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El show ultra de Desokupa da el salto: del trampolín de la televisión a formar policías sin aval de Interior

Daniel Esteve y el comunicado de Desokupa sobre el acuerdo alcanzado con el SUP

Alberto Pozas

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El producto ultra que desde hace casi una década comercializa Desokupa ha llegado a la Policía Nacional. El Sindicato Unificado de Policía (SUP), mayoritario en el cuerpo, ha anunciado un acuerdo con la empresa de Daniel Esteve para formar a sus miles de afiliados en “defensa personal”. La pelea entre sindicatos policiales y el auge del discurso ultra sobre seguridad se convierten en un nuevo trampolín para Desokupa después de varios años usando la televisión y las redes sociales para promocionar un negocio que, precisamente, suplanta a policías y jueces en la gestión de desahucios con un líder claramente alineado con la extrema derecha.

El acuerdo entre la empresa y el sindicato fue anunciado ayer por ambas partes con un vídeo en el que Daniel Esteve, fundador de la compañía, entrega una camiseta del 'Club Desokupa' a Mónica Gracia, secretaria general del sindicato. “Tenemos un problema en las calles, una violencia desmedida, la autoridad se ha perdido”, lamenta Gracia después de que Esteve anuncie que serán cursos “de hasta 500 policías a la vez con 18 formadores”.

Por el momento ni el sindicato ni la empresa han especificado en qué consistirá el curso, aunque los últimos movimientos de Desokupa permiten hacerse a la idea. Exprimido hasta la saciedad el negocio de la desocupación de inmuebles, la empresa de Esteve ha puesto en marcha el 'Club Desokupa' con un objetivo: dar clases de defensa personal a los ciudadanos. En uno de sus vídeos promocionales, el instructor propinaba más de una decena de puñaladas en el cráneo a Daniel Esteve mientras una tercera persona les lanzaba tierra a la cara con un pie.

El Ministerio del Interior y la Policía Nacional fueron los primeros en explicar, pocas horas después del anuncio del acuerdo, que cualquier curso impartido o facilitado por el SUP en ese sentido no sería “baremable” ni “homologable”: los agentes que lo cursen no podrán hacerlo valer, por ejemplo, para sumar puntos para un ascenso. “La formación impartida en el marco de ese acuerdo no es homologable ni baremable y no cuenta con ningún respaldo por parte de la Dirección General de la Policía”, explicó el domingo la Policía Nacional. Nada fuera de la Escuela de Ávila, el Centro de Actualización y el Centro de Altos Estudios Policiales es válido a esos efectos.

La premisa de Desokupa en los últimos meses ha sido clara: enseñar a la población civil a defenderse, por ejemplo, de un ataque con un cuchillo. Todo bajo el paraguas del discurso sobre delincuencia que la extrema derecha desarrolla desde hace años, sobre cómo la inseguridad en las calles implica que los ciudadanos deben practicar la autodefensa, usando incluso armas de fuego como en el caso de Pepe Lomas, convertido en un mito de grupos neonazis. También que los jóvenes deben recibir entrenamiento castrense.

Esa narrativa militar de la extrema derecha se abre ahora paso, según afirman el SUP y Desokupa, a “30.000 policías” –los afiliados del sindicato– que podrán optar a esa formación de manos de otros agentes en activo. Pocas horas después del triunfal anuncio a través de la red social X, tanto el sindicato como la empresa tuvieron que puntualizar que estos cursos no están relacionados con las prácticas que despliega la empresa cuando 'desokupa' inmuebles: “No queremos manchar la imagen de la Policía ni que se piense que son policías formados por matones”, ha declarado a EFE un portavoz del sindicato.

“La mierda de la televisión”

Daniel Esteve también ha publicado un vídeo para explicar que esta formación va enfocada a la defensa personal y no a los desahucios, mencionando al principio de su intervención a “la mierda de la televisión”. Un medio de comunicación al que Desokupa debe buena parte de su capacidad actual de difusión, después de haber convertido en un contenido habitual de las mañanas televisivas las retransmisiones en directo de sus 'desokupaciones'. Con ejemplos cuidadosamente elegidos de historias que, a veces, no son lo que parecen, Desokupa y otras empresas del sector han emitido su publicidad gratuita durante años en las principales cadenas de televisión del país.

El bombardeo de contenido relacionado con Desokupa, con unas redes sociales propias con gran capacidad de difusión, ha coincidido y crecido en paralelo al protagonismo político de la ocupación de inmuebles, así como con la presencia del negocio de la seguridad y las alarmas para prevenir estas usurpaciones. Un nivel de alarma social que no se corresponde con los datos reales de ocupaciones ilegales y que ha llevado, incluso, a su contratación en ayuntamientos como Premià de Dalt o Collado Villalba. En el municipio madrileño de Alcorcón, Vox llegó a presentar la contratación de Desokupa como una promesa electoral.

El mensaje y el negocio de Desokupa supone una prolongación monetizada de un discurso de extrema derecha que esta empresa extiende, sobre todo, a la inseguridad ciudadana vinculada a la migración. Todo en paralelo a una acción política en la que Esteve ha colgado lonas en las calles pidiendo sacar a Pedro Sánchez de la Moncloa o haciendo campaña contra Ada Colau en Barcelona.

En los últimos meses, Desokupa y su líder se han significado en un escenario de protestas que genera desconfianza en el mundo policial de cara a que el sindicato mayoritario firme un acuerdo con la empresa: las manifestaciones de la calle Ferraz del pasado mes de noviembre. Concentraciones en las que el propio Esteve, acompañado de Luis 'Alvise' Pérez, movieron a miles de personas por el centro de Madrid en contra de las órdenes policiales.

“Nos sobran porteros buscando negocio”

El negocio principal de Desokupa es intervenir para conseguir expulsar al inquilino sin tener que pasar por los largos procesos judiciales que desembocan en un lanzamiento, a veces en casos de impagos y en otras ocasiones solo porque el casero quiere quitarse de encima a su inquilino. La imagen ha sido retransmitida por televisión en decenas de ocasiones: hombres musculados que acuden a una casa y bordean por todos los lados el Código Penal para conseguir la expulsión de quien está dentro. En casos de otras empresas, como Bastión Desokupación, los gritos y amenazas han acabado en condena.

Varios sindicatos policiales han cuestionado que esta empresa pueda asumir la formación de sus afiliados en materia de “defensa personal”, a la espera de saber si ese término se corresponde con el concepto de “fuerza mínima e indispensable” que suelen tener en cuenta los jueces a la hora de valorar la actuación de un policía.

“Tenemos instructores profesionales y cualificados y nos sobran ‘porteros’ buscando negocio”, afirmaba la Confederación Española de Policía (CEP). César Alvarado, delegado del SUP, ha defendido que esos cursos sí serán “baremables” pero ha verbalizado otra crítica: “Es colaborar con alguien que no ha pedido perdón”, explica en un vídeo. Perdón por dejar “a los pies de los caballos” a los antidisturbios en Ferraz, los mismos a los que ahora aspira a formar en su Club Desokupa.

El Sindicato Unificado de Policía es una de las agrupaciones profesionales con más solera en la Policía Nacional. Y en el último lustro se ha encontrado con una situación inédita: la irrupción de otro sindicato, mucho más radical, llamado Jupol que llegó a ganar las elecciones con mayoría absoluta en 2019 y que en los últimos comicios de 2023 consiguió unos resultados muy similares.

Este ha sido uno de los sindicatos que se ha mostrado en contra del acuerdo formativo entre el SUP y la empresa de Daniel Esteve. En un comunicado, Jupol afirma que el acuerdo entre SUP y Desokupa supone un “grave perjuicio” para la institución policial ya que los agentes recibirán una “formación no homologada y no baremable”.

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