Vox, la formación de extrema derecha que dirige Santiago Abascal ha conseguido doblegar a la mayoría de las encuestas que no les otorgaba ningún diputado en el País Vasco y se ha apuntado su primer éxito en Álava, en donde ha arrebatado un diputado a la coalición PP-Cs, gracias a que la participación ha bajado y a que el escaño por esta provincia se ha abaratado.
Los de Pablo Casado han fracasado en su intento de arrastrar el voto de la derecha “constitucionalista”, y no han atraído a los votantes antinacionalistas por los que peleaban las tres fuerzas de derechas. La coalición de Casado apostó comocandidato a lehendakari por Carlos Iturgaiz, un duro del partido, marginando a Alfonso Alonso, cuyo feudo precisamente siempre ha sido Álava. El partido de Arrimadas, no obstante, pese al batacazo sufrido por la coalición, ha rentabilizado el acuerdo consiguiendo por primera vez también representación en Vitoria.
Las elecciones al Parlamento vasco eran la primera prueba de fuego para una de las grandes obsesiones del líder del PP: la fusión de PP y Ciudadanos en el marco de la “reunificación” del centro derecha que el presidente de los populares se ha fijado como objetivo para la presente legislatura a nivel nacional. Era el primer paso, que ha resultado fracasado, de un plan más ambicioso que pretende sumar también a Vox y lograr la reunificación de la derecha, que se partió en tres con la caída del Gobierno de Mariano Rajoy tras la moción de censura de 2018.
En febrero, este primer experimento se tradujo en la creación de la coalición PP+Cs, denominación de la lista conjunta en la que los dos partidos concurren a los comicios vascos. El propio Casado y la líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas, escenificaron ese acuerdo el pasado domingo en un mitin de campaña conjunto en Gernika (Bizkaia).
El fracaso de la suma de PP y Ciudadanos en Euskadi
Como candidato, ambas formaciones eligieron finalmente al popular Carlos Iturgaiz, que precisamente es un representante del aznarismo, sector ultraconservador del PP al que Casado reintegró en el partido –colocando en puestos estratégicos a sus principales representantes– tras lustros de diferencias entre Aznar y su sucesor y exlíder popular Mariano Rajoy. Casado impuso el nombre de Iturgaiz tras destituir al candidato previsto, el exlíder del PP vasco Alfonso Alonso, de un perfil más moderado.
La coalición que los dos partidos pretenden trasladar también a las elecciones catalanas, –cuyo adelanto anunció el president de la Generalitat, Quim Torra, aunque aún no ha puesto una fecha concreta–, partía, en todo caso, con la mayoría de las encuestas en contra, que se han visto confirmadas en las urnas.
Con la entrada de Amaya Martínez en el Parlamento de Vitoria Vox rompe, por su parte, los malos resultados que sacó en las elecciones generales del 10 de noviembre en el País Vasco en las que no llegó al 4% de apoyos. Abascal se ha volcado en su tierra en esta difícil campaña convencido de que en esta ocasión tenían posibilidades de obtener representación.
La formación de extrema derecha ha explotado al máximo los ataques que han sufrido en los actos electorales algunos de sus dirigentes y candidatos y ha cargado con dureza contra los “independentistas” y “los herederos de ETA”. Además, el propio Abascal no ha parado de denunciar en su perfil de Twitter “la voluntad de sabotear a Vox y acabar con la democracia, con la complicidad de otros partidos políticos y medios de comunicación” . “Actuaremos contra todos los delincuentes electorales”, advirtieron en el cierre de campaña.
Esta misma noche, el portavoz de la formación de extrema derecha, Jorge Buxadé, ha lamentado que estas elecciones no han sido “libres”, ni “transparentes” ni “pacíficas”. Vox ha vetado a elDiario.es, así como a otros medios, y se ha negado a acreditar a nuestros redactores para cubrir en su sede de Madrid la noche electoral y las primeras reacciones de la dirección nacional.
Sin representación en Galicia
La otra cara de la moneda de esta doble cita electoral ha sido Galicia donde ninguno de estos dos partidos, Vox y Ciudadanos, ha conseguido escaños en el Parlamento regional. Los de Arrimadas aspiraban al menos a un escaño por Pontevedra, el de Beatriz Pino. Pero no ha podido ser. Ciudadanos y Vox seguirán siendo allí partidos extraparlamentarios. El partido de Santiago Abascal ha conseguido más de 25.000 votos, un 2% del total, lo que lo sitúa como quinta fuerza por debajo de Galicia en Común. Vox ha conseguido algo más de la mitad de los votos de la coalición que lidera Antón Gómez-Reino sin presentar candidato a la presidencia de la Xunta.
Por su parte, Ciudadanos ha cosechado un peor resultado y se convierte en la sexta fuerza en Galicia con algo más de 9.000 votos. Su candidata a la Xunta, Beatriz Pino, ha afirmado que seguirá trabajando por que su proyecto, “una voz moderada y de centro”, llegue al Parlamento gallego. Pero tendrá que ser en otra ocasión.