Es la primera vez que el PSOE y ERC dan cuenta de una conversación formal entre el presidente del Gobierno en funciones y el líder de ERC, indultado por el Gobierno la pasada legislatura tras más de tres años en la cárcel. Según han confirmado ambas formaciones, Pedro Sánchez y Oriol Junqueras han hablado por teléfono este miércoles durante 38 minutos en el marco de la ronda de contactos que lleva a cabo el candidato a la investidura para su reelección en el Congreso.
En una nota distribuida por Ferraz se explica que, durante esa conversación, el líder del PSOE ha agradecido a Junqueras el apoyo de su partido durante la pasada legislatura y ha subrayado los “importantes avances políticos y sociales que se llevaron a cabo en ese tiempo”, según indican fuentes socialistas.
Antes de reunirse con el portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, Pedro Sánchez ha trasladado al líder republicano “su proyecto para los próximos cuatro años y la necesidad de alcanzar un acuerdo de avances y estabilidad para este período”.
Junqueras, por su parte, se ha referido durante esa conversación “a la necesidad de avanzar en la negociación de las principales demandas que han puesto encima de la mesa los republicanos de cara a una eventual investidura”, además de coincidir con el líder del PSOE en los avances conseguidos durante los últimos años tras la negociación protagonizada por los republicanos en la última legislatura. “El presidente de los republicanos ha valorado la importancia de los avances en clave política, social y antirrepresiva fruto de los últimos años de negociación política entre ambas formaciones”, expone un comunicado de ERC en referencia a los indultos.
“Lo anormal era que no hablaran. Que el líder del PSOE y presidente del Gobierno hable con el líder de la formación política que gobierna Catalunya es lo normal. Así que hoy es un buen día”, ha valorado en rueda de prensa el portavoz parlamentario de los republicanos, Gabriel Rufián, tras participar en la reunión con Pedro Sánchez en la que también ha estado presente el ministro de la Presidencia y negociador del PSOE con ERC, Félix Bolaños.
Rufián ha expuesto las demandas que su formación política ha planteado a los socialistas de cara a la investidura de Pedro Sánchez, y que básicamente tienen que ver con la ley de amnistía, con la gestión de los trenes de cercanías en Catalunya y con un referéndum que, a pesar de ser línea roja para el PSOE, ha advertido como no muy lejano. “Todos sabemos cómo es el PSOE. Hasta hace poco hablar de la amnistía era una quimera. Es bastante probable que de aquí a un tiempo hablar de un referéndum deje de ser una quimera”.
ERC prefiere, por el momento, descartar que lo que se esté negociando sea un acuerdo para toda la legislatura que incluya la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado que sustentan los mandatos. “Los votos de ERC se sudan. Estamos negociando la investidura y preferimos ir semana a semana”, ha dicho Rufián.
El portavoz de los republicanos ha vuelto a mandar varios dardos a los también independentistas catalanes de Junts para reivindicar el trabajo hecho por su formación política durante la anterior legislatura de Pedro Sánchez, en la que los votos de Junts no eran necesarios para la mayoría parlamentaria sobre la que se sustentaba el Gobierno y los de Puigdemont prefirieron mantenerse al margen de cualquier interlocución.
“A ERC no le pilla de nuevas nada de lo que está pasando. Hace cuatro años conseguimos cosas que parecían impensables a cambio de una abstención y mucha gente nos demonizó, sobre todo en Catalunya. Esas cosas ahora parece que molan y que ya no se reparten carnés de buenos y malos catalanes”, ha expuesto.
Tras Gabriel Rufián ha comparecido ante la prensa el portavoz parlamentario del PSOE, Patxi López, que ha evitado dar detalles sobre las negociaciones con los grupos parlamentarios ni sobre la ley de amnistía, así como tampoco sobre la posible fecha de un pleno de investidura que aún está por fijar. Sí ha insistido el portavoz socialista que, en cualquier caso, lo que negocia su partido es un acuerdo “de investidura” que dé estabilidad a cuatro años de Gobierno progresista.