La euforia contenida en la sede nacional del PP en los momentos previos al cierre de los colegios tornó rápido en una ostentosa alegría. Mientras, en la calle, cientos de personas se agolpaban en el inicio de una fiesta amenizada por el habitual Dj Pulpo que se prolongó durante horas. “Es un KO a Pedro Sánchez”, aseguraban desde la dirección de Alberto Núñez Feijóo a los periodistas a mitad de recuento. Con buena parte de los ayuntamientos y comunidades que se han repartido este 28 de mayo todavía en el aire, el PP ya daba por cumplidos los objetivos que se habían marcado. Y no les faltaba razón.
La derecha ha ganado, por mucho, las elecciones del 28M. Eso sí: con Vox como aliado imprescindible de los de Feijóo en muchos territorios. Un lastre con el que Feijóo no quería iniciar su viaje final hacia el Palacio de la Moncloa. En la noche de este domingo, en la sede de la madrileña calle de Génova, los dirigentes y portavoces del PP intentaron no entrar en el asunto de los pactos postelectorales.
“No queremos hablar de otros partidos esta noche”, se excusaban. En la valoración de los resultados que ofreció al filo de la medianoche la secretaria general, Cuca Gamarra, no aceptó preguntas. Este lunes habrá una rueda de prensa, ya sí con intervención de los periodistas. En la sede nacional de Vox, en la madrileña calle de Bambú, tampoco quisieron hablar del PP y remitieron también a la comparecencia esta mañana.
La jornada quedó para hablar solo del PP. Cerca de la una de la mañana salieron al balcón de Génova Feijóo, Ayuso y Almeida. Los tres, eufóricos, saludaron a los asistentes. El líder del partido quiso dejar claro tres mensajes: “España ha iniciado un nuevo ciclo político”, “ ”hemos recuperado el PP que conecta con la mayoría de España“ y ”mi momento llegará si los españoles quieren“.
Las primeras encuestas tras el cierre de las urnas anticiparon el contundente triunfo del PP en las urnas a nivel estatal que confirmó el posterior escrutinio. Algo que no ocurría desde 2015. Siete años después, con Alberto Núñez Feijóo al frente, la derecha ha vuelto a ganar unas elecciones de ámbito estatal, y por una abultada diferencia, lo que permite al gallego lanzarse a por las generales previstas para final de año en la mejor de las condiciones.
De las 12 comunidades en juego, el PP mantiene las dos que tenía: Madrid y Murcia. E Isabel Díaz Ayuso, y José Luis Martínez Almeida en la capital, han logrado recuperar las habituales mayorías absolutas de la derecha. También Gonzalo Capellán la ha conseguido en La Rioja. En las otras, la derecha y la ultraderecha están en condiciones de gobernar en muchas de ellas en coalición: Comunidad Valenciana, Aragón, Baleares o Cantabria. El resto, están pendientes del recuento final o se mantienen en las mismas manos.
El PP se había marcado el 28M como una primera vuelta de las venideras generales. Así lo recalcó la secretaria general, Cuca Gamarra, en una rueda de prensa al filo de la medianoche: “El objetivo que marcó el presidente Feijóo se ha cumplido, obtener más votos, más alcaldías, más gobiernos autonómicos y más concejales”. “Hemos sido millones los españoles que no nos hemos resignado y que con el voto hemos dicho que es posible una manera distinta de gobernar”, ha añadido. “En España hay un enorme deseo de cambio, y la alternativa se llama PP. Esas ganas de cambio y esa alternativa es imparable. El resultado de hoy es el mejor aliciente para el próximo cambio este mismo año a nivel nacional. Estamos preparados y los ciudadanos lo están deseando”, ha concluido.
Aunque los sondeos previos deparaban un resultado ajustado, de ‘foto finish’ según insistían una y otra vez los dirigentes del PP en las conversaciones con los periodistas, la realidad del recuento ha constatado un triunfo incontestable de la derecha de forma muy generalizada. Más incluso de lo previsto.
La dirección de Feijóo ha intentado mostrar “prudencia” desde el arranque de la campaña hasta el filo del cierre de los colegios electorales este domingo. Durante dos semanas, los portavoces del partido y sus principales referentes han cumplido con el guion: no dar nada por ganado y evitar que las altas expectativas pudieran desmovilizar al votante menos predispuesto.
La lluvia tampoco jugaba a favor de la participación. En Madrid, donde el triunfo de Isabel Díaz Ayuso se daba por descontado y lo que estaba en juego era con qué mayoría podría gobernar otros cuatro años, el resultado arrollador del PP tanto en la Comunidad como en el Ayuntamiento de la capital, supone también recuperar la hegemonía para la derecha en la región.
Vox: “vamos a hacer valer todos los votos”
“La de Esperanza Aguirre en 2011 fue muy buena, pero no estaba Vox”, apuntaban fuentes del PP de Madrid en los primeros compases tras el recuento. Hace 12 años, la ‘exlideresa’ logró 72 escaños en una Asamblea con menos diputados, pero sin Vox. Ayuso ha revalidado ahora esos resultados. Cuatro años después de la debacle de 2019, en la que el partido perdió por primera vez las autonómicas en lustros y solo mantuvo el Gobierno gracias a Ciudadanos y Vox, Ayuso se ha conseguido situar al mismo nivel que sus principales predecesores: la propia Aguirre, y Alberto Ruiz Gallardón.
El número final de comunidades y ayuntamientos que podrían caer de la derecha dependerá no obstante de los acuerdos que el PP pueda cerrar con otras fuerzas, especialmente con Vox. “Vamos a hacer valer todos los votos”, aseguró el secretario general del partido ultra, Ignacio Garriga, con el recuento todavía sin concluir.
Pero en el PP han cortocircuitado este debate, al menos de momento. Este lunes se reunirá el Comité de Dirección y habrá una primera aproximación al que será el gran debate de las próximas semanas: las coaliciones. El martes, en Génova se congregará la Junta Directiva Nacional, el máximo órgano del partido. Ahí será donde Feijóo, con los barones regionales y su dirección, defina la estrategia
“No queremos hablar de otros partidos esta noche”, señalaban los estrategas del partido. Eso llegará en las próximas horas. El domingo tocaba disfrutar de los casi siete millones de votos recibidos, cerca de 800.000 más que el PSOE.
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