El comisario José Villarejo no se limitó a grabar supuestas conversaciones de miembros del Gobierno o del mundo empresarial por encargo del BBVA para conocer si se estaba llevando a cabo una operación para sacar del cargo al presidente del banco, Francisco González. El expolicía, que permenece en prisión provisional como principal acusado en el caso Tándem, también realizó seguimientos y fotografió el coche y la vivienda del antiguo número 2 de la CNMV, Carlos Arenillas, según la documentación de la operación Trampa desvelada por El Confidencial y Moncloa.com. Algo que también hizo con otro hombre no identificado de entre 40 y 50 años.
Este economista compartió pasado en la consultora Intermoney con Miguel Sebastián, que también fue supuestamente espiado por Villarejo a través de su empresa Grupo Cenyt, y cuya posición podía ser determinante en un proceso abierto en el regulador contra el entonces presidente del banco. Esta situación se produjo tras una denuncia del entorno de los directivos de Sacyr Luis del Rivero y Juan Abelló, a los que se ligaba con una operación con el beneplácito del Gobierno de Rodríguez Zapatero para intentar sacar a González de la presidencia del BBVA. El motivo de ese expediente fueron las supuestas irregularidades en la venta en 1996 de la sociedad de valores del máximo dirigente de BBVA, FG Valores, a Merrill Lynch.
Esta alianza entre el expresidente del BBVA y José Villarejo, que llegó a espiar 15.000 comunicaciones, ya está siendo investigada por la Audiencia Nacional. El tribunal ya ha solicitado a Moncloa.com que le remita la documentación que vincula al banco con Grupo Cenyt en la operación contra Sacyr. Algo que ha hecho a través de un requerimiento que la unidad de Asuntos Internos de la Policía ha entregado a los responsables del medio, que han confirmado a eldiario.es que colaborarán con la justicia y le entregarán los documentos.
El Juzgado Central número 6 de la Audiencia Nacional ha reclamado en la citada orden todo el material ya publicado en las ediciones de los días 9 de enero y siguientes, así como el que aún no se haya publicado y obre en poder de este medio de comunicación, según informa Europa Press.
Arenillas, vigilado en su coche y su casa
Para saber si Arenillas estaba al tanto de todo lo anterior, Villarejo le siguió cuando iba en su coche al menos dos veces entre noviembre de 2004 y febrero de 2005, siempre según las informaciones de El Confidencial y Moncloa.com. La matrícula del vehículo coincide con el coche del que disponía el espiado en ese momento, que fue vigilado incluso cuando abandonaba las oficinas del regulador situadas en el Paseo de la Castellana. Entre esas fechas también se realizaron las supuestas grabaciones de conversaciones al mencionado Sebastián, a la exvicepresidenta del Gobierno María Teresa Fernández de la Vega o a directivos del Banco Santander y Sacyr.
El otro espiado por el expolicía es un hombre del que se desconoce su identidad, al que tomó fotografías saliendo de su domicilio, situado en una población cercana a la localidad cántabra de Laredo. Los documentos mostrarían seguimientos a este individuo mientras dejaba a uno de sus hijos en el colegio, y posteriormente en un trayecto en coche que realizó junto a su esposa con destino Bilbao. Villarejo fotografió y realizó un informe de dos páginas al respecto.
Villarejo dio otro paso más al vigilar en su casa a su objetivo principal, como muestran las fotografías de la vivienda y de la puerta principal incluidas en el sumario de la operación Trampa. Entre los documentos publicados aparece la que sería la dirección del exdirectivo de la CNMV, que no ha sido desvelada por seguridad, aunque ambos medios aseguran que coincide con el hogar de Arenillas.
Esta labor de Villarejo ha provocado la reacción del actual presidente del BBVA, Carlos Torres, que ha dado explicaciones a sus empleados a través de una carta en la que les anuncia que están investigando si su predecesor ordenó realmente ese espionaje por las grabaciones conocidas, que apuntan a que así fue.
En concreto, esta decisión está motivada por una conversación conocida del ex jefe de seguridad del banco Julio Corrochano con Villarejo, en la que el primero aleccionaba al segundo sobre la manera de hacer informes porque “mi presidente (en referencia a González) ni las conclusiones lee, hay que decirle: ”Pim, pim, pim y pim“”. Según esta investigación periodística, los trabajos ordenados por González al comisario costaron al banco al menos 517.600 euros.