Tal vez pueda parecer un tema muy técnico y de carácter menor. Pero no lo es. La Ejecutiva federal del PSOE redactó este fin de semana un borrador de normativa que iba a marcar la contienda en el congreso extraordinario. En ese primer texto se aclaraba que todos los militantes podrían votar y que los aspirantes debían presentarse con un número de avales superior al 5% de la militancia y nunca superior al 10%. Esas normas han cambiado, y ha sido Susana Díaz quien ha impuesto el nuevo escenario.
Por unanimidad y con el acuerdo de todos los secretarios generales, las nuevas normas sufren una variación importante: el PSOE decide eliminar el límite máximo de avales. El secretario de Organización, Óscar López, no quiso decir quién impulsó la decisión, “porque esto es un acuerdo de todos adoptado por unanimidad”, dijo.
Si la dirigente andaluza tenía algunas dudas para subir, porque no había unanimidad en cuanto a que sea ella quien lidere el PSOE -no la ven varios secretarios generales ni muchos dirigentes con poder en el partido-, ahora tiene otra alfombra roja para hacerlo: demostrar con un apabullante número de avales que sus posibles contrincantes no tienen nada que hacer en la votación de la militancia. Esa es la operación política que explica los cambios de última hora.
Díaz buscará una victoria orgánica, pero debe peleársela. No se ha movido el umbral mínimo de votos para ser candidato -un 5%, apenas unos 10.000 avales entre 210.000 militantes-, lo que da la posibilidad a presentarse a varios candidatos. Y, aunque el aparato funcione con los cánones hasta ahora establecidos, la militancia del PSOE está poco receptiva a seguir las normas habituales, aunque primero se tenga que avalar.
No obstante, los otros dos posibles candidatos a la Secretaría General del PSOE guardaron en la tarde del lunes silencio sobre la materia. Han cambiado, y bastante, las reglas del juego, y sus equipos más cercanos anuncian que no será hasta los próximos días cuando anuncien qué pasos van a dar.
Susana Díaz intimida y el cambio de normas asusta. Pero a Madina no le queda otra que dar el paso -si ahora pacta o se retira, quedaría en un situación inexplicable-, y Pedro Sánchez poco tiene nada que perder si lo intenta.
Dicho esto, Rubalcaba consiguió este lunes la unanimidad de los secretarios generales y de la Ejecutiva para abrir un proceso que nunca ha hecho un partido en España. Elegir a su secretario general por el voto de los militantes, y blindarlo a nivel político y jurídico, respetando los Estatutos del partido.
Para ello, en el Congreso, lo que voten los militantes se presentará como un dictamen de la Mesa del Congreso Extraordinario que, a buen seguro, será refrendado por aclamación por los delegados del PSOE.
No ha sido el único cambio sobre los planes previstos por el PSOE. El calendario se retrasa una semana: recogida de avales (del 13 al 27 de junio), proclamación de candidatos (2 de julio), campaña electoral (del 2 al 12 de julio), votación y proclamación del vencedor (13 de julio) y el Congreso (26 y 27 de julio).
Habrá votación, además, aunque haya un solo candidato y el Congreso Extraordinario del PSOE regulará este procedimiento para municipales y autonómicas.