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Casado explota el rechazo a Santamaría para hacerse con un liderazgo inspirado por el ala dura del partido

Un discurso claramente derechizado y la necesidad interna de un cambio generacional en el liderazgo acorde al del resto de formaciones políticas, unidos al rechazo que genera la figura de Soraya Sáenz de Santamaría en parte del PP han dado este sábado la victoria a Pablo Casado en el XIX Congreso Extraordinario del Partido Popular. El nuevo presidente de la formación conservadora se imponía sobre la exvicepresidenta del Gobierno por 451 votos. Su lista al Comité Ejecutivo Nacional lograba 1.701 apoyos de los compromisarios, el 57%, frente a los 1.250 –el 42%– obtenidos por la exvicepresidenta.

“En algún momento antepusimos otros intereses a defender nuestros valores. Con Pablo Casado vamos a recuperarlos para poder sentirnos otra vez orgullosos del PP”. Uno de los vocales del equipo elegido este sábado en cónclave resumía con esas palabras la principal razón por la que, a su juicio, Casado acabó ganando a Santamaría la batalla interna. “El PP ha vuelto. Hemos vuelto después de este proceso”, decía, en esa línea, el nuevo presidente, una vez acabada la batalla.

El partido regresa a su discurso más a la derecha de la derecha. Las sucesivas  intervenciones de Casado con apelaciones a la patria y a todos los mantras que ansía el sector más escorado del PP han acabado encandilando a la mayoría de los compromisarios. A Casado le han premiado por sus propuestas contra el aborto y la eutanasia, su rechazo a la “ideología de género” –como llaman los sectores más ultracatólicos al feminismo– o su intención de ilegalizar los partidos independentistas para hacer frente a la crisis catalana. 

Un “proyecto de las bases”

Justo antes de las votaciones, su intervención ante el plenario del congreso en la que aglutinó todos esas ideas conseguía convencer a los indecisos. “Ha presentado un proyecto que es el de las bases. De Soraya no sabemos lo que haría tras la salida de Rajoy porque no lo ha explicado”, aseguraba una compromisaria valenciana justo después de votar.

En su triunfo también ha pesado el convencimiento que se instaló durante la última semana en el partido de que Casado iba por delante en la carrera. Un factor que debe ser valorado, más cuando muchos de los 3.082 compromisarios que votaron este sábado son cargos del aparato, cuyo futuro depende del líder del partido. El equipo del exvicesecretario de Comunicación supo escenificar la sensación de victoria en el auditorio con largas ovaciones durante su intervención justo antes de que los timbres llamasen a votar. El equipo de Santamaría trató de hacer ver que una cosa es el aplausómetro y otra muy distinta, los votos, pero la mayor parte de los delegados se fueron a la urna con la sensación de que la cosa estaba hecha para el vicesecretario de Organización. 

Además ha jugado el rechazo a la exvicepresidenta dentro del PP que se multiplicó durante sus últimos años en La Moncloa. Muchos afiliados le reprocharon entonces que dejara de lado el partido por su pugna interna con la exsecretaria general María Dolores de Cospedal. Esa batalla entre las que fueron las más estrechas colaboradoras de Mariano Rajoy –Santamaría en el Gobierno y Cospedal en el partido– también ha acabado por decantar la balanza a favor de Casado, porque el posicionamiento de la exnúmero dos a favor del candidato ha arrastrado a gran parte de sus apoyos.

“La semana pasada yo creo que estábamos en una situación de empate pero a lo largo del congreso la percepción ya era de que iba a ganar Casado”, añadía un compromisario madrileño. A su juicio, la victoria supone “el fin de los aparatos” porque las dos candidatas que supuestamente movían los hilos del partido –Cospedal y Santamaría– no han conseguido su objetivo de suceder a Rajoy. 

Otros delegados hacían hincapié en la edad del presidente, que tiene 37 años. “Con él estamos en condiciones de ganar a Rivera y a Sánchez”, aseguraba una representante andaluza. Además de un giro a la derecha el PP realiza un relevo generacional. Rajoy deja la presidencia con 63 años, 26 menos que su sucesor que, como presume, llega al liderazgo de los populares tras su paso por las juventudes del partido, las Nuevas Generaciones de las que fue presidente en Madrid. 

El apoyo del 'aznarismo'

Allí llegó de la mano de la expresidenta madrileña Esperanza Aguirre que, junto con el expresidente del Gobierno José María Aznar, apostó por el joven dirigente desde el primer momento. “Si alguna vez me tiene que renovar alguien, que sea Pablo Casado”, decía Aznar en 2015. Su fundación, FAES, emitía esta misma semana un comunicado dando a entender su respaldo al nuevo presidente del PP. Él está ahora en deuda con quienes fueron sus mentores. 

Casado es el candidato del sector que busca la revancha al PP de Rajoy. Todos los críticos con el expresidente le han apoyado, incluida la exlíder de los populares vascos María San Gil que se apartó en 2008 porque consideraba que el entonces líder del PP era demasiado moderado en sus planteamientos políticos. El nuevo presidente popular deberá por tanto conjugar las expectativas generadas a todo ese núcleo duro del aznarismo con su defensa de la herencia de Rajoy. 

La ultraderecha también espera gestos de Casado. La organización ultracatólica HazteOír lleva prácticamente toda la campaña realizando distintas iniciativas a su favor y en contra de Santamaría, recordando, por ejemplo, que a la exvicepresidenta le apoyaba el expresidente del Gobierno socialista José Luis Rodríguez Zapatero. Además, el presidente de Vox, Santiago Abascal, ha reconocido que el nuevo líder del PP tiene “puntos de encuentro” con la formación de extrema derecha.

Casado también era el candidato de las víctimas de ETA más inflexibles con la política antiterrorista, hasta el punto de que, justo un día antes de la votación de los compromisarios, la organización Dignidad y Justicia hacía público un comunicado –que fue distribuido a la prensa por la candidatura de Casado mientras el partido homenajeaba a Rajoy en el cónclave– respaldándole y asegurando que Santamaría había favorecido la salida de miembros de la banda de prisión. 

Este sábado Casado ha logrado ocupar el principal despacho de la planta noble de la calle de Génova de Madrid. A partir de mañana, quienes le han llevado hasta allí le exigirán que cumpla con sus expectativas. Él ya les lanzaba un primer mensaje nada más lograr la Presidencia del PP: “No os voy a defraudar”.