La bronca entre Carmen Calvo e Irene Montero por la ley de libertades sexuales llegó hasta la mesa del Consejo de Ministros que la aprobó este mismo martes. Pedro Sánchez presidía ya la reunión en Moncloa cuando tuvo que paralizarse momentáneamente porque en las carpetas distribuidas a los miembros del Gobierno había textos diferentes del anteproyecto que se pactó a última hora del lunes. Los ministros tuvieron que salir de la sala hasta que se solucionase el embrollo, según han confirmado varias fuentes presentes en la reunión. Finalmente no se llegó a entregar a los ministros el texto definitivo del que era uno de los asuntos más relevantes del arranque de la legislatura y que ha supuesto fuertes encontronazos en las últimas semanas entre las distintas partes de la coalición, con el Ministerio de Igualdad de un lado y la Vicepresidencia primera y Justicia del otro.
El conflicto, que ya había obligado a las partes a reunir las mesas de seguimiento del pacto sellado entre Sánchez y Pablo Iglesias, estalló de nuevo a primera hora de la mañana del lunes. La cadena SER informaba, a 24 horas de su aprobación en el Consejo de Ministros, de las numerosas objeciones que los distintos departamentos estaban planteando al texto de Irene Montero. En las filas socialistas aseguran, en privado, que la redacción era una “chapuza” que atribuyen a las “prisas” por el empeño de acometer una reforma exprés del Código Penal.
En Unidas Podemos, por su parte, consideran que esa filtración es “intolerable”, señalan que los cambios no eran tan importantes y acusan a la vicepresidenta primera de querer señalar públicamente sus debilidades en el que será uno de sus momentos estrella de la legislatura: la aprobación de la norma que legislará el consentimiento sexual –el conocido como “solo sí es sí”–.
Los distintos departamentos ministeriales trabajaron contra reloj todo el lunes para cerrar los detalles. En Unidas Podemos apuntan a que la ley estuvo en peligro hasta el último momento, pese al compromiso adquirido de que se aprobara en la semana del 8M. Un extremo que niegan en Moncloa, aunque reconocen que hasta última hora del lunes se mantuvieron las conversaciones abiertas entre los ministerios. “Se negoció, pero todo el mundo sabía que hoy [por el martes] tenía que ir”, aseguran dichas fuentes. Desde Unidas Podemos añaden que, finalmente, Pedro Sánchez hizo valer el acuerdo firmado.
Los de Iglesias explican que no pueden admitir un “marco” –que consideran que ha tratado de establecer Calvo– en el que parece que les han tenido que redactar su ley bandera y acusan directamente a la vicepresidenta socialista de las filtraciones de las horas previas y de buscar que el anteproyecto decayera de la reunión de ministros de este martes.
“Desde el minuto uno ha estado dispuesta a que salga la ley y lo mejor posible. Y así ha sido”, señalan fuentes próximas a Calvo que aseguran que no ha pretendido “ni retrasarla ni nada”. “Su compromiso feminista es total y siempre”, señalan esas fuentes, que se muestran desconcertadas ante el conflicto suscitado con los aliados de la coalición. En su papel como coordinadora del Ejecutivo, Calvo ya levantó suspicacias en algunos departamentos durante el anterior mandato de Sánchez en el que solo había ministros socialistas.
La guerra con Calvo ha estado soterrada desde las negociaciones fallidas del mes de julio. En las filas de Pablo Iglesias atribuyen en buena medida aquel fracaso a la dirigente socialista, y también tensiones en noviembre cuando Calvo tuvo que ceder la que para las feministas del PSOE es una de sus principales insignias, el Ministerio Igualdad. Pero ha explotado. “Esto va a acabar mal para ella”, comenta un dirigente socialista sobre la batalla que la vicepresidenta primera ha protagonizado con Unidas Podemos y también por la que tiene con el jefe de gabinete de Sánchez, Iván Redondo.
“Ha dinamitado toda nuestra confianza”, señalan fuentes de Unidas Podemos. A pesar de que Iglesias ha asegurado que las “discrepancias que haya dentro del Gobierno se resuelven a puerta cerrada”, antes de la sesión de control al Ejecutivo en el Senado de este mismo martes lanzó un mensaje que ha sentado como un jarro de agua fría en la parte socialista del gabinete. “En las excusas técnicas hay mucho machismo frustrado”, dijo Iglesias en referencia a las objeciones del Ministerio de Justicia.
Precisamente en la Vicepresidencia primera y en Justicia argumentan que han hecho aportaciones al texto inicial para reforzar la seguridad jurídica de la ley. La propia Irene Montero había admitido que “en esta última fase el texto se ha ido enriqueciendo con aportaciones de otros ministerios sin alterar lo sustancial de la ley” y algunas fuentes del grupo confederal admiten que el primer borrador tenía algunos fallos. En la dirección de Unidas Podemos, sin embargo, los minimizan y aseguran que los añadidos solo eran “matices”. De hecho, acusan también a Calvo –encargada de organizar la actividad legislativa del Gobierno– de haber hecho coincidir la ley educativa que acabará con la Lomce en el mismo Consejo de Ministros en lo que consideran una maniobra para restar “protagonismo” a la de libertades sexuales.
En la parte socialista del Gobierno reconocen su malestar con la actitud que ha mantenido Unidas Podemos, que ha distribuido a los medios de comunicación unos mensajes en los que situaban a Igualdad como ganadora de una “batalla” interna y en los que acusaban a Calvo y al ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, de intentar torpedear la ley. “A este ministro de Justicia hay que obligarle a hacer avances feministas”, advertían desde el departamento de Irene Montero, donde anticipan que la Igualdad va a ser una de las “peleas” en la coalición.
El de este martes no es el primer encontronazo en el seno de la coalición en el poco más de un mes que tiene de vida. La ley de libertades sexuales ya constituyó un foco de conflicto hace un par de semanas, cuando Igualdad acusó a Justicia de “bloquear” la tramitación del proyecto. Fuentes de ese departamento aseguran que miembros de Justicia ignoraron incluso algunas citas previstas. El principal escollo fue entonces la intención de la parte socialista del Gobierno de acometer el “solo sí es sí” en la reforma integral del Código Penal mientras que para Unidas Podemos era una forma de descafeinar la ley de libertades sexuales. Aquel desencuentro provocó que se reuniera por primera vez la mesa permanente de seguimiento del pacto de la coalición. A partir de ahí, dieron por zanjadas las divergencias al aceptar los de Sánchez la fórmula que querían sus socios.
Sánchez e Iglesias también tuvieron que desencallar el conflicto suscitado por las distintas posiciones respecto a la política migratoria y cuyos efectos aún colean. La celebración por parte de Interior de la sentencia de Estrasburgo que avalaba las devoluciones en caliente, sumadas al anuncio de la elevación de las vallas de fronterizas así como un antiguo borrador de la ley de asilo provocaron una reacción airada de Unidas Podemos contra Fernando Grande-Marlaska.
Moncloa intentó aplacar el descontento de su socio con la difusión de un comunicado pactado, sin previo aviso a Interior, que distribuyó a los medios y en el que se apuntaba que la política migratoria era una cuestión de Estado “basada en el respeto y acatamiento de las decisiones judiciales y en los derechos humanos”.