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PSOE y Unidas Podemos evitan poner fecha a la investidura tras hacerse oficial el encargo del rey

Un mes después de la reunión en la que Pedro Sánchez y Pablo Iglesias acordaron el primer gobierno de coalición desde la restauración democrática, la investidura del secretario general del PSOE sigue sin fecha. Ni PSOE ni Unidas Podemos quieren poner un día en rojo en el calendario a la espera de las negociaciones para lograr la necesaria abstención de ERC. Las conversaciones avanzan, pero no se terminan de concretar. Tanto en las filas socialistas como en las de Unidas Podemos mantienen que hay opciones de que el acuerdo se cierre en diciembre, pero los principales dirigentes ya se resignan a que pueda posponerse a enero. Los socialistas consideran que los republicanos catalanes han echado el freno al menos hasta el 19 de diciembre, según constataron en la reunión de los equipos negociadores de este martes.

En los últimos contactos con los negociadores de ERC, el PSOE dio por perdido su plan de celebrar la investidura la próxima semana al entender que los republicanos catalanes echaban el freno. Ahora Sánchez gana esa semana de tiempo con una nueva ronda de contactos con los partidos y presidentes autonómicos. Esta vez se reunirá con Pablo Casado e Inés Arrimadas, a los que hasta ahora ha ignorado, aunque por el momento los socialistas ven imposible que faciliten la gobernabilidad.

En el caso de los contactos con los jefes de los Ejecutivos autonómicos, va implícito un gesto a los interlocutores independentistas al ser una fórmula que incluye una llamada a Quim Torra que el presidente en funciones le ha denegado desde la campaña electoral. ERC le ha reclamado que reconozca a Torra como interlocutor de la Generalitat.

Pero, más allá de la ronda de la próxima semana, Sánchez no ha querido desvelar sus planes. “Lo primero es el qué y lo segundo, el cuándo”, ha sido su respuesta a la pregunta de cuál es el límite temporal para la celebración de la investidura. El Gobierno ha dejado claro que su intención es que sea “cuanto antes”, pero que Sánchez no se someterá a una votación fallida en el Congreso.

El líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, también compareció ante los medios este miércoles después de su audiencia con el jefe del Estado. “Nos gustaría que la investidura fuera pronto”, dijo. “Ojalá antes de final de año”, añadió. Para zanjar: “Pero lo importante es que la haya”. Tras defender la negociación entre el PSOE y ERC, de quienes dijo que se “estaban esforzando” en alcanzar un acuerdo, el secretario general de Podemos reconocía que el calendario corre en su contra para que Sánchez logre los apoyos necesarios: “No podemos decidir los tiempos”.

En Unidas Podemos han pasado así de negar cualquier escenario que no fuera que el pleno de investidura se celebrara este mes de diciembre a resignarse a que esta pueda posponerse a enero de 2020. Los socialistas ya lo habían hecho al abrir la puerta a un retraso en el plan inicial –que era la semana que viene– y, aunque no descartan que pueda salir a final de año, creen que es complicado.

PSOE y Unidas Podemos se muestran convencidos, no obstante, de que la investidura saldrá adelante. Aunque este miércoles Sánchez se limitó a decir que “espera” que no haya otros comicios el próximo año, el día de la Constitución se mostró tajante en una conversación informal con periodistas. “No habrá terceras elecciones”, sentenció en esa charla en la que también reconoció que la estructura del futuro Ejecutivo está prácticamente cerrada. Los departamentos que dirigirá cada formación de manera individual están ya repartidos.

La pretensión de ambas partes, que atraviesan semanas de fairplay absoluto, es no darlos a conocer hasta que la investidura sea una realidad. Algunos ministros socialistas admiten desconocer si seguirán formando parte del Gabinete en la legislatura que ya ha comenzado y si, en su caso, lo harán con las mismas competencias. En Unidas Podemos también se mantiene un manto de silencio sobre las negociaciones. En principio, la vicepresidencia de Pablo Iglesias irá acompañada de tres ministerios (Trabajo, Igualdad y Universidades), pero la estructura definitiva no se conocerá hasta que se oficialice el Gobierno. Y nadie cierra la puerta a que el número de carteras que cae en cada partido pueda modificarse.

Tras cerrar el organigrama, las dos formaciones perfilan el acuerdo programático, unas negociaciones que en este caso pilotan María Jesús Montero y Pablo Echenique. El PSOE y Unidas Podemos quieren finiquitarlo cuanto antes y presentarlo antes de la investidura para que el resto de formaciones que tienen que avalarla se pronuncien, especialmente los partidos pequeños, que lo habían puesto como condición. Por ahora, la mayoría se han reservado el 'sí' rotundo –a excepción de PRC–, pero los socialistas dan por hecho que lograrán el apoyo afirmativo de los necesarios para tener más síes que noes en la segunda votación.

De lo que todos los partidos están pendientes es de la posición que mantenga finalmente ERC, cuya abstención es fundamental para que la investidura de Sánchez y el posterior Gobierno de coalición eche a andar. Los socialistas han sido en todo momento optimistas respecto a la marcha de esas conversaciones, que han encallado en la fórmula de encauzar el futuro diálogo entre gobiernos. No obstante, en el PSOE confían en que pueda desbloquearse después del 19 de diciembre, cuando el Tribunal Superior de la UE se pronuncie sobre la inmunidad de Oriol Junqueras.

A pesar de que la negociación se ha ralentizado más de lo que a Sánchez le hubiera gustado consciente de las complicaciones internas, de calendario y de competencia con JxCat de ERC, los socialistas admiten que la delegación encabezada por Gabriel Rufián les ha trasladado en privado su voluntad de facilitar la investidura. Durante el pleno en el Parlament, el portavoz republicano, Sergi Sabrià, defendió la negociación con el PSOE: “Tenemos la oportunidad histórica de sentar a Catalunya y al Estado en una mesa de negociación –expresó en su rifirrafe con Quim Torra–. Hagámoslo posible, démonos una oportunidad”.