el Consejo Interterritorial, donde están representados el Ejecutivo y las comunidades, la gestión de cualquier rebrote que pudiera presentarse más allá de esa fecha.
El calendario adelantado por Pedro Sánchez prevé que en la semana del 3 de mayo haya 5 millones de compatriotas vacunados con la pauta completa y 10 en la primera semana de junio. “En total tenemos contratadas más de 87 millones de dosis entre abril y septiembre. Esto nos va a permitir asegurar que cualquier compatriota podrá ser vacunado en ese periodo”, insistió.
El presidente aprovechó para afear a la Comunidad de Madrid y a su presidenta que sondeara el pasado febrero, según adelantó el ABC, la compra de la vacuna Sputnik, con intermediarios del producto ruso, al margen de los circuitos europeos. En este sentido, pidió seriedad, lealtad y solidaridad a la inquilina de la Puerta del Sol, no sin antes recordar que el suero que pretendió Ayuso comprar está aún en evaluación por parte de las autoridades sanitarias europeas y no cuenta, por tanto, con la validación comunitaria.
Mas allá de eso, el jefe del Ejecutivo se mostró seguro de que estamos “al final de la pesadilla” y auguró que “ya queda menos, mucho menos de lo que pudimos imaginar en los momentos más duros de esta calamidad”. Aún así, pidió que no se baje la guardia y que se haga un último esfuerzo, a pesar de “la fatiga y la impaciencia” por la que entendió que atraviesan una mayoría de españoles.