Los partidos políticos convierten Twitter en un campo de batalla sin reglas
Las redes sociales, especialmente Twitter, son un instrumento imprescindible para que las formaciones políticas difundan sus propuestas y promocionen a sus candidatos electorales. Importantes dirigentes han convertido sus cuentas en el principal canal de comunicación con la ciudadanía. El hombre más poderoso del mundo, el presidente Donald Trump, acostumbra a comunicar ahí sus últimas decisiones y ocurrencias. Y resulta inimaginable que un candidato que pretenda tener un perfil público no esté presente en la red que más espacio acapara sobre el debate político.
Pero a menudo, Twitter ha servido como lugar para el desahogo y para proferir mensajes que rara vez se aceptarían en las instituciones: es fácil leer en los perfiles de los políticos insultos y descalificaciones de esos que los presidentes de los parlamentos piden no incluir en los diarios de sesiones.
Este verano, con el Congreso y el Senado cerrados, y los principales líderes de vacaciones, la red social se ha convertido en un campo de batalla sin reglas que ha servido a los partidos para enzarzarse entre ellos traspasando los límites del debate público y lo 'políticamente correcto'.
Uno de los ejemplos más recientes es el de Marcos de Quinto y sus ofensivos tuits sobre los migrantes del Open Arms, en los que consideró que estaban “bien comidos”, lo que desencadenó un sinfín de reproches a los que el empresario contestó con insultos. Lo cierto es que desde que Albert Rivera le presentó hace apenas cinco meses como su principal 'fichaje estrella', De Quinto no ha parado de generar polémicas en las redes sociales.
En todos los partidos cuecen habas
El empresario y ahora diputado de Ciudadanos no es un caso único. La lista de dirigentes que han generado controversias en Twitter es larga y salpica a todo el espectro político. Algunos se han visto obligados después a pedir perdón por su excesos verbales tras borrar los 'tuits de la vergüenza'. Incluso los hay que han terminado dimitiendo de su cargo como consecuencia de la presión sufrida.
Como fue el caso del concejal de Ahora Madrid, Guillermo Zapata, por unos tuits de humor negro sobre los judios subidos a su perfil de Twitter varios años antes de que en 2015 fuera nombrado por Manuela Carmena responsable de Cultura de su gobierno. El PP y Ciudadanos montaron una campaña para exigir su cese, que terminó materializándose.
Ahora, en el partido de Rivera no encuentran motivos para que De Quinto haga lo mismo argumentando que sus tuits “son personales”. “En Ciudadanos todos son muy libres y cada uno puede poner lo que quiera”, aseguró el secretario de Organización de Madrid, César Zafra, que sin embargo sí había considerado “un escándalo” los tuits de Zapata a pesar de haberlos escrito mucho antes de ocupar un cargo público. La dirección del partido ha guardado silencio.
En Unidas Podemos, el más provocador en la red suele ser Juan Carlos Monedero, exsecretario de Proceso Constituyente y Programa del partido de Pablo Iglesias. Algunos de sus tuits han desencadenado polémica. Como el que puso en julio de año pasado aludiendo a “los negros” que ganaron el mundial de fútbol y pidiendo que se les salve cuando vienen en pateras aunque solo sea pensando en que algunos de ellos podrían ser en el futuro estrellas del deporte rey. El comentario, pretendidamente irónico, desató una oleada de críticas por considerarlo “racista”.
Insultos de Vox a Rivera por evitar la foto con ellos
Pero el palmarés lo acapara Vox. Hace escasamente mes y medio, la cuenta oficial del partido de extrema derecha profirió graves insultos contra el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, por la negativa de su partido a hacerse una foto en Murcia en la que aparecían sentados con ellos para negociar la investidura del dirigente del PP, Fernando López Miras. El comunity manager, que según el partido estaba al frente de Twitter durante estas vacaciones, tildó a Rivera de “sinvergüenza”, “acojonado” y “lameculos de Macron”.
En Ciudadanos lo despacharon con un tuit exclamando “¡Qué nivel Maribel!”, y un vídeo de Locomía y su canción del verano, Loco vox. Los de Abascal admitieron luego que deberían haber “vigilado el lenguaje” pero advirtieron de que no podían garantizar que “no volviera a suceder” si desde la formación naranja continuaban negándose a llegar a acuerdos con ellos.
En Ciudadanos, el dirigente que más polémicas acumula, tras desbancar a su compañero valenciano Toni Cantó, es el exportavoz parlamentario Juan Carlos Girauta, que se ha convertido en el político que más y más rápido bloquea en Twitter.
“Es mi casa y en ella solo entra quien yo quiero”, afirmó entonces el diputado a eldiario.es en referencia a su cuenta de Twitter. “Puedo hacer lo que me dé la gana. No tengo que justificar por qué bloqueo a alguien”, zanjó al preguntarle los motivos de tanto bloqueo.
Esas decisiones abren un nuevo debate: hasta qué punto debe un dirigente público bloquear a ciudadanos que solo han expresado críticas, sin traspasar la frontera del insulto o el mal gusto. En Estados Unidos una jueza federal condenó al propio Trump a desbloquear a siete usuarios que lo demandaron, al considerar que, por su cargo público, debe someterse al escrutinio de los ciudadanos también en la red.
Otros dirigentes como la actual presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, también han optado por negar el acceso a sus cuentas a usuarios que se mostraban críticos con sus declaraciones o actuaciones políticas. Ayuso, que ha sido objeto de un artículo de muy mal gusto por su vestimenta el día de la toma de posesión, ha recibido el apoyo en Twitter de dirigentes, no solo del PP sino también de otros partidos rivales, así como de muchas mujeres. El artículo ha sido publicado por crónicaglobal.elespañol.com, y en un principio apareció con el titular “Díaz Ayuso enseña toda su entrepierna en su toma de posesión”. Luego fue modificado por “El polémico vestido de Díaz Ayuso en su toma de posesión”.
Precisamente, los encontronazos más sonados que ha protagonizado Girauta en la red han sido con mujeres, especialmente a cuenta del aborto y la gestación subrogada, una práctica ilegal en España cuya regulación defiende Ciudadanos.
Un concejal del PP deseó la muerte de Pedro Sánchez
En las filas del PP tampoco faltan ejemplos de excesos verbales en Twitter. Como el de un concejal de Cartagena (Murcia) que le deseó la muerte a Pedro Sánchez en un vídeo que la cuenta oficial del partido subió a la red.
“Mi cantante preferida era Winehouse y te la llevaste (...) mi humorista favorito era Chiquito y te lo llevaste. Te escribo para decirte q mi presidente favorito es Pedro Sánchez”, según la carta que había escrito el hijo del concejal a los Reyes Magos y que éste leía sentado en sus rodillas.
Moncloa se lo tomó tan en serio que trasladó el caso a la Fiscalía General del Estado al considerarlo constitutivo de delito. El PP no solo terminó borrando el tuit con el vídeo, sino también pidiendo perdón. “No fue nuestra intención ofender ni desear mal a nadie”, se disculparon tras el chaparrón que les cayó de todos lados.
Otros dirigentes del PP también son especialistas en suscitar enfrentamientos en la red. Como el exportavoz del Congreso, Rafael Hernando, cuyas incendiarias intervenciones en los plenos nadie olvida. No es raro verle enzarzado con dirigentes de otros partidos por comentarios que sube a su perfil de Twitter. Uno de ellos lo protagonizó con el secretario de Organización de Ciudadanos, Fran Hervías, a cuenta de las primarias que acababan de celebrar ambos partidos. Hernando calificó de “cacicada” las primarias de Rivera, convocadas a su juicio solo “para colocar” a sus “amigos”.
La respuesta del Hervías no se hizo esperar.
Gabriel Rufián, el más polemista de ERC
Otro 'clásico' polemista de Twitter es el diputado de ERC, Gabriel Rufián, muchos de cuyos tuits terminan desatando el enfado de sus rivales. Como este que dedicó a Santiago Abascal poco antes de las elecciones andaluzas de diciembre del año pasado.
El líder de Vox suele replicar personalmente a estos lances. Y a los de Rufián especialmente al que ha situado en su punto de mira por sus ideas independentistas.