El comisario jubilado José Manuel Villarejo ha situado a la ex secretaria general del PP María Dolores de Cospedal como uno de los “superiores” a los que daba cuenta de sus investigaciones policiales, pese a no pertenecer ella al organigrama del Ministerio del Interior ni ocupar en 2013 y 2014 –operación Kitchen– ningún cargo en el Gobierno central.
Villarejo ha declarado como testigo en el marco de la pieza 36 de la causa que se sigue en la Audiencia Nacional y ha reconocido las anotaciones de sus agendas para hablar de Javier Gómez de Liaño, el abogado en 2013 de Luis Bárcenas. Gómez de Liaño, según investiga esta pieza, fue objeto de una turbia operación para atribuirle delitos, desacreditarle y evitar así las filtraciones que supuestamente estaba haciendo a El Mundo sobre la caja B del Partido Popular.
El comisario Villarejo está procesado por haber espiado a Luis Bárcenas con fondos reservados. Se trató de una operación parapolicial para sabotear la investigación judicial al PP por la caja B, según la Fiscalía Anticorrupción. La pieza 36, en la que ha declarado hoy Villarejo, investiga si hubo una segunda operación Kitchen donde el objetivo principal fue el abogado de Bárcenas. La Sala de lo Penal obligó a Manuel García Castellón a reabrir esta pieza tras tramitarla y cerrarla en secreto. En el marco de la misma ha declarado este lunes Villarejo, quien ha dicho que visitó a Cospedal en su despacho de la sede nacional del PP, en la calle Génova, “14 o 15 veces”.
El motivo por el que Villarejo anota reuniones con otros habituales de su entorno para hablar del abogado Gómez de Liaño es el que era cliente de este, Zakhtar Kalashov, un importante jefe de la mafia rusa. Los imputados en esta pieza 36 están acusados de querer atribuir a Gómez de Liaño el cobro en negro de 5,5 millones de euros de Kalashov, lo que el letrado niega. Villarejo ha dicho hoy a García Castellón que tuvo conocimiento de ese pago y que si investigó fue por que el mafioso ruso era un peligro para las instituciones españolas, incluida la Casa Real.
De igual modo, en la línea con su argumentario habitual, Villarejo ha dicho que sus trabajos no estaban enmarcados en ninguna investigación judicial sino que eran “de inteligencia”. Y que de sus resultados informaba a sus superiores, incluido el secretario de Estado de Seguridad entonces, Francisco Martínez. Con el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, no departía porque, según ha dicho, el jefe del departamento “está a sus misas”.
Villarejo no ha explicado por qué informaba a Cospedal si ésta no tenía más cargo que el de presidenta de Castilla-La Mancha y secretaria general del PP. En la pieza número 7, la que investiga el caso Kitchen, aparecen varias anotaciones y grabaciones en las que el comisario y la número dos del PP en aquellos momentos hablarían de hacer desaparecer pruebas de la financiación irregular y de encargos de la político al policía. Ninguno de ellos fueron considerados de entidad por García Castellón para procesar a Cospedal. La ex secretaria general del PP está citada para declarar este martes como testigo.
También han declarado este lunes los abogados José Aliste y Óscar Jiménez Rubia, que aparecen de forma recurrente en episodios de la brigada política del PP. Aliste ha declarado como investigado pero no ha explicado por qué aparece en las agendas de Villarejo vinculado a la operación contra Gómez de Liaño. Jiménez Rubia ha llegado a decir, en calidad de testigo, que se enteró de que Javier Gómez de Liaño defendía a Bárcenas en 2016, dos años después de los hechos.
Esta pieza 36 es un álbum de las capas más profundas del ‘ecosistema Villarejo’. En sus páginas aparecen escurridizos personajes que habían logrado pasar de perfil por la causa y que habitan un mundo de servicios secretos, confidentes y extorsiones. Uno de ellos es Halit Sahijtaj, perteneciente al entorno del jefe de la mafia rusa Zahari Kalashov y viejo conocido de los servicios de Información españoles.
Un juzgado de Marbella registró la casa de Halit el pasado año en el marco de otra causa y allí encontró un grabación en la que tres individuos hablan de un plan para obtener información comprometedora del abogado Javier Gómez de Liaño. Acusaban al letrado defensor de Bárcenas de filtrar a El Mundo la información que estaba desangrando al PP. El objetivo era neutralizar a Gómez de Liaño.
“Un abogado del Estado que ha puesto Cospedal”
El juzgado de instrucción número 2 de Marbella envió el audio a la Audiencia Nacional. Los tres participantes en la reunión son José Luis Moreno Cela, Mónica Gil Manzano y Juan Ramón Díaz Moro. El abogado Moreno Cela asegura trabajar para “un lobby que está detrás del Partido Popular, que es el que hace fuerza, el que pide favores”. Por su parte, Juan Ramón Díaz Moro representaría a Kalashov y Mónica Gil Manzano les habría presentado y haría las veces de intermediaria.
Moreno Cela propone a Díaz Moro que Kalashov facilite información sobre unos pagos del ‘capo’ georgiano a Gómez de Liaño, que fue su abogado. A cambio, el citado “lobby”, manejado por el PP, aceleraría la puesta en libertad del mafioso. Durante la grabación, José Luis Moreno Cela se explaya: “Quien está manejando el temilla, pues la mano derecha, un abogado del Estado que es amigo de Cospedal, que es el abogado que puso ella para llevar digamos, todo el lobby, toda la historieta, ¿vale?”. Y añade: “Es un lobby por llamarlo de manera elegante”.
Cuando el juez García Castellón recibió las grabaciones de Marbella encargó un informe a los policías del caso. Aquel exótico nombre, Halit Sahitaj, sonaba de algo a los agentes de la Unidad de Asuntos Internos. Efectivamente, el diario incautado a Villarejo recoge una veintena de referencias al ciudadano serbio. El 4 de abril de 2014, el comisario escribió en su bitácora: “Halit Sahitaj. Sujeto interesante. Dice que pagó personalmente mucho dinero en efectivo a Liaño [abogado de Bárcenas]. Sabe nombre testaferro y bancos de Uruguay”. El caso de una segunda maniobra ilegal para torpedear que afloraran los secretos de la caja B del PP empezaba a tomar forma.