Pablo Casado tiene desde este viernes menos razones para temer por su futuro político. A media mañana llegó la noticia que toda la nueva dirección del PP estaba aguardando: el informe de la Fiscalía del Tribunal Supremo oponiéndose a la imputación de su líder por las irregularidades de un máster en el que no asistió a clase ni trató con los profesores ni hay prueba alguna de los trabajos realizados y en el que se le convalidaron 18 de las 22 asignaturas. Nada más saltar los primeros titulares, el número dos del partido, Teodoro García Egea, convocó de urgencia a los medios de comunicación.
La mañana había salido redonda por una vez en Génova 13, la sede nacional del partido. Casi al mismo tiempo se había conocido el archivo de la información reservada que la polémica Universidad Rey Juan Carlos abrió de oficio sobre su licenciatura en Administración y Dirección de Empresas (ADE). El martes había sido la Universidad Complutense de Madrid la que había emitido un comunicado asegurando que “no existe irregularidad” en el expediente del presidente de los conservadores.
Esas tres decisiones conocidas a lo largo de una semana, en la que el PP siguió arremetiendo contra el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, por un supuesto plagio en su tesis, alejan la posibilidad de que el líder de los conservadores pueda ser encausado por los tribunales y desinflan la presión para que presente su dimisión por las sospechas sobre sus estudios.
Las presuntas irregularidades de su expediente académico han perseguido a Casado desde antes incluso de que anunciase que optaría a liderar el PP. La jueza que ya investigaba el título de la presidenta, Cristina Cifuentes, había decidido abrir otra pieza separada para investigar a la promoción de Casado. La decisión, aunque fue anterior, trascendió a la prensa cuando este ya era candidato a las primarias del partido y el entorno del aspirante a suceder a Mariano Rajoy deslizó que se trataba de una maniobra para entorpecer su carrera.
Pese a la investigación abierta, Casado decidió seguir adelante y en segunda ronda tras obtener los apoyos de María Dolores de Cospedal acabó investido presidente del PP. Solo dos semanas después de derrotar a Soraya Sáenz de Santamaría la jueza Carmen Rodríguez-Medel que investiga el máster que cursó entre 2008 y 2009 en la Universidad Rey Juan Carlos pidió al Tribunal Supremo –única instancia judicial que puede imputar al presidente de los conservadores, dada su condición de aforado– la imputación de Casado por los delitos de cohecho y prevaricación. Desde entonces, su liderazgo pende de la decisión del Alto Tribunal.
El PP considera ahora que el informe de la Fiscalía del Supremo rechazando la imputación de su líder es “definitivo” para demostrar la inocencia de su líder. La dirección del partido se muestra convencida de que “está desmontada” la acusación formulada por la jueza Rodríguez-Medel en su exposición razonada a raíz del texto del Ministerio Público que juzgan “demoledor”. A fin de cuentas, Casado ya había advertido que no dimitiría por las irregularidades de su máster porque “la ética la marca la ley”.
Sin opciones para los afines de Santamaría
Ahora, allanado su camino judicial por el informe de la Fiscalía del Supremo, fuentes de Génova explican que el optimismo sobre el futuro se vio reflejado ya en la reunión que Casado mantuvo este viernes en la sede nacional del PP con todos los secretarios generales autonómicos. Aunque en el encuentro aseguran que no se mencionó expresamente el informe de la Fiscalía, el partido afirma que los dirigentes regionales transmitieron a su máximo líder que la renovación de la dirección de los populares ha sido muy bien recibida en todo el país y que ya perciben “el 'efecto Casado” que ha generado su llegada a la presidencia de los populares y que se ha traducido, según ellos, en una mayor expectativa de voto de cara a las próximas elecciones autonómicas y municipales.
La dirección del PP considera que ese efecto se verá “impulsado” a raíz del informe de la Fiscalía y aboga por pasar página incluso antes de que el Alto Tribunal tome una decisión sobre la imputación de Casado. “No podemos seguir hablando de las notas de los políticos”, explican desde la dirección del PP, intentando huir de un debate que hace mucho daño a las siglas desde la dimisión de Cifuentes.
Los dirigentes consultados consideran que las decisiones de las últimas horas tanto del Supremo como de las universidades Rey Juan Carlos y Complutense acallan también las voces internas que hasta ahora sugerían la posibilidad de que Soraya Sáenz de Santamaría –que la semana pasada anunció que dejaba la política– o quienes respaldaron a esta en las primarias pudieran tratar de hacerse con el poder en el partido ante una imputación del presidente de los conservadores.
Una de las decisiones políticas que dice haber tomado el equipo de Casado es rechazar de forma sistemática la publicación de los cuatro supuestos únicos trabajos con los que el líder del PP aprobó su polémico máster en la Universidad Rey Juan Carlos, a pesar de que esa publicación despejaría las dudas sobre la autenticidad de los mismos. ¿Por qué razón? “Simplemente porque no. Es la decisión que hemos tomado”, apuntan en Génova.
“Por la vía de los hechos”
“No tiene por qué hacerlo porque en España nadie enseña sus trabajos”, aseguraba este viernes en rueda de prensa el número dos del partido, Teodoro García-Egea, el secretario general que reclamó la comparecencia de Pedro Sánchez por su tesis, visiblemente satisfecho por el rechazo del Supremo a la imputación de su líder.
El número dos del PP no escondió la euforia en su comparecencia al mediodía: “No hay nadie en la política española que humana y profesionalmente supere al presidente Casado”.
“Nada hay de qué preocuparse si se tiene la verdad de tu lado, y eso es lo que ha ocurrido siempre en este caso. La mejor política es la honestidad, y conforme van pasando los días, el presidente ve cómo los argumentos de todos esos valientes que dudaron de su honorabilidad, de su carrera, de sus convalidaciones y de su profesionalidad están siendo desmontados por la vía de los hechos”, añadía García-Egea.
Para confirmar del todo la teoría del presidente –de que no hay más ética que la ley– falta un último paso: que el Supremo opte por hacer suyos los argumentos de la Fiscalía y descarte los de la jueza Rodríguez-Medel que pide su imputación por cohecho y prevaricación. Si eso sucede el líder del PP podrá respirar tranquilo e inaugurar un mandato contaminado hasta el momento por las sospechas sobre su máster.