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OPINIÓN | 'Este año tampoco', por Antón Losada

Siri recuerda a todo el Parlamento Británico que le está escuchando, pero a nadie parece importarle

Galvin Williamson se lo toma a risa, pero quizá el recordatorio de que el jefe político de las Fuerzas Armadas británicas tiene un micrófono grabando todo lo que dice las 24 horas del día debería merecer algo más de preocupación por su parte. Williamson, ministro de Defensa del Ejecutivo de Theresa May, fue interrumpido por Siri, el asistente de conversación de su iPhone en plena sesión del Parlamento Británico, pero a nadie pareció importarle.

Williamson, comparecía en la cámara sobre un tema relacionado con las fronteras entre Siria e Irak. En ese momento Siri le interrumpió: “He encontrado algo en la web sobre Siria: fuerzas democráticas sirias apoyadas por la premonición”. Williamson había dejado su teléfono en el atril y el asistente confundió “Siria” con su comando de activación. 

El ministro, entre mofas, pidió entonces continuar “sin la ayuda de Siri”. No volvió a recibir ayuda del asistente, aunque lo dejó activado y, con ello, permitió que el micrófono de su teléfono siguiera registrando todo lo que ocurría alrededor en busca de las palabras mágicas para activar ese software.

Las compañías que proporcionan este tipo de servicios aseguran que solo almacenan en sus servidores las conversaciones directas con el asistente, y no lo que registran antes o después de estas. Eso supone que todas las conversaciones directas (voluntarias o involuntarias, como en el caso del ministro de Defensa británico) quedan guardadas oficialmente y con el permiso del usuario.

Esos datos se tratan con fines comerciales. Las empresas los utilizan para buscar patrones de consumo y acotar el perfil de intereses del usuario con el objetivo de poder segmentar al máximo la publicidad que le hacen llegar. No obstante, el usuario pierde la soberanía sobre sus propios datos, que son almacenados en servidores extranjeros, así como el poder de decisión sobre qué individuos o terceras empresas acceden a ellos. Por no hablar de posibles ataques contra esos servidores.

Huelga decir que en el caso del ministro de Defensa británico, responsable de la seguridad de todos los soldados de sus Fuerzas Armadas o de información clasificada como la ubicación de los submarinos de la Marina, estos datos cobran una importancia mayor de la que parece otorgarle Williamson y el Parlamento. 

“Como nos hablan de inteligencia artificial atribuimos inteligencia a estos asistentes, y en su uso descubrimos que no lo son. Eso puede dar lugar a momentos cómicos o a momentos peligrosos”, recordaba en conversación con eldiario.es Gemma Galdón, directora de Eticas, que impulsa un desarrollo responsable en las nuevas tecnologías.

Este tipo de tecnologías están cada vez más presentes en nuestras vidas, lo que no implica que sean seguras. De hecho, quizá el mejor recordatorio ante ellas es que ningún dispositivo conectado a la red lo es, por lo que hay que extremar la precaución sobre la información sensible que se les permite obtener. 

Galvin Williamson se lo toma a risa, pero quizá el recordatorio de que el jefe político de las Fuerzas Armadas británicas tiene un micrófono grabando todo lo que dice las 24 horas del día debería merecer algo más de preocupación por su parte. Williamson, ministro de Defensa del Ejecutivo de Theresa May, fue interrumpido por Siri, el asistente de conversación de su iPhone en plena sesión del Parlamento Británico, pero a nadie pareció importarle.

Williamson, comparecía en la cámara sobre un tema relacionado con las fronteras entre Siria e Irak. En ese momento Siri le interrumpió: “He encontrado algo en la web sobre Siria: fuerzas democráticas sirias apoyadas por la premonición”. Williamson había dejado su teléfono en el atril y el asistente confundió “Siria” con su comando de activación.