El Senado saca adelante el último trámite para eliminar el voto rogado con el consenso de todos los grupos

Alberto Ortiz

21 de septiembre de 2022 12:24 h

0

España ha terminado con el tortuoso sistema vigente hasta ahora para votar desde el extranjero. El Senado ha aprobado por unanimidad y de forma definitiva este miércoles la reforma que elimina el sistema de voto rogado que regía hasta ahora para los españoles residentes en el extranjero y que había hundido la participación exterior. Todos los grupos han votado a favor a la reforma de la ley electoral, impulsada por los grupos del Gobierno, que facilitará que los electores puedan votar en urna en las embajadas y consulados, además de por correo, y que permitirá que las papeletas lleguen a tiempo para su escrutinio en España.

La reforma provenía de una proposición de ley presentada en febrero de 2021 por PSOE y Unidas Podemos, que sin embargo estuvo congelada por sucesivas prórrogas hasta el pasado mes de abril. Un mes después, el 25 de mayo de este año, el Congreso aprobó con el apoyo de todos los grupos menos el BNG, que se abstuvo, aprobar la reforma y enviarla al Senado.

El nuevo sistema contempla como gran novedad la eliminación del ruego del voto. Esto es, todas las personas que estén registradas en el censo de votantes residentes en el exterior recibirán de oficio las papeletas y la documentación necesaria para votar al tiempo que se habilitará la opción de descargar las papeletas por internet. Por otro lado, se amplían los plazos para depositar el voto en los centros de votación y quienes no puedan acudir de forma presencial a los centros podrán seguir enviando por correo postal sus votos. 

“El voto rogado fue una obligación impuesta. Muchos la han vivido como un castigo, un calvario costoso y frustrante. La reforma de 2011 fue un error, sin excusa, un procedimiento calamitoso, un desaguisado que reconocemos”, ha defendido Antonio Magdaleno Alegría, el senador socialista que ha defendido en la tribuna la propuesta del Gobierno. “Esta reforma quiere facilitar el ejercicio efectivo del voto, ponérselo fácil a nuestros compatriotas, para que no se quede un solo voto sin recortar”, ha añadido.

Magdaleno ha aprovechado el debate para reprochar al líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, que no haya asistido al Pleno en el que se ha debatido esta reforma, de especial importante para Galicia, que cuenta con la diáspora más grande de todas las comunidades españolas. El PP ha votado a favor, como ya hizo en el Congreso. La portavoz del Grupo Popular Salomé Pradas ha considerado que los legisladores estaban “en deuda” con millones de electores en el extranjero. “Es de justicia poner en valor el trabajo realizado por los diputados en el Congreso, acercando posturas”, ha reconocido la senadora, que ha puesto en valor un texto que hará también justicia con esos votantes en el exterior.

La reforma ha salido adelante con el apoyo de todos los grupos del Senado, aunque Junts y ERC habían presentado sendos paquetes de enmiendas con algunas peticiones, según han manifestado, recogidas en el diálogo con las asociaciones como Marea Granate, que representa a este colectivo.

Junts, por ejemplo, ha presentado hasta 17 enmiendas al considerar que la reforma “podría haber ido mucho más allá”, con peticiones para que se pudiera enviar la documentación electoral también de forma telemática o incluso para que se establezca el sistema de voto electrónico. El portavoz de Esquerra, Josep María Reniu, ha defendido por su parte las enmiendas de su grupo para incluir por ejemplo una ampliación de los plazos del escrutinio general, con el fin de que no se quede sin contar ningún voto del exterior por problemas en los envíos desde los diferentes consulados.

No obstante, ambos grupos han puntualizado que esas enmiendas, que han salido rechazadas finalmente, no comprometían su voto a favor por el proyecto general, que han considerado “extremadamente positivo” y que recupera, ha dicho Reniu, “un error garrafal que se cometió hace once años”.

Todos los grupos restantes han coincidido en señalar la pertinencia de una reforma como esta, que supone una “mejora de la democracia”, el fin de un “procedimiento ineficaz o injusto” o la eliminación de lo que ha significado “una auténtica carrera de obstáculos para los votantes.

Una abrupta caída de la participación

El sistema de voto rogado, implantado en 2011 tras un acuerdo entre PSOE y PP, ha hundido la participación media en el exterior en las elecciones generales, que se ha situado en estos años entre el 4,73 y el 6,8%, frente al 31,88% que se registró, por ejemplo, en los comicios que revalidaron el mandato de José Luis Rodríguez Zapatero, en 2008. 

Ese 2008 votó un 31,88% de los españoles que residían en el extranjero. El porcentaje pasó al 4,95% cuatro años después. El CERA había crecido en 2015 hasta 1.864.604 personas (antes de la crisis eran 1.194.350). Sin embargo, los votos emitidos desde el extranjero pasaron de los 378.865 antes de la reforma hasta los 72.967 de las elecciones europeas de 2014. Hoy el censo de residentes-ausentes lo integran más de 2,27 millones de personas. 

La creciente protesta de los colectivos de migrantes en el exterior empezó a reflejarse desde hace un tiempo en los programas electorales de los partidos, incluso de aquellos, como el PSOE, que impulsaron la reforma de 2011. Pero no ha sido hasta hace unas semanas cuando el Congreso se ha puesto de acuerdo para una reforma que devuelve la legislación a una casilla parecida a la de 2009.

Siete reformas en 46 años

Con el visto bueno del Senado, esta reforma es la séptima que habrá sufrido el voto exterior desde 1976, todo un récord. España pasó de una gran apertura inicial para el referéndum sobre la Ley para la reforma política de Adolfo Suárez a un periodo mucho más restrictivo justo después. El momento de mayor flexibilización se vivió en la década de los 90, con la inscripción de oficio en el censo de electores en el extranjero. Fueron los años de los viajes de Manuel Fraga como presidente de la Xunta de Galicia a Buenos Aires y Montevideo.

Esas maniobras y las denuncias de que con ese sistema se abría la puerta al fraude sirvieron como argumento para los principales partidos para limitar de nuevo el voto en 2011, a pesar de que desde colectivos como Marea Granate se han esforzado en desmentir noticias como las relacionadas con el voto de personas que habían fallecido. El espíritu del acuerdo entre PP y PSOE, que también apoyo con el voto de PNV y la extinta CiU, tuvo más que ver seguramente con las dudas que ambos partidos tenían entonces sobre si el voto en el extranjero les podía beneficiar o no en las elecciones que se iban a celebrar al poco tiempo.

La caída de los niveles de participación a niveles ínfimos ha llevado a todas las fuerzas políticas a un acuerdo que permitirá por fin simplificar el voto de las personas que viven en el extranjero. Ya no habrá que viajar al consulado para solicitar las papeletas, esperar a que lleguen por correo en los plazos pertinentes y a partir de ahí volver a viajar al consulado para depositar el voto o bien volver a enviarlo por correo en caso de vivir lejos de la legación.