Sánchez y Aragonès retomarán el diálogo clave para la legislatura más de un año después
Pedro Sánchez y Pere Aragonès retomarán en próximas fechas el diálogo que el Gobierno y la Generalitat iniciaron a principios de 2020, tras el pacto alcanzado por PSOE y ERC para la investidura, pero que quedó estancado tras la primera reunión por el estallido de la pandemia y por la negativa, posteriormente, del entonces jefe del Ejecutivo catalán, Quim Torra, a retomarlo. Aragonés ha dejado claro que quiere reunirse con Sánchez antes de que se reanude esa mesa de diálogo. En el Gobierno dan por hecho que habrá una conversación previa entre ambos mandatarios, aunque no ponen todavía una fecha.
“Deben hablar ellos dos primero”, admite un ministro consultado por elDiario.es. Es habitual que el presidente reciba en Moncloa a los jefes de los ejecutivos autonómicos cuando son elegidos o reelegidos. Así fue con Alberto Núñez Feijóo e Iñigo Urkullu tras las elecciones gallegas y vascas del pasado mes de julio, aunque en aquella ocasión las citas se retrasaron hasta finales de enero de este año. La idea es que el diálogo comience pronto, según las fuentes consultadas, aunque el Gobierno no concreta una fecha.
“Tendría toda la lógica que hubiese una reunión previa con los dos presidentes y que luego pudiésemos arrancar la mesa”, ha dicho Aragonès en una entrevista en Rac1, en la que ha explicado que recibió un mensaje de felicitación de Sánchez y se emplazaron a llamarse esta misma semana. El presidente de la Generalitat apuesta incluso por que la mesa de diálogo se retome “antes de verano”. En Moncloa tampoco se atan los manos, pero confían en que no haya ningún problema. “Lo acordaremos”, aseguran fuentes gubernamentales.
“Nosotros hemos creído en el diálogo con convicción política porque es el camino democrático idóneo siempre, pero esperamos una legislatura sobre los problemas sociales y económicos acumulados en Catalunya”, avisan también desde el Gobierno. Aragonès ha asegurado que no solo pretende hablar con Sánchez sobre el conflicto político sino también sobre los fondos europeos.
A pesar de que las dos partes se muestran son partidarias de retomar el diálogo cuanto antes, los puntos de partida son diametralmente opuestos. Aragonès pretende formalizar antes el Acuerdo por la Amnistía y la Autodeterminación con los partidos y las entidades soberanistas mientras el Gobierno se cierra en banda tanto a la amnistía como al referéndum por la independencia. La apuesta de Sánchez es la “agenda del reencuentro” que recoge 44 puntos y que Sánchez entregó a Torra en una de sus primeras reuniones. La propuesta incorpora medidas en diversos ámbitos, como evitar la “judicialización de la política”, garantizar el diálogo institucional, una reforma de la financiación autonómica, el impulso a las infraestructuras o una financiación suficiente de diversas políticas sociales y servicios de la Generalitat.
El Gobierno está dispuesto, además, a hacer gestos hacia los presos del procés y ha ido allanando el camino hacia la concesión de los indultos. Se trata de una pieza clave para ERC. En un desayuno informativo organizado por Nueva Economía Fórum, el ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, se ha pronunciado en esa dirección al plantear que esos indultos se vean con “naturalidad”, tanto si son favorables como si no los son o si son “totales o parciales”.
El diálogo con Catalunya es clave para la estabilidad de la legislatura por la dependencia que tiene el Gobierno de ERC en el Congreso. A cambio de su abstención en la investidura de Sánchez, los socialistas aceptaron que en la mesa de diálogo se pudiera hablar de cualquier cosa. “Todas las partes aportarán con libertad de contenidos sus propuestas detalladas sobre el futuro de Catalunya. Y se valorarán, debatirán y argumentarán las posiciones al respecto de cada propuesta”, reza el acuerdo, que también incluye que los acuerdos alcanzados se sometan a consulta en Catalunya: “En este espacio deberán buscarse acuerdos que cuenten con un apoyo amplio de la sociedad catalana. En este sentido, ambas partes se comprometen a impulsar la efectividad de los acuerdos que se adopten a través de los procedimientos oportunos. Las medidas en que se materialicen los acuerdos serán sometidas en su caso a validación democrática a través de consulta a la ciudadanía de Catalunya, de acuerdo con los mecanismos previstos o que puedan preverse en el marco del sistema jurídico-político”.
En las filas socialistas son, no obstante, escépticos con respecto a la resolución del conflicto político en Catalunya dado que consideran que hay una parte muy importante de la sociedad que se quiere separar de España. Lo que consideran, sin embargo, las fuentes consultadas es que la política emprendida por el Ejecutivo -que pasa, entre otras cosas, por dar la financiación que le corresponde y normalizar las relaciones- así como el diálogo en sí favorecerán una cierta desinflamación del independentismo.
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