“Esto parece casi más una fiesta que un Congreso”, reconocía un alto mando socialista a primera hora de la mañana al llegar a la Feria de Valencia, donde los socialistas celebran este fin de semana su 40º Congreso. No habían llegado aún las decenas de coches oficiales con los ministros y presidentes autonómicos que han protagonizado en torno a Pedro Sánchez la primera foto del cónclave. Conforme han ido llegando, se ha convertido en el comentario más repetido entre los asistentes congregados en torno a los puestos de comida rápida a amenizar la espera con una cerveza y donde esta tarde y el sábado habrá conciertos.
Ministros, presidentes autonómicos y barones han desplegado besos y abrazos en el que es el gran reencuentro de los socialistas tras año y medio de pandemia. “¡Qué diferencia respecto a hace cuatro años!”, comentaba un barón territorial. “Esto comparado con otros congresos es una fiesta”, reconocía la portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, en un corrillo con periodistas. Desde 2008 los socialistas no celebran un congreso de paz y el último fue especialmente doloroso para el partido tras la traumática abstención para permitir el Gobierno de Mariano Rajoy.
“Esta primavera de recuperación, de renacimiento, es lo que quiere vislumbrar este cónclave. Es un congreso de colores, un congreso de unidad y de mirada hacia adelante”, ha dicho, en su calidad de anfitrión, el presidente valenciano, Ximo Puig, en la presentación. Hace cuatro años ni siquiera participó como delegado en el congreso que se celebró en Madrid y en esta ocasión será, además, quien preside el cónclave.
El ambiente festivo ha amenizado la espera a Sánchez, que ha llegado al filo de las 14 horas y a quien han recibido con un aplauso. Ha saludado a los ministros y dirigentes territoriales que le esperaban para la primera foto de la cita. Se ha abrazado a Emiliano García-Page y Javier Lambán, que son los presidentes más distantes de Ferraz, pero con los que también ha iniciado una nueva etapa. “Es el congreso de la unidad y la reivindicación de la socialdemocracia”, le ha dicho en una breve conversación informal con los periodistas a su llegada. A pesar del despliegue de poder institucional, Sánchez es consciente de que tiene que reforzar el partido para encarar el ciclo electoral de 2023.
La cita del Consejo de Política Federal –que es el órgano que congrega a la dirección socialista y los barones, y a la que se han sumado los miembros del Ejecutivo– era la excusa para esa primera instantánea en la víspera de que comience formalmente el congreso. Ese órgano estará presidido a partir de ahora por el líder andaluz, Juan Espadas, que considera que la federación andaluza recupera así un peso que no ha tenido en los últimos años con Susana Díaz, que pretende asistir en esta ocasión como invitada.
El alcalde de Sevilla sustituirá en ese puesto al presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara, que mantendrá su puesto en la dirección como responsable de política autonómica. Para que se pueda incorporar, el PSOE tendrá que modificar sus estatutos, porque impiden la presencia de secretarios generales territoriales en la ejecutiva federal. Lo que tampoco se descarta por ahora es que haya algún ministro en la dirección. Se irán sabiendo nombres a lo largo del fin de semana, pero el hombre al que todos miran es Félix Bolaños, ministro de Presidencia y nuevo hombre fuerte del Ejecutivo.
La intención de Espadas es que el Consejo de Política Federal trabaje ahora para consensuar dentro del PSOE una posición fija sobre el sistema de financiación autonómica, que es una batalla que hace alianzas indistintas entre presidentes socialistas y conservadores. Será uno de los temas que saldrá las comisiones en las que se debatirá la ponencia y que servirán para actualizar el ideario socialista.
Cortocircuitar debates polémicos
Ferraz quiere evitar todo el ruido posible en esos debates. De hecho, la cúpula mantuvo una reunión el jueves con los secretarios de Organización territoriales para abordar los temas más polémicos y evitar grietas durante el fin de semana, fundamentalmente en materia de Igualdad, despoblación o financiación, según fuentes presentes en el encuentro. La intención es “plantear propuestas de acuerdo” en todos los temas posibles.
Uno de los que la cúpula tendrá que transaccionar, como es tradición en los procesos congresuales socialistas, es la enmienda que propone un debate sobre el modelo de Estado y que Ferraz cortocircuitará. “Es un debate histórico, siempre en cada congreso, pero en cada congreso, siempre, siempre, el partido sale defendiendo la Constitución que nos trajo la libertad a nuestro país”, ha advertido Adriana Lastra.
En esta ocasión, la dirección se tendrá que fajar porque hay enmiendas que reclaman una mayor transparencia a la Casa Real e incluso una comisión de investigación sobre el rey emérito. Apenas 24 horas antes de la cita, el propio Sánchez subió el tono respecto al exjefe del Estado al reconocer que tendría que dar explicaciones sobre sus escándalos. “A mi juicio sí. Sería conveniente que el rey Juan Carlos dijese, efectivamente, cuál es su opinión sobre todo estos hechos que son informaciones perturbadoras”, sentenció en una entrevista en La Sexta.
También se ha revuelto un importante sector feminista del partido, que ha dejado claro en las enmiendas el rechazo a la ley trans, así como a la autodeterminación de género –aunque hay enmiendas en la dirección contraria–. La intención de la dirección, igualmente, es “profundizar” en la posición abolicionista de la prostitución. “Abolir la prostitución no es solamente meter un artículo en una ley sino dar recursos para las víctimas de explotación sexual y la trata”, ha rematado Lastra.
La tarde ha sido un bullir de gente que iba llegado a la Feria, donde el domingo Ferraz quiere congregar a unas 8.000 personas para el mitin de cierre del presidente. Además de las cañas y copas que se tomaban en los puestos del exterior, en el interior se celebraban simultáneamente diversos actos.
Ha comenzado con la entrega de premios Manuel Marín, que han recibido la alcaldesa de París y futura candidata al Elíseo, Anne Hidalgo, que ha sido la invitada estrella de la jornada; el presidente canario, Ángel Víctor Torres; la vicepresidenta Nadia Calviño, que ha reivindicado el pasado republicano de su abuelo ante un público socialista que ve en la responsable económica del Gobierno al ala más liberal del Ejecutivo; y al presidente aragonés, Javier Lambán, al que inicialmente Ferraz se había dejado fuera de la escaleta y le recompensaron con el premio y una entrevista el sábado por la mañana.
Posteriormente ha habido tres mesas redondas sobre Transformación Digital, Transición Ecológica y Feminismo protagonizadas por ministros y dirigentes socialistas. En paralelo ha habido charlas, como la del presidente valenciano Ximo Puig, o la de Bolaños. El propio Sánchez ha aprovechado una conversación con la directora comunicación del partido Maritcha Ruiz Mateos, para reivindicar el legado socialista. Ha advertido de que “la sociedad los asume como propios, como conquistas irrenunciables que ningún gobierno de otro signo podrá hacer retroceder”.
“Estamos viendo una ola roja, una marea socialdemócrata en toda Europa”, ha afirmado Sánchez, que ha ido a Valencia con dos objetivos: uno hacer una demostración de fuerza y unidad del partido y otro sacar pecho del éxito de la socialdemocracia tras las victorias en Alemania o Noruega. El congreso de los socialistas pretende ser el pistoletazo de salida a una nueva etapa que tendrá que encarar el ciclo electoral en 2023 con una parada antes en Andalucía, que es un bastión que inquieta al PSOE.