“Por supuesto”. La respuesta ha sido escueta, pero clara: Pedro Sánchez respalda a la ministra de Defensa, Margarita Robles, en plena crisis por el espionaje a decenas de personas vinculadas al independentismo. El presidente del Gobierno no se plantea destituir a la responsable política del CNI, a la que los aliados de la coalición, entre ellos el socio minoritario, han colocado en la diana después de que justificara el espionaje al independentismo catalán en el momento más crítico para el Gobierno con sus socios.
Aunque las palabras de Robles sí generaron cierto malestar en las filas socialistas ya que se produjeron en medio de la crisis con ERC y cuando el Gobierno se tenía que remangar para intentar conseguir los votos suficientes para que el plan anticrisis saliera adelante, el ala socialista del Gobierno cierra filas en torno a ella. “Está desarrollado su trabajo de manera impecable intentando no vulnerar en este momento los secretos que la ley le obliga a tener que reservar y dirigiéndose a los órganos que tienen que desarrollar esa investigación”, había dicho previamente la ministra de Hacienda, María Jesús Montero.
Montero también ha minimizado las palabras de la ministra de Defensa y ha apuntado que “trasladó la realidad de lo que ella hasta el momento puede contar”. “Todas las actuaciones que haya podido protagonizar el CNI u otros organismos se han hecho al amparo de la ley”, ha sentenciado la socialista después de que Robles justificara el espionaje en momentos como la declaración de independencia en 2017 o los desórdenes públicos en Catalunya tras la sentencia del procés promovidos por Tsunami Democrátic.
Robles, que no estaba presente este jueves por encontrarse de viaje oficial en Letonia, caldeó los ánimos durante la sesión de control al Gobierno el miércoles al justificar el espionaje. “¿Qué tiene que hacer un Estado, qué tiene que hacer un Gobierno cuando alguien vulnera la Constitución, cuando alguien declara la independencia, cuando alguien corta las vías públicas, realiza desórdenes públicos, cuando alguien está teniendo relaciones con dirigentes políticos de un país que está invadiendo Ucrania, o cuando se 'hackean' organismos como el SEPE o teléfonos de ministros?”, se preguntó. Sus palabras cayeron como un jarro de agua fría en ERC, que rápidamente pidió su dimisión. Unidas Podemos acusó a la titular de Defensa de “boicotear” la mayoría de la investidura.
Moncloa evitaba pronunciarse al respecto el miércoles por la tarde, cuando los teléfonos bullían por la negociación de última hora para salvar el decreto. Hoy, con los ánimos más calmados tras recibir la confirmación del voto a favor de EH Bildu con el que lograban los apoyos suficientes, varios miembros del Gobierno han salido en defensa de Robles.
Pero cuando verdaderamente han respirado aliviados en las bancadas del Gobierno ha sido cuando han escuchado a Meritxell Batet confirmar que el decreto del plan de choque frente a los efectos de la guerra lograba los votos previstos. Sin fallos. Aunque logrados en el último minuto. El presidente, que canceló un viaje a Polonia y Moldavia ante la situación crítica, ha salido del hemiciclo y se ha dirigido a los periodistas, algo que no es nada habitual: “Tenemos una noticia muy positiva, francamente tranquilizadora. Lo que ha prevalecido es el interés general de los ciudadanos frente a la politiquería que de quienes anteponen a sus intereses partidistas al interés general. Me gustaría hacer una reivindicación de la política sana y es pensar en el bien común, en el interés general, en las demandas de los ciudadanos frente a la política malsana que apuesta todo al cuanto peor, mejor”.
“Estamos en un momento trascendental para Europa, no estamos para anteponer intereses partidistas, que pueden ser legítimos en otros contextos”, ha expresado Sánchez a la pregunta de si le hubiera gustado contar con el PP. El mensaje iba a Alberto Núñez Feijóo, pero en el Gobierno también miran a ERC, que ha votado en contra del decreto ley por la crisis del espionaje.
“Ayer vimos cómo Rusia cortaba el gas a Polonia y Bulgaria y eso tiene una serie de implicaciones políticas y económicas que están teniendo un impacto evidente en el precio de la luz y el coste de la vida. En este contexto, tenemos que dimensionar dónde están los debates, si estamos a favor de los intereses de la gente o si por el contrario estamos de espaldas a la calle”, ha afirmado Sánchez, que ha insistido en reivindicar “la política sana frente a la política malsana del cuanto peor mejor”. El presidente ha asegurado que “el problema no es que el Gobierno ”hubiera perdido una votación parlamentaria, que la puede perder“ sino que medidas como la rebaja de los impuestos de la electricidad, las ayudas directas al sector primario o la subida del Ingreso hubieran fracasado.