“No hay caso Casado”. Con estas palabras trataba de zanjar este miércoles la vicesecretaria de Comunicación del PP, Marta González, la crisis por la que atraviesa su partido después de que la jueza Carmen Rodríguez-Medel haya decidido elevar una exposición razonada al Tribunal Supremo para que impute al líder de los conservadores por cohecho y prevaricación por las irregularidades de su máster. Además, González aseguraba que, de haber caso, afectaría a un instituto universitario –el Instituto de Derecho Público de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) en el que Casado cursó el Máster en Administración Autonómica y Local entre 2008 y 2009– en el que igual “no se hacían las cosas de la manera más correcta”, y no al líder de los conservadores.
La dirección del PP ha decidido seguir una idéntica estrategia a la que adoptó la expresidenta madrileña Cristina Cifuentes cuando eldiario.es publicó las irregularidades de su máster –el mismo que el del líder de los conservadores– y que acabó provocando su dimisión, a finales de abril. Como Casado, Cifuentes también aseguraba que no existía caso y culpaba a la universidad de los posibles errores que pudiera haber en su expediente.
En una misiva dirigida al rector de la URJC en la que la entonces presidenta de la Comunidad de Madrid “renunció” al máster, Cifuentes aseguraba que las “irregularidades” en torno a esos estudios eran “totalmente ajenas” a ella. “Según se desprende de la información reservada abierta por la Universidad, la obtención de dicho máster se ha visto afectada, al parecer, por diversas irregularidades administrativas, totalmente ajenas a mí, pero que han dado lugar a su cuestionamiento”, sostenía.
En los últimos días, Casado lleva defendiendo la legalidad de haber aprobado el máster con 18 asignaturas convalidadas, sin ir a clase y presentando tan solo cuatro trabajos por los que le pusieron sobresaliente. “Hice todo lo que se me pidió”, señalaba el lunes. Se trata del mismo mensaje que lanzó Cifuentes en su defensa: “A mí se me ofreció una modalidad y unos requisitos que no creo que hayan sido ni mejores ni peores que los que se hayan propuesto a otras personas en mis circunstancias”, escribía la presidenta. “Los requisitos que me fijaron los cumplí”, añadía.
Asimismo, la expresidenta madrileña insistía una y otra vez en que “la posesión de este máster” no le ha reportado “beneficio ni ventaja profesional de ningún tipo”. Casado también ha empleado ese argumento tratando de restar relevancia académica a esos estudios, a pesar de que los incluye en su currículum, tal y como figura en la página web del PP. El lunes aseguraba que “era un curso de doctorado que habilitaba a escribir una tesis” que finalmente no hizo “por falta de tiempo. No tengo ningún título para colgar en ninguna pared”, sostenía.
Una “persecución injusta”
Cifuentes se consideró víctima de una “persecución” e incluso de una “cacería” porque los medios publicaran noticias relacionadas con las irregularidades de su máster y porque los periodistas le hicieran preguntas al respecto. Palabras similares han empleado los principales dirigentes del PP para defender ahora a su presidente. El mismo martes, la propia Marta González consideraba que “existe una persecución” contra Casado. Y en un argumentario interno, la dirección de los conservadores habla de que “el PP está curtido ya en lidiar con acusaciones falsas y persecuciones injustificadas, pero esta, que afecta a su Presidente, está siendo muy dura y particularmente injusta”.
A pesar de todas estas coincidencias, la cúpula de los conservadores se esforzaba este miércoles en marcar distancias con Cifuentes: “A diferencia de otros casos, cuando surgieron las primeras noticias de este asunto Casado tuvo la valentía de presentar toda la información que disponía ante los medios de comunicación”, decía González en una entrevista en RNE.