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Dos mujeres toman imágenes en secreto de la vida bajo ISIS en Siria

El diario sueco Espressen entregó cámaras a dos mujeres residentes en la ciudad siria de Raqqa, ocupada por ISIS desde 2014. Las cámaras fueron colocadas bajo el niqab, la prenda que tapa por completo a la mujer, excepto los ojos, y que es obligatorio para ellas en esa localidad. La prohibición de mostrar rostros femeninos llega hasta las tiendas. El vídeo comienza con una visita a una tienda de cosméticos en la que el dueño tuvo borrar con rotulador los rostros de las cajas de tinte para el pelo.

Un taxista les recuerda que no puede recoger a una mujer sola. El castigo son 30 latigazos para ambos. En una ocasión, los milicianos de ISIS intentaron castigar a su hija por ir en el taxi de su padre, a lo que él se negó.

Las mujeres fueron testigos de la ejecución pública de una persona, algo que se ha repetido muchas veces en Raqqa. “Los ejecutan a tiros, profanan sus cuerpos, los decapitan y colocan la cabeza en la punta de una pértiga para que quede expuesta. O dejan el cadáver en la calle para los coches pasen por encima hasta que no quede nada de él”, dice una de ellas.

Las dos se quedaron en Raqqa para ayudar a una amiga que se había quedado embarazada sin estar casada. Si los yihadistas se enteraban, iba a ser asesinada. “Si tenía el niño, le iban a preguntar por el nombre del padre. ¿Qué podía decir? La hubieran lapidado. La otra razón es que no hay médicos que se atrevan a practicar un aborto. Tuvimos que darle pastillas para provocar el aborto dentro de casa”.