Cristóbal Páez, número dos de Luis Bárcenas en el PP, ha reconocido este miércoles en su declaración como imputado en la quinta sesión del juicio de la caja B los dos pagos de 6.000 euros que figuran a su nombre en los llamados papeles de Bárcenas en los años 2007 y 2008. Páez, que trabajó en el partido entre 2004 y 2010, ha detallado que fue el propio Bárcenas, en compañía de Álvaro Lapuerta, quien le entregó una de esas “gratificaciones” en un “sobre” en su despacho.
Según su relato, él preguntó si ese dinero no se reflejaba en la nómina y le dijeron que no y que se “conformara” con recibirlo de esa forma porque “no podían hacer más”. “Yo me lo guardo molesto, pero era un dinero que me había ganado honradamente y me lo habían prometido”, ha señalado Páez, que también ha asegurado que Bárcenas no le dijo de dónde procedían esos fondos. La Fiscalía Anticorrupción pide para él 18 meses de cárcel como cómplice en un delito de falsedad documental y otro contra la Hacienda pública.
No obstante, se ha desvinculado de cualquier conocimiento de esa contabilidad paralela con el argumento de que Bárcenas no quería perder competencias. Ha asegurado que en 2008, cuando fue nombrado gerente del partido, le pidió el presupuesto de la formación y no se lo quiso dar. “Me dijo que no me lo podía dar porque él se quedaba sin funciones”, ha señalado. Según su testimonio, Bárcenas siguió ejerciendo como administrador de las finanzas del PP hasta mayo de 2010, cuando fue nombrado tesorero José Manuel Romay Beccaría.
También ha relatado que cuando estalló el ‘caso Gürtel’ en 2009, Bárcenas le entregó “contratos, facturas y unas hojas de cálculo” para que los guardara. “Se lo guardé pero le dije que no quería saber lo que había. No quería prestar atención, no tenía curiosidad, tenía miedo, no quería que me comprometiera”, ha dicho Páez, que ha insistido en que nunca vio ni tuvo en su poder “lo que vulgarmente se conoce como los papeles de Bárcenas”. Su testimonio contradice al del extesorero, que relató al tribunal que había dejado a Páez una carpeta con parte de esos papeles y que de hecho llegó a sospechar “de manera equivocada” en un primer momento de que él los había filtrado a El País cuando los vio publicados en 2013.
A preguntas del fiscal, también ha negado que Bárcenas le hubiera puesto al corriente de que parte de la reforma de la sede de Génova se fuera a pagar con dinero de la caja B, que es el objeto principal de este juicio. “No. No me dijo eso”, ha insistido. Y ha dudado de que Lapuerta, por su “importante grado de demencia” pudiese estar en la reunión en la que, según Bárcenas, ambos plantearon al arquitecto Gonzalo Urquijo la posibilidad de que parte de esas obras se abonaran en negro. El arquitecto negó este martes la existencia de esa reunión.
Al igual que lo hiciera el arquitecto —que dijo que Bárcenas “era alguien intocable, era como dios, nadie trataba con él y nadie tenía acceso a él”—, Páez también ha puesto de relieve el poder que tenía Bárcenas en el PP. “Era una persona muy reservada, él trabajaba con la puerta de su despacho cerrada y era mi jefe, yo le respetaba”, ha aseverado en el interrogatorio del fiscal.
Esa relación se deterioró con el tiempo, especialmente después de que el PP permitiera a Bárcenas acceder a la sede y seguir manejando asuntos a pesar de haberlo relegado oficialmente de sus funciones, una situación que derivó en un “fuego cruzado” entre Bárcenas y María Dolores de Cospedal en el que Páez estaba en medio, según su relato.
Es en este contexto en el que Páez ha enmarcado un incidente “violento” con Bárcenas en su despacho después de hacer partícipe a Ángel Acebes de esos desencuentros. “Por la tarde me llama su secretaria y me dice que vaya a verle. Fui y se puso muy violento conmigo, me arrojó un mechero que pude esquivar. Me amenazó, me dijo estás muerto, estás acabado”, ha relatado ante el tribunal.