Pedro Sánchez aterrizó este lunes en Oriente Próximo por segunda vez desde el estallido de la guerra en Gaza y pocas horas después de confirmarse un nuevo bombardeo atribuido a Israel en la capital de Siria, esta vez sobre la embajada de Irán en Damasco. Tras su visita a Israel, Palestina y Egipto del pasado noviembre, el presidente del Gobierno llevará esta vez a Jordania, Catar y Arabia Saudí, tres de los países más influyentes de la región, el mismo mensaje lanzado entonces frente a las puertas del paso de Rafah: la necesidad de un reconocimiento urgente del Estado palestino por el conjunto de la Comunidad Internacional que dé paso a una solución política del conflicto para la convivencia entre los dos estados.
En conversación con los periodistas durante el vuelo de este lunes, el jefe del Ejecutivo trasladó su confianza en que, tras la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que aboga por un alto el fuego inminente durante la celebración del Ramadán, en las próximas semanas se sucedan movimientos trascendentales “a nivel multilateral” que puedan dar paso a un nuevo horizonte. Y señaló abiertamente “este semestre” como el plazo temporal en que debe abordarse el reconocimiento de Palestina. A la hora en que despegaba el avión desde Madrid rumbo a Ammán, la capital jordana, aún no se tenían noticias del ataque aéreo en Siria atribuido a Israel.
El presidente recordó que su Gobierno se encuentra en condiciones de dar el paso de reconocer a Palestina siempre y cuando se cumplan dos “condiciones”: que España no se quede sola en ese camino y que éste sirva para la resolución definitiva de la guerra en Gaza.
De esta forma, Sánchez apremia a socios europeos como sus homólogos de Irlanda, Leo Varadkar, Malta, Robert Abela, y Eslovenia, Robert Golob, que también mostraron su disposición a seguir sus pasos siempre que ello “pueda suponer una contribución positiva y las circunstancias sean las correctas”, a acompañar al Ejecutivo español en una apuesta que él mismo llegó a defender personalmente ante el presidente israelí, Benjamin Netanhayu. Durante este viaje sostendrá lo mismo ante los máximos mandatarios de países como Arabia Saudí o Catar, que no reconocen al Estado de Israel.
Desde el Ejecutivo explican que el principal motivo del viaje oficial a la región es “ver qué piensan los principales países árabes sobre las posibles vías de salida” a este conflicto. “Nosotros abogamos por una conferencia de paz, el reconocimiento del Estado palestino y un acuerdo para la liberación de rehenes”, recalcan.
La agenda del presidente español incluye una visita este martes a uno de los principales campos de refugiados Jordania de la UNRWA, la organización de ayuda a los refugiados palestinos de Naciones Unidas que el Gobierno israelí pretende desmantelar. Este mismo miércoles se ha conocido que la semana pasada Israel entregó a la ONU una propuesta para acabar con la agencia y transferir su personal a otra que la sustituya y que entregará alimentos a gran escala en Gaza, según han indicado fuentes de Naciones Unidas a The Guardian.
Durante su estancia, Pedro Sánchez también tiene previstos encuentros bilaterales al máximo nivel con el rey jordano Abdalá II, con el príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salmán, y con el emir catarí, Tamim bin Hamad Al Thani. Ante todos hará hincapié, según el propio Sánchez, en “la defensa de una política exterior pacifista” frente a la “escalada verbal” de otros dirigentes internacionales, a los que el presidente no mencionó pero de los que se desmarcó respecto a cualquier postulado belicista.
Continuidad con el PNV en Euskadi, cambio con Illa en Catalunya
En esa misma conversación con los periodistas durante el vuelo a Oriente Próximo, Pedro Sánchez dibujó un escenario de estabilidad para la política española y volvió a fijar la frontera temporal de su mandato en 2027. Pese a las turbulencias que implica la maratón de elecciones en primavera, que ya ha dejado por el camino los Presupuestos Generales del Estado de este año, confía el presidente en que el período de casi dos años sin urnas que debe abrirse tras la cita de junio de las europeas debe contribuir a la normalización institucional y a hacer duradera una legislatura ahora mismo en punto muerto.
Ni siquiera cree el líder del PSOE que un cambio de gobierno en Catalunya suponga un desincentivo para las fuerzas independentistas catalanas de cara al apoyo imprescindible que le prestan en el Congreso. Aseguró el presidente ante la prensa que las previsiones electorales que maneja su partido en la carrera a la Generalitat superan incluso a las expectativas que dibujan las encuestas. Y que en base a una contundente victoria del PSC la apuesta es que Salvador Illa pueda liderar al próximo Govern catalán.
Cuestionado por si el precio político de ese éxito podría pagarlo él mismo en primera persona con partidos como Junts o ERC fuera de la mayoría parlamentaria sobre la que descansa su Ejecutivo, el presidente rechazó ese augurio. “Si ganamos y gobernamos en Catalunya se estará demostrando que la sociedad catalana valora el rumbo que hemos tomado. Y eso en sí mismo será un mensaje muy importante, de mucha fuerza para todo el mundo”, dijo en alusión a la postura que puedan adoptar en adelante los de Puigdemont y Junqueras.
Respecto a Euskadi, el presidente quiso ser escrupuloso con la postura sostenida públicamente por los socialistas vascos, que han desechado en repetidas ocasiones la hipótesis de favorecer un gobierno de EH Bildu aún en el caso de que éstos se auparan como primera fuerza política. “Tenemos una alianza estratégica con el PNV que aspiramos a reeditar”, se limitó a apuntar Sánchez al respecto.
La agenda oficial en Oriente Próximo la arrancará el presidente del Gobierno a primera hora de este martes con la visita el campo de refugiados Hussein Camp de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Medio (UNRWA), donde se entrevistará con la Comisionada General Adjunta, Nathalie Boucly, en plena ofensiva israelí sobre la institución.