José Luis Rodríguez Zapatero no se esconde. El expresidente socialista se ha consumado como el verdadero especialista del PSOE en abanderar las causas más espinosas para el partido. Y en hacerlo, además, en las campañas electorales más cuesta arriba. Lo hizo en las autonómicas y municipales de mayo para poner en valor el legado del Gobierno de coalición en sus horas más críticas. Después en las generales para reivindicar la trayectoria de los socialistas en la lucha contra el terrorismo y la legitimidad de los acuerdos con EH Bildu. Y ahora hace lo propio con la amnistía en vísperas de los comicios a la Xunta de Galicia, en los que también se implica de lleno.
“Yo siempre estoy a gusto en un acto del PSOE, estoy siempre motivado, siempre feliz”, dijo en la reciente convención del partido en A Coruña como indirecta, quizás, a otros antecesores que se ausentan de ese tipo de actos y que hacen de la crítica a su propio partido su manera de situarse en la política. Justo en el extremo opuesto, en el de defender lo que casi nadie se atreve a defender y cuando casi nadie se atreve a hacerlo, vive permanentemente Zapatero. “Ya sabéis que le he vuelto a coger el gusto a las campañas electorales”, reconoció en ese mismo acto.
Con unas perspectivas que sitúan al PSOE como tercera fuerza según la mayoría de encuestas y en un territorio poco propicio históricamente para la izquierda como es Galicia, el expresidente del Gobierno no ha dudado en volver a ofrecerse a su partido como uno de los grandes animadores de la campaña para las siglas socialistas. “Vamos a dar la sorpresa. Va a ser presidente José Ramón”, animó a los suyos en A Coruña, en referencia al candidato Besteiro, al que imploró: “Cuenta conmigo para la campaña”.
En Ferraz ponen en valor que Zapatero sea “un gran activo del PSOE” y que, además, “no deje de demostrar su compromiso”. “Desde el partido se le pide disposición y él la ofrece siempre toda”, apuntan en la dirección socialista, donde admiten que el tirón que el expresidente sigue teniendo entre la militancia es elevado y que, por tanto, sigue siendo a día de hoy uno de los principales valores en las campañas.
La interlocución del expresidente con Pedro Sánchez es constante y ambos mantienen en la actualidad una estrecha relación personal y política que convierte a Zapatero en uno de los principales confesores del presidente del Gobierno, quien a menudo le pide opinión y consejo sobre los temas de mayor calado político. Además, el expresidente suele jugar de manera recurrente el papel de intermediario con interlocutores que resulten de especial complejidad para el Ejecutivo, un rol en el que también se ha especializado en los últimos años y en el que, según Ferraz, se mueve con especial habilidad.
Ha mediado en este tiempo Zapatero entre la dirección de Podemos y Yolanda Díaz a cuenta de su ruptura, y mantiene lazos fluidos también con el independentismo vasco o catalán, con quien también mantiene ahora contactos informales e indiscretos en busca de salidas al bloqueo de la amnistía. Trabajos que a veces ni siquiera requieren ser encargados por nadie de su partido, donde sí le agradecen su implicación permanente.
En la actual campaña de las elecciones gallegas no ha esquivado posicionarse sobre la amnistía, la norma sobre la que pivota toda la política nacional y sobre la cual muchos dirigentes socialistas sí prefieren pasar de puntillas, principalmente antes de unas elecciones.
“Sí, soy un firme defensor de la amnistía porque creo en la democracia, en la generosidad, en la convivencia, en volver a empezar”, dijo en la convención de A Coruña de mediados de enero, donde el propio Pedro Sánchez eludió referencia alguna a la medida de gracia. Como antes hizo con los pactos con EH Bildu o con los indultos en algunos de los momentos más delicados para el Ejecutivo de Pedro Sánchez, el expresidente llevó a cabo una defensa encendida incluso de los acuerdos alcanzados in extremis entre el PSOE y Junts para sacar adelante los decretos anticrisis en el Congreso a cambio de negociar las competencias en materia de inmigración. “El desarrollo del artículo 150.2 de la Constitución es una oportunidad para abordar un pacto de Estado en inmigración”, planteó antes de bromear sobre las críticas del PP. “Van a acabar declarando inconstitucional la Constitución”, añadió.
Además de Zapatero, el PSOE ha programado un desembarco masivo de miembros del Gobierno en Galicia durante la recta final de la campaña con Pedro Sánchez a la cabeza, que además de los actos del último fin de semana de campaña estará el jueves en A Coruña y el viernes en Santiago para arropar al candidato Besteiro en el cierre.
Frente al sucesor de Alberto Núñez Feijóo, los socialistas han diseñado una estrategia con tintes de política nacional, en la que lejos de dejar entrever algún complejo por los pactos con el independentismo catalán se exhibe el legado del Gobierno de Pedro Sánchez como gran reclamo para la movilización del votante progresista. Con un ojo puesto ya en las elecciones vascas y en las europeas, en el seno del PSOE asumen que en cualquier caso, la gallega no será una gesta sencilla.