Pedro Sánchez dice “basta”. El presidente del Gobierno se ha pronunciado por primera vez sobre las amenazas de muerte que han recibido el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, la directora general de la Guardia Civil, María Gámez, y el candidato de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, que han dado la vuelta a la campaña electoral. El líder socialista ha centrado su discurso en la extrema derecha, a la que ha acusado de “cruzar una línea” al poner en cuestión esas amenazas. “Será la última línea que cruce”, ha advertido Sánchez. “No es una anécdota, no es un caso aislado. Es algo que tenemos que parar de inmediato. No se trata de Madrid, se trata de nuestra democracia”, ha expresado parafraseando el que desde este fin de semana es el nuevo lema de la campaña de Ángel Gabilondo. “Vox representa una amenaza para la democracia, para la convivencia entre españoles”, ha rematado Sánchez, que de nuevo ha eludido el cuerpo a cuerpo con Isabel Díaz Ayuso, aunque se ha referido al PP para lamentar su “equidistancia” en la condena de las amenazas.
En un tono más didáctico que mitinero, Sánchez ha lamentado que se haya normalizado la presencia de la extrema derecha, especialmente en los medios de comunicación. “Hasta ahora hemos soportado los gritos, los insultos, el odio, las mentiras e incluso las amenazas de la ultraderecha. Lo hemos soportado tanto tiempo que hasta hemos llegado a pensar que esto es lo normal -ha dicho Sánchez, que se ha referido incluso a los ”presentadores“ de televisión que ”conversaban cordialmente“ con sus representantes-. Y nos hemos acostumbrado a aceptar la actividad de la ultraderecha como si fuera normal. Esto es doloroso. Tenemos que reconocerlo, nuestra democracia tiene un problema”.
No obstante, Sánchez ha admitido que es un conflicto al que se enfrentan otras democracias, como Francia, Alemania, Suecia o incluso Estados Unidos -ha recordado el asalto al Capitolio- y ha parafraseado a Angela Merkel: “Si esto no se frena a tiempo, nuestra sociedad no volverá a ser la sociedad libre que es hoy”.
“No es normal quitar importancia a algo tan grave como una amenaza de muerte. No es normal acusar a los amenazados como hace Vox. No es normal porque se trata de la convivencia de todos. No es normal ser equidistante y no condenar las amenazas. Nada de eso es normal y si lo damos por normal, si le quitamos la importancia que tiene el riesgo que representa, estamos consintiendo que se ponga el riesgo de la vida de las personas e incluso nuestra propia democracia y nuestra forma de vivir. Se trata, esta vez sí, de nuestras libertades”, ha afirmado Sánchez, que se ha mostrado convencido de que las amenazas recibidas “no aparecen solas” y ha señalado directamente al partido de Santiago Abascal de promover su germen: “Vienen después de muchos insultos, después de que crear el discurso del odio, cuando se dice que este es un Gobierno criminal poco menos que ilegítimo”. “Vox representa una amenaza para la democracia, para la convivencia entre españoles”, ha agregado Sánchez en un acto en el polideportivo Juan de la Cierva de Getafe.
En el segundo mitin de campaña en el que participa, el líder del PSOE ha apelado a la movilización de los socialistas a la que fían una derrota del bloque de la derecha y que ven más cerca que hace una semana por el punto de inflexión que ha marcado la actitud de Vox: “Solo hay un camino y es que el PSOE derrote al Gobierno del PP y de Vox el próximo 4 de mayo. Solo el PSOE conseguirá que Madrid siga avanzando y no dé pasos atrás en calidad democrática”. “Todos los progresistas, los que sientan los colores del PSOE, todos los demócratas estamos convocados, nos hemos levantado y nos hemos puesto en pie para decir ¡basta!”, ha exclamado Sánchez, que en ese momento ha puesto en pie a los asistentes.
“Ha llegado la hora de actuar. Nuestra respuesta va a ser serena, alegre, pero va a ser una respuesta firme. Nuestra reacción va a ser templada, pero contundente. ”Ante cada provocación van a tener una respuesta, ante cada insulto nuestro, nuestro repudio y ante su odio, la fuerza del voto, la fuerza la democracia“, ha terminado Sánchez antes de exclamar: ”¡Socialistas, progresistas, demócratas, venzamos el próximo 4 de mayo!“.
El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, ha vuelto a ser reclamo electoral del PSOE y ha vuelto a cargar contra la “equidistancia” del PP en la condena de las amenazas y ha advertido: “No daremos un paso atrás”. “Madrid es más que esas chapuzas, que la corrupción, que el odio”, ha dicho Marlaska, que ha reivindicado la labor de los acaldes socialistas y del Gobierno central.
También Gabilondo las ha situado en el epicentro de su discurso: “Queremos palabras y no balas”. “Os digo aquí estamos, somos de izquierda y no vamos a pedir perdón por ello, tenemos nuestro orgullo, somos el PSOE. Os vamos a ganar en estas elecciones y lo vamos a hacer por España, por Madrid y por la democracia”. “El fascismo necesita cómplices”, ha advertido sobre las palabras de Isabel Díaz Ayuso por decir que si la llaman fascista está en el “lado bueno de la historia”. “¡Qué barbaridad!”, ha dicho Gabilondo, que insiste en que en los comicios la disyuntiva entre democracia y fascismo. “Si lo sientes, vota socialista”, ha expresado el candidato, que ha sido interrumpido al grito de “ista, ista, Partido Socialista”.
El secretario general del PSOE, José Manuel Franco, ha aprovechado para recordar el aniversario la revolución en Portugal. “No sacaremos el ejército a la calle. Este Gobierno ha utilizado el ejército para ayudar a los ciudadanos para hacer lo que la presidenta y este Gobierno fallido de Madrid no ha hecho”, ha reivindicado. “Nuestro ejército sois vosotros y vosotras, nuestros fusiles sois vosotros, compañeros, y nuestros tanques son las urnas”, ha proseguido: “El día 4 vamos a poner la primera falla al fascismo”.
“El odio no va a silenciar la democracia”, dijo nada más empezar la directora de campaña, Mónica Carazo mientras la alcaldesa de Getafe, Sara Hernández, se erigió en la portavoz de los regidores socialistas, que se quejan del abandono del Gobierno regional, que tachó de “gobierno sectario que vende humo e impone el odio”.