La secretaria general Iberoamericana, Rebeca Grynspan, no duda de que el futuro rey de España, Felipe VI, que será proclamado la próxima semana, estará “tan involucrado como su padre”, Juan Carlos I, en la construcción del espacio iberoamericano.
“No tengo duda de que estará tan involucrado como su padre en la construcción del espacio iberoamericano”, afirmó Grynspan en una entrevista con Efe con motivo de su asistencia, como observadora, a la Cumbre del Grupo de los 77 (G77 y China) celebrada este fin de semana en la ciudad boliviana de Santa Cruz.
Para la secretaria Iberoamericana, el futuro rey Felipe VI “tiene la preparación, el carácter, el liderazgo y el conocimiento de la región que se requiere, y la sensibilidad sobre una región que es diversa, que es plural, donde hay distintos sistemas económicos, sociales y políticos”.
Subrayó que desde 1996 y como heredero de la Corona española, Felipe de Borbón ha asistido desde 1996 a todas las tomas de posesión presidenciales en Latinoamérica.
Por ello, “conoce a los actores” y entiende a una región con la que “ha estado involucrado los últimos veinte años”, afirmó Grynspan.
Como anécdota, la responsable de la Secretaría General Iberoamericana (Segib) recordó que el primer viaje oficial del futuro monarca a un país latinoamericano al margen de las tomas de posesión fue a México en 2004, y que será ese país el que acoja la primera Cumbre Iberoamericana a la que confía en que asista Felipe VI, esta vez ya como rey.
Será el próximo mes de diciembre en la localidad mexicana de Veracruz donde tenga lugar la 24 Cumbre Iberoamericana de jefes de Estado y de Gobierno, que será la última de carácter anual, después de que se acordara convertir esta cita en bienal.
Así, la siguiente tras la de Veracruz se celebrará ya en 2016.
Tres meses después de asumir la Segib, cargo en el que reemplaza a Enrique Iglesias, Rebeca Grynspan se mostró convencida de que su mandato pasa por la renovación de estas reuniones, consideradas el principal foro de mandatarios iberoamericanos.
La Cumbre Iberoamericana, sostuvo la alta funcionaria, debe cambiar porque Latinoamérica es “muy distinta” a cómo era en 1991, cuando comenzaron a celebrarse estos encuentros, y porque en las últimas dos décadas han surgido nuevos instrumentos de integración regional.
“Era una región que venía saliendo apenas de la década perdida de Latinoamérica. Hoy en día tenemos una región de mucho mayor progreso, mucha mayor estabilidad macroeconómica, de mucha menor pobreza, que ha logrado combatir la desigualdad e innovar en políticas sociales”, argumentó Grynspan.
Por esos motivos, añadió, la región demanda hoy “una mayor horizontalidad” en la relación entre sus países y los de la península ibérica.
Pero, además, estos años han sido testigos de la creación de nuevos organismos de integración regional que no existían cuando en 1991 la Cumbre Iberoamericana era la única instancia que reunía a todos los mandatarios de Latinoamérica, España y Portugal.
“Hoy tenemos Unasur (Unión de Naciones Suramericanas), la Celac (Comunidad de Estados de Latinoamérica y el Caribe), y por lo tanto tenemos que adaptarnos a un mapa de complementariedad con otras organizaciones”, insistió.
Para Grynspan, esas dos razones son “algo que celebrar” por cuanto suponen avances significativos para la región.
Consideró que los ámbitos iberoamericanos en los que las cumbres pueden concentrar su esfuerzo son “el espacio cultural, el conocimiento y la educación”, así como el relanzamiento del espacio empresarial común.
La cultura es “un espacio natural de la Cumbre Iberoamericana” y además es un campo en el que no trabajan los demás organismos regionales “y que a mí me parece de enorme importancia: una columna vertebral de articulación de las culturas y las lenguas de la región”, subrayó.
Junto a la cultura, el campo del conocimiento y la educación, amparados por el idioma común, son para la secretaria general Iberoamericana otro de los puntales sobre los que las cumbres deben apoyar su trabajo.
Y, por último, “rescatar todo el campo empresarial” iberoamericano, potenciando un dinamismo ya existente y un tejido construido cuya fuerza pudo verse en la última Cumbre, en Panamá, donde se dieron cita 300 empresarios de la región.