Valladolid no es Fachadolid: lo fue entre 1979 y 1981 de acuerdo con el remoquete que acuñó entonces Interviú para describir una serie de atentados de la ultraderecha en una capital castellano-leonesa gobernada por el PSOE. El 28 de mayo de 1995 logró su primera mayoría absoluta Francisco Javier León De La Riva, probablemente el alcalde más deslenguado de España y cuyas groserías machistas han sido recogidas hasta por el New York Times. Este domingo 24 de mayo de 2015 los vallisoletanos ponían fin a cinco mayorías absolutas de De La Riva, 20 años después.
Con De La Riva y sus salidas de tono volvió el apelativo de Fachadolid, pero el domingo se produjo un vuelco sorprendente a tenor de lo que decían los escasos sondeos: el actual regidor sufrió una sangría de votos (perdió 27.000) y cayó de 17 a 11 concejales. El malhablado ginecólogo puede verse derrocado ahora por una inaudita coalición tripartita que estaría formada por PSOE (8 ediles), Valladolid Toma La Palabra (una plataforma impulsada por IU y Equo que ha logrado 4 concejales) y Sí Se Puede (Podemos, 3 ediles). Entre los tres suman la cifra mágica de 15 concejales que otorga la mayoría absoluta. Ciudadanos obtuvo dos asientos, insuficiente para De La Riva.
Tal era el sobresalto a medida que el Ministerio del Interior desgranaba los resultados electorales que en la sede del PSOE numerosas voces reclamaban un “frente de izquierdas” para Valladolid. “La forma y el contenido de la política van a cambiar”, clamó un exultante Manuel Saravia, de Valladolid Toma La Palabra.“Entran nuevos grupos y eso supondrá pluralidad, convergencia y acuerdos. VTLP no va a permitir que gobierne el PP”.
El candidato del PSOE, Óscar Puente (que se dejó un concejal y 7.000 votos), abundó en la misma idea por Twitter: “En Valladolid habrá un acuerdo para la esperanza y el futuro. Que a nadie le quepa duda”. El Norte de Castilla, la centenaria cabecera local que se inclinó sin titubeos durante la campaña por aplaudir una sexta mayoría de De La Riva, ya hablaba la noche del domingo de conversaciones de las otras dos fuerzas con Podemos.
Se trata de un triunfo de dimensiones inimaginables para la izquierda vallisoletana por tratarse De La Riva de un dirigente que durante 20 años ha marcado el paso en Valladolid sin dejar indiferente a nadie. Enfrentado en no pocas ocasiones al todopoderoso PP de Castilla y León e incluso a Génova, este verso suelto auguraba al cierre de la campaña una “victoria inapelable”. “A veces me da reparo entrar en un ascensor con una mujer”, soltó en agosto del año pasado. Sus zozobras machistas podían adquirir connotaciones sexualmente perturbadoras. “Cada vez que veo los morritos de Leire Pajín pienso lo mismo”, diría en 2010 en una radio.
La posibilidad del tripartito en la ciudad más grande del noroeste español junto a Vigo (más de 300.000 habitantes) deja entrever un buen resultado de Podemos en las capitales de la región y un espectacular -por raro- ascenso de IU en la meseta castellana. Valladolid Toma La Palabra ha sido una candidatura de unidad popular alentada entre otros por dirigentes de IU como Manuel Saravia o María Sánchez, cercanos a las pro-convergencia de Tania Sánchez y de Ahora Madrid. Podemos prefirió ir por libre.
Es paradigmático el progreso de IU en Castilla, la región más grande y despoblada: en Zamora esta formación alcanza un abracadabrante 30% de los votos, porcentaje suficiente para gobernar en coalición con el PSOE frente a apenas un 3% de Gana Zamora, la versión local de Podemos. La capital zamorana fue precisamente el único acto al que acudió Pablo Iglesias en esta comunidad. Allí reside su padre Javier Iglesias.
El PP se impone por mayoría relativa en todas las capitales excepto Soria (mayoría absoluta del PSOE) y deja ciudades como Salamanca o León merced a desquiciantes pactos a tres o más bandas. En Burgos, Imagina Burgos -que integra a IU, Podemos y Equo- se ha hecho con un 20% de los votos y pactando con el PSOE (que tiene un concejal más) lograría una mayoría holgada. En Palencia, el auge de otra candidatura de unidad como Ganemos Palencia permite a la izquierda gobernar con los socialistas.
El 24 de mayo de 2015 será recordado en Castilla y León, porque la región enterró su aparente conservadurismo y pidió un cambio en las ciudades. Una región en la que el Partido Popular lo ha sido todo desde la victoria de José María Aznar en 1987.