La última vez que Albert Rivera (Barcelona, 1979) recibió a eldiario.es fue en el último suspiro de la campaña del 20D. Por aquel entonces, el presidente de Ciudadanos estaba en condiciones de disputar las elecciones, de acuerdo con las encuestas. Aquella entrevista se desarrolló en el hotel Eurobuilding, sus cuarteles generales durante la primera campaña a la que aspiró a ser presidente del Gobierno.
Dos años y medio después, Rivera recibe a eldiario.es no en un hotel, sino en su despacho de la cuarta planta de la sede central de su partido y con la mayoría de las encuestas situando a Ciudadanos como el partido preferido de los españoles. Desde sus ventanales se divisa la plaza de toros de las Ventas y sus paredes retratan el tipo de partido que quiere proyectar hacia afuera: un cuadro de Amnistía Internacional ilustrado por Juan Genovés –el pintor de El Abrazo–; un póster de JFK; un cartel que funde la imagen gráfica de Ciudadanos con la de En Marche! –el movimiento de Emmanuel Macron–; una medalla del Sindicato Unificado de Policías; y una lata de Coca-Cola con su nombre, entre otros recuerdos y elementos decorativos.
Rivera se encuentra sentado en una mesa redonda blanca, tomando un café, y se suelta a conversar sobre los asuntos del día –el pasado viernes–. A esa hora, el candidato Jordi Turull –cuyo primer intento de ser investido President resultó el jueves fallido al abstenerse la CUP– y varios exconsellers de la Generalitat están citados en el Tribunal Supremo. Horas después de finalizar la entrevista se confirma lo que ya se veía venir: el juez Pablo Llarena ha ordenado prisión provisional sin fianza de todos ellos.
En Madrid, mientras tanto, también el PP vive su particular pasión tras las impactantes revelaciones que está realizando en exclusiva eldiario.es sobre el máster de Cristina Cifuentes. La presidenta de la Comunidad de Madrid, cuyo mandato depende del pacto firmado con Ciudadanos, niega la mayor y se esconde, aunque la oposición la ha obligado a dar explicaciones en la Asamblea regional. Rivera dice que esperará a ese momento para decidir qué hace su partido.
El líder de Ciudadanos habla en esta entrevista sobre estos asuntos y sobre su relación con Rajoy y su disposición a apoyar los Presupuesto Generales del Estado “siempre que cumpla sus compromisos”. Precisamente, también poco después de acabar la entrevista, se conoce que el camino se despeja. La senadora Pilar Barreiro, imputada en la trama Púnica, anuncia que ha decidido pasarse al Grupo Mixto y abandonar el PP. Rivera lo celebra en Twitter aunque lamenta que Rajoy haya “tardado 80 días” en dar ese paso.
¿Ya están procesados más de una veintena de líderes independentistas, Catalunya sigue sin Govern y el 155 sigue vigente? ¿Cómo puede desatascarse de una vez la situación?
Estamos ante las consecuencias del golpe a la democracia que vivimos el 6 y 7 de septiembre y luego a posteriori el 1 de octubre. Las consecuencias judiciales son tremendas. Estamos hablando de malversación de fondos, prevaricación, rebelión, sedición… Pero desde el punto de vista político evidentemente el proceso separatista está muerto. Solo hay que ver el discurso de ayer [por el jueves pasado] de Turull y las caras de los separatistas para darse cuenta. Incluso él reconoció que esto se había agotado.
Creo que vamos a estar aún unas semanas y unos meses con esto todavía coleando, con las consecuencias judiciales, con la fuga de algunos otros miembros, como Marta Rovira, con Carles Puigdemont fuera [detenido este domingo en Alemania] o Anna Gabriel. Pero la realidad es que en dos meses, sí o sí, se va a saber lo que tenemos. Si vamos a otras elecciones y vamos a una fase nueva, sin líderes políticos de los que han participado en el golpe si son capaces de configurar un gobierno con gente que no esté procesada y que acate la Constitución y el Estatut.
La verdad es que no sé lo que pasará porque no estoy en la cabeza de Puigdemont ni de toda esta gente, pero sí que esperaría que el Gobierno que gobierne en Catalunya por lo menos acepte las reglas de juego. Ahora mismo, sin acatar las reglas de juego y sin acatar la Constitución, solo nos queda aplicar el 155 hasta que haya un Gobierno legítimo que diga ‘se acabó’.
¿Qué le pareció que en su discurso Turull no hablara ni de república ni de independencia? Es un cambio en los planteamientos que hasta ahora habían mantenido los independentistas.
Yo creo que Turull tenía el cuerpo en el Parlament pero la cabeza y el miedo en el Supremo. Yo conozco a Turull personalmente por haber compartido con él ocho años en el Parlamento y es una persona del ala independentista. Es independentista. Solo hay que ver las ruedas de prensa que hacía como portavoz o cómo acompañaba a los del 3%, Oriol Pujol y compañía. Pero es cierto que Turull hoy [por el viernes] tenía una cita con el Supremo y lógicamente tenía la cabeza ahí puesta.
Curiosamente, la huida de Marta Rovira les complica aún más su situación porque la privación de libertad básicamente se puede dar, como dice el propio concepto, ante el riesgo de fuga. Si la mitad de tus compañeros se fugan, no te lo ponen fácil. Así que, paradójicamente, Marta Rovira, Puigdemont, Comin, o Anna Gabriel les están complicando más la vida a sus compañeros en los juzgados.
Esa es la paradoja del procés, que entre ellos están divididos y rotos. Creo que el jueves vivimos políticamente hablando el entierro del procés con ese discurso de Turull que yo estoy convencido de que ni a los independentistas les gustó.
También se produce desde algunos sectores la crítica de que la imagen de la democracia española con dirigentes políticos en la cárcel, huidos o en el exilio, tampoco es bonita.
No es bonita, no. Bueno, a mí de hecho tampoco me gustaría que nadie cometiera delitos en mi país y mucho menos gobernantes, pero no lo hemos decidido los españoles, lo han decidido unos señores muy concretos que ante la posibilidad de trabajar dentro de la democracia o intentar romperla, intentaron romperla. Ningún país democrático del mundo, ni en Francia ni en Alemania, ni en Estados Unidos, ni en ningún país de Europa, se permite que alguien se salte la democracia y se salte las reglas de juego sin consecuencias judiciales.
Como catalán, a mí me gustaría pensar que todo esto es una pesadilla, que no lo hemos vivido. Pero existe. Y creo que lo ideal sería que esto poco a poco se reconduzca. Hay una cúpula política del separatismo que políticamente ha muerto, unos han huido y otros se encuentran en fase de procesamiento. Y ninguno de esos dirigentes puede ser la solución, ni parte de la solución, como decía en su discurso Inés [Arrimadas]. Tiene que haber alguien dentro del nacionalismo que diga ‘oiga, nos hemos equivocado’.
También creo que los hechos, los procesamientos, la situación política en Catalunya, el freno económico, debería llevar al menos a que alguien entonara el mea culpa y a reconducir, dentro la Constitución, el diálogo. Pero de momento no hay nadie que se atreva a decir en público lo que algunos ya dicen en privado, que esto es una locura y así no vamos a ningún sitio.
¿Habrá nuevas elecciones?
Posibilidades hay, pero yo creo que ellos van a intentar formar gobierno. Y me remito al anterior gobierno y a recordar la pugna que hubo entre la CUP, Artur Mas y Convergència, que se resolvió la última noche, justo antes de los dos meses.
Por lo tanto, a los que dicen que en Catalunya va a haber seguro elecciones yo les diría que tengan paciencia porque conozco bastante al nacionalismo y de una u otra manera van a intentar formar gobierno. Por puro sentido común, quien puede gobernar y mantenerse en las instituciones y quien puede intentar liderar esta situación, es difícil que se la juegue a la ruleta en otras elecciones.
La abstención de las CUP fue un jarro de agua fría sin duda para el separatismo porque si ni siquiera ellos son capaces de buscar la suma, ¿cómo van a intentar convencer a la mayoría de catalanes que no la tienen?
Por eso digo que el jueves políticamente fue su entierro o su fin, porque de lo que hemos visto en la campaña de las proclamas independentistas, de los señores con los bastones el 6 y 7 de septiembre, del 1 de octubre, de todo eso al discurso de Turull y a las caras que veíamos, es evidente que ellos mismos están aceptando la derrota.
En ese eje nacional en el que se planteó la campaña en las elecciones catalanas, en esa clave nación española-nación catalana, a Ciudadanos parece que le fue bien. Pero, ¿qué recorrido cree que tiene eso ahora? ¿Cree que hay algún ingrediente más que explique que su partido se haya disparado en las encuestas?
Bueno es que yo creo que el tiempo nos da la razón a los que pensamos que lo que pasa en Catalunya no es solo un problema catalán. Es un problema nacional. Yo llevo años desde Catalunya, y también aquí, diciéndolo.
Creo que Catalunya es la consecuencia de los males de España. La falta de valores constitucionales y civiles en nuestra sociedad, el respeto a las reglas de juego dentro de la diversidad de España, el proyecto europeo, los males de nuestra democracia, la corrupción, el paro, la precariedad, el hartazgo de mucha gente de una forma de hacer política… Todo eso junto, ese cóctel, creo que desemboca en una búsqueda de un proyecto nuevo para España, de una nueva etapa en la que intentes pasar página de lo malo e intentes mirar al futuro y ver qué podemos hacer mejor.
Y yo creo que Ciudadanos está recogiendo frutos de eso, de tener un proyecto de futuro. Para mí, más que las intenciones de voto en las encuestas, que son altísimas, lo que más me sorprende y me gratifica es que cuando se pregunta en esas encuestas por el futuro, por quién cree que tiene proyecto de futuro o quién cree que puede solventar los principales problemas de España, ahí todavía tenemos nosotros más peso.
Yo creo que el futuro es lo que busca la ciudadanía española, más allá del bipartidismo, más allá de Rajoy. Pero bueno, de momento estamos en una legislatura entre transitoria o bloqueada. Vamos a ver cómo acaba.
Yo creo que estamos ante el fin de una etapa y de un cierto hartazgo con el bipartidismo incapaz de proponer proyecto de futuro, un hartazgo de estar en la parálisis, especialmente del Gobierno y de Rajoy que seguramente representa justo lo contrario al futuro en ese sentido. Incluso votantes del PP reconocen en las encuestas que la gente no ve que el PP o Rajoy pueda ser el futuro.
¿Le sorprende que en algunas de esas encuestas se atribuya una fuga de votos, no solo del PP o del PSOE hacia Ciudadanos, sino que también pueda haber votantes de Podemos que no quiere votarles de nuevo ni tampoco al PSOE y lo pueda hacer ahora a Ciudadanos?
Creo que en el siglo XXI y en el mundo en que vivimos se están rompiendo muchos esquemas y algunos intentan leer las encuestas con esquemas del siglo XX y entonces se te escapan muchos matices. Por ejemplo, en el voto joven, de los menores de 35 años o de 40 o 39 años, la competencia no es PP-PSOE, la competencia es Podemos-Ciudadanos y prácticamente no hay casi nadie que esté optando por el PP o por el PSOE.
Por ejemplo, nos vienen casi dos tercios del votante que antes había votado al partido ganador del Gobierno –es verdad que tiene más votos prestados quien gana que quien está en la oposición–, pero nos viene prácticamente la suma del PSOE y Podemos, y las últimas están entre un 16% o un 20% de votos por la izquierda.
¿Qué esta pasando? Se están rompiendo los viejos esquemas en Europa en general, y en el mundo global hay nuevas preguntas con nuevas respuestas. Y los partidos nuevos frente a los partidos viejos seguramente tenemos nuestros defectos pero también nuestras virtudes de dar soluciones concretas a temas concretos. El viejo esquema del bipartidismo creo que ha quedado roto, no solo en España, se ha roto en Francia, pero se ha roto también en otros países, en Holanda, en Grecia, y estamos viendo a una socialdemocracia alemana, incluso a Merkel, sufriendo con una bajada importante.
Creo que los límites, las barreras del voto están más diluidas que antes y estamos en una sociedad más volátil y más exigente en ese sentido. Eso quiere decir también que si te despistas te pueden quitar los apoyos, por eso no podemos dormirnos en los laureles.
Podemos creo que ha sufrido en estos últimos meses dos cosas: una, el post-Vistalegre II, la ruptura y batalla interna que a mi juicio les ha debilitado y les ha restado capacidad de transversalidad en su voto. Y, dos, Catalunya, en donde se han equivocado una vez tras otra. Creo que tiene que ver más con sus errores, no porque los partidos nuevos bajen, lo que les ha llevado hasta aquí.
Sorprente que alguien que ha votado a Podemos, que puede estar en las antípodas de Ciudadanos, trasvase su voto a un partido liberal.
A mí no me cuesta tanto porque creo que estamos con las premisas pasadas. Cuando uno analiza al votante vemos que hay una parte del votante de Podemos que se define como liberal, y para ellos liberal es que no haya ataduras, que el mundo fluya, que esté en un mundo global. Y seguramente está más lejos de eso un votante conservador.
A mí me gusta ojear sociológicamente las cosas para ver cómo va nuestro país, y veo que en cambio un millón de votantes que votaron a Podemos habían votado a Rajoy en 2011. Y te dices, ¿cómo? Pues sí, un millón de votantes, autónomos, profesionales liberales, funcionarios... y ahora una parte de eso es lógico que se pueda ir a Ciudadanos en vez de irse de nuevo al PP. Todo es más volátil de lo que pensamos. Aunque hay que ser muy prudentes porque son solo encuestas. Pero sí que creo que están cambiando los esquemas y ante ese cambio de esquemas la gente va a votar más valores, proyectos concretos, y personas concretas. Y lo vamos a ver seguramente en las municipales y autonómicas en donde puede haber un flujo importante de trasvase de votos.
¿Y también puede dar cabida esa liquidez a las emociones?
Sin duda. Los que nos consideramos bastantes racionales a veces nos equivocamos pensando que la emoción no tiene un componente, una doble cara. A veces es la misma moneda. Tú votas por un programa electoral pero votas por sensaciones, si te gusta alguien o no, si te da confianza, si lo consideras honrado o no si te da buena vibración, si tiene liderazgo, y eso no deja de ser una parte de intuición o emocional.
Creo que tenemos que aprender la parte buena de eso. ¿Cuál es la mala? Es cuando la emoción te lleva al odio, al egoísmo, al supremacismo o al enfrentamiento. Pero las emociones, en términos positivos, no. A mí me emociona que la gente tenga igualdad ante la ley o libertad para hacer lo que le dé la gana o que los españoles estamos unidos ante cualquier desafío.
A veces minusvaloramos el peso de eso y las emociones simplemente hay que tenerlas en cuenta para que lleven a valores positivos. Se han ganado o se han perdido elecciones a veces con emociones negativas, con odio, utilizando el odio o el racismo y el enfrentamiento, y a veces con fraternidad y con voluntad de suma. Creo que tenemos que aprender también a gestionar las emociones en positivo.
A usted se le compara con Macron. Creció y llegó rápido a ser presidente y ahora está teniendo problemas porque no tiene una gran estructura de partido orgánica, ni una gran organización detrás. Eso es algo de los momentos en que vivimos, que un liderazgo potente pueda llegar al poder rápido o crecer muy deprisa pero luego puede tener un problema con perdurar. ¿Cree que le puede ocurrir a su organización que, por un lado tiene diez años pero a escala estatal acaba de arrancar?
Sin duda ese es un hándicap pero mucho menor que en los años noventa. En los años noventa ni existiríamos si no tuviéramos una sede en cada pueblo, por entendernos. Cuando nos dicen a nosotros, o incluso a Podemos, “es que no tenéis sedes en los pueblos”. Bueno, y Macron no tenía ni un concejal y es presidente de la república y tiene mayoría absoluta. Eso ha cambiado.
Y en el sentido negativo, en términos ideológicos o políticos, Trump tenía la estructura republicana pero en su partido se lo querían cargar y el tío con un Twitter como aquel que dice y los medios de comunicación en contra le dio la vuelta a las primarias y al partido.
Macron, por ejemplo, ha sabido utilizar las emociones en positivo, la república francesa tiene unos valores y hay que recuperarlos. Y frente a Le Pen en el debate le plantó cara e intelectualmente hubo un debate político interesante. Yo creo que eso es a lo que vamos.
Pero eso quiere decir también que ahora todo dura menos que antes y lo hemos visto en España; gobiernos de ocho años, diez años, de 12 años... Y en Comunidades Autónomas, hasta de 23 años, como [Jordi] Pujol; o 20 años [Manuel] Fraga, y otros 20 [Manuel] Chaves. ¿Alguien piensa en un gobernante que aguante ahora 20 años? Nadie. Ni siquiera los que aspiramos a gobernar se nos pasa por la cabeza estar más de dos legislaturas, porque es como decir ¡Ufff! ¡a ver quién aguanta dos legislaturas!
Uno ve a Rajoy que lleva cuarenta y pico años en política, que es un hombre con sus defectos y sus virtudes, pero del siglo XX en términos políticos, y yo entiendo que la gente le diga: ¡Reacciona, reforma, cambia las cosas!
Creo que estamos más ante un cambio de ciclo que ante un problema solo de un partido o un presidente, y eso es lo que yo creo que el PP no está sabiendo leer de las encuestas. Se está viendo superado. Creo que es un fin de etapa, y que está cambiando todo, la economía, la política, la sociedad... Y yo me siento parte de ese mundo nuevo, por decirlo así, global, en el que sé que tenemos dificultades pero también tenemos oportunidades.
¿Con esas buenas perspectivas que dan las encuestas a su partido, no les interesaría que hubiera unas elecciones generales?
Yo creo que no. Y lo hemos discutido internamente, hemos hablado de ello después de las elecciones catalanas. Y yo sigo defendiendo dentro y fuera de mi partido que hemos llegado hasta aquí con una serie de atributos, por dar estabilidad al país, por pedir reformas y liderarlas en el Parlamento, por saber trabajar en las instituciones.
Nosotros estamos haciendo una labor quizá más a fuego lento. Lo dije hace tres años, que Podemos, como dijeron ellos, era más el asalto al poder y nosotros un proyecto a largo plazo, un proyecto a fuego lento. Y yo creo que eso nos está dando más solvencia.
Por eso no creo que nos convenga ahora. Nos conviene más una hoja de servicios que diga: 'Oye, estos señores han estado en la oposición pero han hecho cosas por España y están preparados para gobernar'.
Aunque lo que es verdad es que de nosotros no depende la legislatura, depende de Rajoy. Pero si Rajoy no cumple los puntos del acuerdo de investidura, si no incorpora los temas sociales y económicos que le pedimos y le da un giro más social a los presupuestos, pues la legislatura está en jaque. Y si no tienes presupuestos ni apoyos parlamentarios es muy complicado.
En los próximos días sabremos qué decide el PP. Si el PP decide quedarse solo e ir a una batalla contra Ciudadanos y el PSOE o si decide 'vamos a entendernos para alargar esto'. Pero si yo pudiera escoger, de verdad, prefiero escoger agotar la legislatura, hoja de servicios y seguir creciendo porque creo que la gente no está valorando que seamos un partido oportunista, del momento, sino que está valorando toda una trayectoria.
¿Los encuentros que mantiene con los grandes empresarios del IBEX le animan a que pida elecciones? ¿Qué le dicen?
La verdad es que hay una información un poco averiada respecto a eso. Claro que me veo con empresarios, con sindicatos, con entidades sociales y habitualmente, porque forma parte del trabajo institucional del partido. Pero no me dedico a hablar de encuestas o de presupuestos, porque en eso creo que hemos demostrado autonomía y libertad. Es verdad que el país está creciendo al 3% pero ahí está nuestra discrepancia con el PP. El PP no reconoce que hay que repartir eso, ni que hay que restablecer a la clase media trabajadora una parte de eso. Y esa es nuestra batalla en los presupuestos.
Decía usted en campaña y después de las elecciones que pedía el voto no para tener que estar diciéndoles a Rajoy o a Cifuentes que cumplieran el acuerdo, sino para poder ejecutar esos programas. Pero parece que le cuesta mucho hacerles cumplir con los acuerdos.
Bueno, es que en primer lugar hay una nula tradición de acuerdos políticos en España. Los únicos acuerdos que ha habido, que yo les llamo trueques o chantajes, eran los pactos entre Pujol y González o Aznar, o los pactos entre Zapatero y Carod Rovira, o con el PNV. Pero por primera vez en España nos vemos obligados, y creo que es bueno para el país que partidos nacionales tengamos que entendernos. Y ahí cuesta porque, primero, el PP es un partido inmovilista y, dos, porque Rajoy todavía dentro del PP es una persona a la que le cuesta aún más hacer reformas y cambios. Y tres, que es que ellos ven que justamente el partido que le exige todo eso también crece en las encuestas. Y entonces tiene un dilema perverso, que es: 'Si nos llevamos bien con Ciudadanos, crecen, y si les pegamos, crecen'. Pero creo que el PP se equivoca pensando que atacándonos les va bien. La prueba son las encuestas.
Usted ha tenido intervenciones durísimas en la tribuna con Mariano Rajoy, e Ignacio Aguado también contra Cristina Cifuentes. Pero, al final, parece que están ahí siempre para echarles una mano. Incluso en el 155, cuando Rajoy ha preferido tener más comunicación con Pedro Sánchez.
Es que yo cuando apoyo los presupuestos no estoy pensando si le va bien o no a Rajoy, estoy pensando si le va bien a España como país y a mí como partido. Creo que el error político de la lógica antigua del bipartidismo es pensar que apoyar cosas de un gobierno que no es tuyo, te va mal. Creo que eso es un error. Ciudadanos está demostrando que por estar al lado de un Gobierno para cosas buenas para España te va bien.
Es verdad que luego llega el tema de la corrupción. La prueba es lo que pasando en Madrid. Pero los partidos nacionales tenemos que asumir que en algunos temas estamos condenados a entendernos, si no esto es ingobernable. Ya no hay mayoría absolutas, salvo en Galicia. Yo vaticino que en 2019 va a haber gobiernos en coalición y va a seguir habiendo pactos porque no va a haber mayorías absolutas. Y eso es una cosa que a nosotros nos sienta bien.
¿Qué relación tiene con Rajoy?
Pues yo lo resumiría en que hablamos menos de los que deberíamos y más de lo que algunos piensan. Digo eso porque por la lógica del país y de cómo está en términos políticos y económicos y lo que está pasando en Catalunya, seguramente esa relación debería ser todavía más fluida, pero es verdad que hablamos más que otros líderes políticos, estamos obligados por los temas que deben salir del Parlamento.
Pero no niego que desde las elecciones en Catalunya y desde el éxito de Ciudadanos y el fracaso del PP, se han puesto muy nerviosos y han trasladado su mal resultado electoral a la lógica de acuerdos. Y eso es un error. Pero se han puesto muy nerviosos y han empezado a atizar y a presentar a Ciudadanos como si fuéramos el enemigo público número uno de España y eso es muy poco creíble. No sé si están en vías de rectificar. Vamos a verlo en los próximos días.
Yo realmente estoy esperando que abandonen esa lógica de la confrontación. Pero el otro día un señor del PP de la Asamblea de Madrid [Enrique Ossorio, portavoz del grupo Popular] decía que yo era un “parásito” por que me apuntaba la bajada de impuestos que hemos pedido. Hombre, un poco de respeto por los que les hemos apoyado. Es que es el mundo al revés. Unos señores gobernando con tu apoyo y enfadadísimos porque te va muy bien en las encuestas o en Catalunya.
¿Si les tratan así, no les dan ganas de decirles 'buscaros a otros'?
Bueno, yo soy resistente y tengo mucha paciencia. Y sobre todo se les olvida que soy catalán y constitucionalista. He crecido políticamente en el Parlament de Catalunya y eso te da mucha paciencia y resistencia.
Creo que estamos siendo inteligentes, manteniendo distancia en lo que no estamos de acuerdo pero en los mínimos temas como presupuestos, temas europeos, terrorismo, o temas de Estado nadie podrá reprochar a Ciudadanos que no estemos siendo no ya leales a un gobierno, sino al interés general de los españoles. Pero es que no creo que nadie pueda ser presidente de su país sin haber hecho algo antes por su país.
Y en Madrid, ¿cómo ven la situación de Cristina Cifuentes con todo lo que lo que ha publicado eldiario.es sobre su máster? ¿Cree que esto supone el fin de su carrera política? lo que ha publicado eldiario.es sobre su máster
Pinta mal. Y pinta mal porque hay contradicciones en sus propias informaciones. De lo que dicen en cuanto sale la información de eldiario.es, que reconocen de alguna manera implícitamente que se habían dejado algunas cosas por hacer y que no estaba acabado ese máster, a lo que luego informan por la noche implicando por el camino a mediodía al rector y a profesores –que luego resulta que tampoco estaban en el máster–, yo creo que podíamos resumirlo como minino en contradictorio, porque no se ha aclarado nada.
Pero lo más sospechoso, conociendo a Cristina Cifuentes, una mujer que tendrá sus defectos como los tenemos todos pero a la que le gusta ir a los medios y suele dar ruedas de prensa, lo que es raro que en 48 horas no dé la cara y se esconda. Qué extraño que salga a escondidas de la Asamblea; qué extraño que no esté dando explicaciones; qué extraño que no saque ya rápidamente su trabajo de fin de máster y así se acabó el tema.
Por tanto, todo eso me hace pensar que hay algo que oculta. No sabemos lo que oculta pero por lo que ha sacado eldiario.es nos imaginamos que puede haber una implicación de posible comisión de delitos por parte de algún funcionario o de algún profesor o de alguien de la Universidad. Nadie suele hacer ese tipo de cosas por amor al arte, suele hacerlo por connivencia, por interés, por un favor, por lo que sea.
Hay una denuncia y seguramente la Fiscalía va a tener que abrir una investigación seria sobre si hay una posible comisión de delitos y aunque Cifuentes y su equipo quieran decir que esto ya se ha acabado, no se ha acabado. Esto no ha hecho más que empezar. De hecho, Ciudadanos y los otros grupos de la oposición hemos pedido un pleno monográfico en la Asamblea de Madrid para después de Semana Santa, así que tendrá que dar la cara por mucho que se esconda.
¿Una moción de censura instrumental como la que propusieron en Murcia no sería una salida para forzar unas elecciones y acabar con la situación que hay en Madrid?
Bueno, no porque sea grave hay que dejar de ser prudente, porque está en juego la estabilidad de una comunidad autónoma, de un gobierno autonómico y muchos madrileños están pendientes de esto.
Por tanto, pedimos explicaciones, pero vamos a valorar tanto en ese pleno monográfico como en rueda de prensa -aunque podría salir esta mis tarde a arreglar todo eso- , a ver si las da, si es que las tiene. Pero, claro, si no sale es porque a lo mejor no las tiene.
Pero vamos a esperar si hay reacción y en ese momento valoraremos. Yo no voy a esconder la gravedad que esto tiene. Lo he hablado con Ignacio Aguado que ha sido claro, nítido y a la vez prudente pidiendo explicaciones desde primer momento.
Llama la atención que la cúpula del partido nacional no haya salido prácticamente a arroparla.
Bueno, no la llama tanto. Curiosamente hubo un silencio y luego de golpe un apoyo a partir de las supuestas explicaciones o de las contradictorias explicaciones que dio Cifuentes. Lo que es evidente es que el PP, y eso no se le escapa a nadie, es un partido en decadencia que va cayendo poco a poco y además con un debate sucesorio futuro que a nadie tampoco se le escapa. Tanto como que al propio Rajoy le afecta. Es un tema que no quiere abrir el PP, pero que está latente. Y eso yo creo que tiene mucho que ver con las reacciones dispares y los silencios que ha habido respecto a Cifuentes. No olvidemos que ella también ha querido hacer una cosa muy complicada: me presento, soy del PP cuando de hecho era de Alianza Popular, me voy reinventando y aparezco aquí como si no supiera nada y acabara de aterrizar.
Pero lleva ahí veintitantos años y ha estado en las contrataciones de la Mesa de la Asamblea [investigadas por la UCO], en el Canal de Isabel II, en Fundescam, en todo. Y, además, en un partido que no hay primarias, ¿cómo llegas a ser candidata si no es con el apoyo de tus antecesores? Está claro que ahí Rajoy o alguien también la ha apoyado para que sea candidata. Así que parecer como desconectada de todo lo que es el PP de Madrid cuando tu eres parte casi del nacimiento de ese partido es poco creíble.
Ella con una buena agenda de comunicación ha intentado darle la vuelta a su origen y procedencia pero la realidad es la realidad. Y el PP de Madrid en los últimos meses ha estado más preocupado de los juzgados que de gobernar.
Es un problema que se está notando porque el pacto de investidura iba a buen ritmo en el primer año y medio pero a partir del caso Lezo se ha empantanado y Cifuentes está muy nerviosa, más preocupada de los juzgados, de querellarse con sus compañeros y de ver qué sale ahora o en qué comisión tiene que comparecer que de gobernar Madrid.
¿Qué tiene que pasar para que se rompa ese pacto?
Falta un año para las elecciones, que serán en mayo de 2019, y la Cámara se disolverá. Pero por el camino si imputaran a la señora Cifuentes por el caso Lezo, o por lo que diga o no el señor Ignacio González, o por este asunto del que estamos ahora hablando, eso conllevaría la ruptura. Mientras tanto le pedimos explicaciones, nosotros no damos por cerrado el tema porque no hay explicaciones claras y sobre todo porque se está escondiendo y no ha dado la cara. Es que esto no se solventa grabando un vídeo ni enseñando un papel así de lejos. Solo si los aportara se acababa el tema. A mí no me apetece que se rompa la legislatura ni romper un acuerdo con el que también has logrado cosas, pero es ella la que tiene en sus manos cumplir o no cumplir.
Y un matiz que quiero hacer: algunos decían que este asunto es uno de los puntos que estaban en el pacto de investidura firmado con Ciudadanos [dimitir si se miente en el currículo]. Pero esto es mucho más grave porque estamos hablando de que se pueda haber cometido un delito en la universidad para regalarle un máster a una persona que era Delegada del Gobierno de Madrid. Por lo tanto, no solo no nos escondemos de eso sino que pensamos que hay un mayor motivo todavía para que se cumpla ese punto del pacto de investidura que hablaba de lo que pones tú en tu currículo en un papel, no de lo que has hecho para manipular un grado o un máster en una universidad pública.
Una última pregunta. Se acaba de cerrar un pacto para la renovación de RTVE entre su partido, el PSOE y Unidos Podemos. Es muy simbólico porque es el primer gran acuerdo que se logra en esta legislatura de una mayoría alternativa al PP. ¿Puede ser este el inicio de otros desbloqueos, como el de la ley mordaza, por ejemplo?ley mordaza
Lo que ha ocurrido con RTVE es que el PSOE ha rectificado esta semana y ha aceptado que se haga concurso público para elegir a los consejeros, como marca la ley que impulsó Ciudadanos y el Congreso aprobó el año pasado. Hasta ahora, PSOE y PP se negaban a apoyar ese concurso pese a estar en la ley. Nos alegramos de la rectificación del PSOE y esperamos que el PP se sume y no opte por quedarse aislado defendiendo el modelo de los dedazos que ha operado hasta ahora en RTVE.
Respecto a la reforma de la ley de seguridad ciudadana, hemos presentado más de cien enmiendas para que se considere infracción grave el abandono o maltrato animal, se introduzca un régimen especial para actividades que ponen en especial peligro la seguridad o se mejore la lucha contra la ocupación ilegal. Trataremos de sacarlas adelante y de cumplir con el punto 150 del acuerdo de investidura que firmamos con el PP, que recoge la reforma de la Ley de Seguridad Ciudadana. Y así haremos con todo: trataremos de desarrollar nuestro programa y el pacto de investidura, con el PP o sin el PP.
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