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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Pedro J. lanza un ataque directo contra su sucesor en las páginas de El Mundo

Las flechas cruzadas entre Pedro J. Ramírez y Casimiro García-Abadillo suman este domingo una nueva entrega. El que fuera director de El Mundo apunta en su carta semanal a su sucesor, al que responde sobre las palabras que Abadillo le dedicó en la entrevista que publicó el diario hace solo unas semanas. “Debo reconocer que me sorprendió doblemente la vía de comunicación elegida. Primero porque, siendo la línea recta el camino más corto entre dos puntos, haya hecho falta talar árboles, extraerles la pulpa, transformarla en gigantescas bobinas, imprimirlas en una nave industrial y transportarlo hasta miles de puntos, incluida la Avenida de San Luis, donde están tu despacho y mi mazmorra”, dice Ramírez.

Recuerda también el capítulo de la exclusión de la foto del 25 aniversario del periódico, muy contestada por el exdirector del diario en las redes sociales. “Aunque me coloques ya extramuros, aunque me veas dando las últimas boqueadas –¿tanto te incomoda que este ingenuo arponero te sirva de escabel dominical?– , uno todavía conserva las escamas intactas, una notable reserva de oxígeno en las branquias y, hasta excluido de la foto, sigue considerándose un poco de la casa”.

Entre los arpones que lanza, saca a colación de nuevo su polémica salida de la cabecera y revela que la empresa propietaria del medio (RCS) le pide, a través de su despacho de abogados, 100.000 euros como penalización por relacionar su final en El Mundo con “una brutal campaña del Gobierno”. A Abadillo le pide que ratifique “en sede judicial tu propia versión de los hechos, coincidente con la mía, en los términos exactos en los que la reflejaste en tu primer encuentro digital como director de El Mundo”; un encuentro en el que actual director del periódico afirmaba que “los poderes fácticos de este país no soportaban a un director como Pedro J”.

La credibilidad del medio queda en entredicho cuando Ramírez acusa a su sucesor de no hacer una información crítica sobre el Gobierno, e incluso de sus relaciones personales con miembros del PP: “Es cierto que en mis últimos meses como director me sorprendió la presencia física en tu círculo íntimo de la omnipotente Sáenz de Santamaría -ora pro nobis- y que, como sabes, las omisiones en la última entrevista a María Dolores de las Mentiras [en relación a Cospedal] me mosquearon cantidad”.

En el párrafo final, la discordia se convierte en algo personal: “Ah, y en relación a eso que dices de que no te gustaría que dentro de diez años la gente identificara a El Mundo como ”el periódico de Casimiro“, chico, nunca se sabe qué puede caernos del cielo, pero yo que tú tampoco me preocuparía demasiado. Francamente, ese peligro no lo veo”, remata Ramírez, dando a entender que Abadillo no da la talla para el puesto.

La empresa editora de El Mundo impuso el cese de Pedro J. Ramírez y le concedió una elevada indemnización de varios millones de euros a cambio de que no lanzara otro medio de comunicación durante los dos años posteriores a su salida del puesto. El periodista ha dicho en varias ocasiones que podría hacer precisamente eso si se producen cambios en los criterios informativos del diario.

Las flechas cruzadas entre Pedro J. Ramírez y Casimiro García-Abadillo suman este domingo una nueva entrega. El que fuera director de El Mundo apunta en su carta semanal a su sucesor, al que responde sobre las palabras que Abadillo le dedicó en la entrevista que publicó el diario hace solo unas semanas. “Debo reconocer que me sorprendió doblemente la vía de comunicación elegida. Primero porque, siendo la línea recta el camino más corto entre dos puntos, haya hecho falta talar árboles, extraerles la pulpa, transformarla en gigantescas bobinas, imprimirlas en una nave industrial y transportarlo hasta miles de puntos, incluida la Avenida de San Luis, donde están tu despacho y mi mazmorra”, dice Ramírez.

Recuerda también el capítulo de la exclusión de la foto del 25 aniversario del periódico, muy contestada por el exdirector del diario en las redes sociales. “Aunque me coloques ya extramuros, aunque me veas dando las últimas boqueadas –¿tanto te incomoda que este ingenuo arponero te sirva de escabel dominical?– , uno todavía conserva las escamas intactas, una notable reserva de oxígeno en las branquias y, hasta excluido de la foto, sigue considerándose un poco de la casa”.