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Crónica

Sánchez cortocircuita la ofensiva del PP contra la cumbre de presidentes con una lluvia de millones y vacunas

Francisco de Vitoria, Cristóbal Colón, Santa Teresa de Jesús, Unamuno… Y ahora Pedro Sánchez en compañía de los presidentes autonómicos, salvo el de Catalunya. Todos encontraron en algún momento apoyo o consejo entre los muros del convento de San Esteban en Salamanca. Así que la historia ya puede desde este julio anotar una nueva cita para los anales y otra ristra de visitantes ilustres para el complejo de los dominicos, que volvió a ser el centro del mundo. Esta vez del político.

Hasta allí se fue Felipe VI –pese a la informalidad de la cita que denunció el PP– para recibir a la España autonómica, plural, federal, multinivel. Como gusten. En realidad era la XXIV Conferencia de Presidentes –la décimo octava del mandato Sánchez–, un cónclave que acabó mucho mejor de lo previsto para la Moncloa, que consiguió desactivar el boicot que Pablo Casado había preparado con sus barones la noche anterior, amenizados por un grupo de tunantes al son de Clavelitos, y contar por primera vez con el aplauso de todos lo barones socialistas. La fórmula: una lluvia de millones y de vacunas.

España recibirá en las próximas semanas 3,4 millones de dosis de sueros adicionales a los ya previstos y las comunidades autónomas gestionarán 10.500 millones de euros de los fondos de recuperación, lo que supondrá un 55,5% de los más de 19.000 que nuestro país recibirá de la Comisión Europea en este 2021 y un 43% de los 24.197 presupuestados este año. Con estos dos anuncios y una retahíla de prometedores datos económicos, el presidente del Gobierno logró apaciguar las críticas de quienes, espoleados por el líder del PP, le acusaban de convertir la cumbre en un “fraude” y de no aplicar la cogobernanza a la que tanto apela en sus intervenciones.

La cita había sido programada, con carácter extraordinario, para afrontar la situación actual de la pandemia, para hablar del reparto de los fondos europeos para la reconstrucción del país y para hacer balance de los compromisos adquiridos ante el reto demográfico. Tres asuntos de calado que la derecha resumió en una especie de “paripé” para que Sánchez despidiera el curso con una fotografía sin contenido frente al pórtico de San Vicente. 

Entre lo que se cuenta y lo que se dice

Los barones del PP llegaron, por tanto, con el argumentario aprendido. Tanto que, pese a los anuncios de Sánchez, siguieron hablando de “reunión informal” cargada de “logística que podía haberse celebrado por videoconferencia”, según palabras del presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo. Esto en la rueda de prensa posterior al cónclave porque, salvo la madrileña Díaz Ayuso, las intervenciones que se sucedieron dentro del plenario no incluyeron reproches ni espasmos semánticos. Es lo que tiene el teatro de la política, que una cosa es lo que se cuenta que se ha dicho y otra, lo que realmente se dice.

El presidente del Gobierno desactivó las críticas sobre el nivel de vacunación no solo porque España sea de los países del mundo más avanzados en la administración de dosis, sino porque anunció una nueva y notable entrega de vacunas adicionales a las ya previstas para este mismo agosto. Lo que no evitó fue que los populares al unísono denunciaran el incumplimiento de los Estatutos de la Conferencia de Presidentes, demandasen un reparto equitativo de los fondos europeos e incluyeran alguna alusión a los supuestos privilegios de Catalunya y Euskadi. La comparación con la situación epidemiológica y económica es inopinablemente mucho mejor que hace un año, por lo que, como dice el presidente castellano-manchego Emiliano García Page, “tenemos el derecho y la obligación de estar razonablemente satisfechos”. Lo demás solo es ruido.

Fue Isabel Díaz Ayuso, según la versión de barones de todos los colores políticos, la única que mantuvo el tono agrio –además de desenfadado– durante el plenario. Y no solo para aventurar que el reparto de fondos europeos será “arbitrario” y reclamar más vacunas, sino también para exigir a Sánchez “lealtad con las comunidades fieles a la unidad de España frente a los privilegios de Catalunya y País Vasco”. Defendió también la autonomía fiscal al entender que “todas las autonomías han de ser libres para llevar dentro de su corresponsabilidad fiscal la política que consideren”. Y así se declaró “en contra de eso que llaman fiscalidad justa y que consiste en subir los impuestos a Madrid, que es capital desde hace cinco siglos porque se decidió que es la mejor”.

La jefa del Ejecutivo madrileño, que la noche anterior fue recibida en la ciudad salmantina por un nutrido grupo de entusiastas seguidores, rechazó los “supuestos agravios por capitalidad, un mantra extendido cada vez más contra Madrid, y que es algo que no se escucha en otros países como Alemania y Francia”, al mismo tiempo que censuró que se hable de “centralismo económico” porque su región es “la que más aporta y la novena en recibir”.

Pese a las reiteradas llamadas del resto a que en cumbres como la celebrada en Salamanca no cabían “tribus ideológicas”, la presidenta de Madrid criticó, en referencia a la reunión que el Gobierno celebrará el lunes con Catalunya en cumplimiento del Estatut, que haya quienes intenten “aprovechar el contexto de estas conferencias para obtener una serie de beneficios, cuando no una reunión bilateral”. Un argumento que también esbozó el andaluz Juan Manuel Moreno, quien demandó “bilateralidad” para Andalucía.

El contraste respecto a hace un año, un éxito colectivo

Más allá de las interferencias y de la “polaridad” de quienes se comportan en forma y fondo distinto según estén dentro de la reunión o en rueda de prensa, la mayoría de los presidentes ensalzó el tono y la importancia de las deliberaciones, como hizo Page, quien pidió un espíritu más constructivo para estas citas “desde la lealtad”, al tiempo que valoró el comportamiento “sensato” de casi todas las autonomías durante este año y medio. También ensalzó con prudencia que la vacunación va muy bien, apostó por enviar un mensaje de unidad y sobre las expectativas generadas en cuanto a los fondos europeos llamó la atención para que lleguen rápido a las empresas y no consoliden gastos estructurales de futuro. La posición de Page sobre el nuevo sistema de financiación autonómico, que aún no se ha empezado a negociar, coincide con la de muchos barones del PP en cuanto a “igualdad de condiciones, sea cual sea el lugar de residencia”.

Mientras que el también socialista Guillermo Fernández Vara demandó que se estudie la obligatoriedad del uso de mascarilla entre diciembre y marzo más allá de la pandemia para evitar las 15.000 muertes anuales por virus de invierno ajenos al COVID-19, el valenciano Ximo Puig, apostó por poner en marcha un plan nacional sobre la salud mental en niños, adolescentes y jóvenes. Y en materia económica, pidió mas capacidad de decisión para definir los proyectos de recuperación y “una fiscalidad justa entre territorios, sin agravios”. 

El Gobierno celebró el “clima de colaboración” de la cumbre y defendió que la recuperación y la vacunación son “éxitos colectivos” del Ejecutivo y las comunidades. La portavoz del Gobierno y ministra de Política Territorial, Isabel Rodríguez, puso en valor que el Ejecutivo “está en permanente escucha” con las regiones y que la conferencia se hubiese celebrado en un “tono muy distendido” por parte de todos los presidentes autonómicos, que han recibido “con entusiasmo” los anuncios de Sánchez de la nueva adquisición de vacunas de Pfizer y de que se transferirá el 55% de los fondos europeos a las comunidades. De hecho, la reunión “terminó con un aplauso unánime y sincero”.