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The New York Times recuerda el asesinato de Ana Orantes: “Allanó el camino para la promulgación de leyes que protegiesen a las mujeres”

El periódico estadounidese The New York Times dedica un espacio este jueves para recordar a Ana Orantes, asesinada por su exmarido en 1997 tras denunciar en televisión las agresiones que sufría. “Orantes se sobrepuso a sus miedos y acudió a la televisión para hablar de los abusos que había sufrido. Trece días después estaba muerta, asesinada por su exmarido de una forma tan horrible que se continúa hablando de ello en la actualidad”, escribe Raphael Minder, corresponsal de ese periódico en Madrid y Portugal desde 2010.

El artículo está dentro de la sección Overlooked (“pasado por alto” o “ignorado”), una serie de obituarios sobre personas relevantes cuyas muertes no fueron recogidas en The Times en el momento en que ocurrieron. Ana Orantes, asesinada en el municipio granadino de Cúllar Vega, se convirtió en un símbolo de la lucha contra la violencia de género. Fue apuñalada, golpeada y quemada viva por su marido en el jardín de su casa poco después de denunciar sus maltratos en el programa de Canal Sur Televisión. Él continuaba viviendo en el domicilio familiar por decisión judicial tras haberse separado.

Ana Orantes explicó en 1997 que su marido le dijo en varias ocasiones que “ya no iba a haber más palizas”. “Yo lo creía porque tenía once hijos y no tenía dónde ir, no podía irme con mis padres, ni con nadie y tenía que aguantar que me diera paliza sobre paliza; me ha pegado y me ha dolido, pero me duele más lo que ha hecho con mis hijos”, relató.

“Esperaba que contando su historia otras víctimas de violencia machista encontrasen consuelo al saber que no estaban solas, que se podía hacer algo por las mujeres como ella”, se lee en The New York Times. “Pero contar su historia causó la ira de su marido una última vez. Al final, fue su trágica muerte en diciembre de 1997 la que introdujo en la conciencia nacional su historia y allanó el camino para la promulgación de grandes reformas para proteger a las mujeres en España”. El periodista recuerda que Francisco Álvarez Cascos, vicepresidente del Gobierno, dijo en ese momento que se trataba de un “caso aislado obra de un excéntrico”.

“Durante cuatro décadas, Orantes intentó escapar de su situación en muchas ocasiones: fue a la policía, se divorció. Pero vivía en España, donde, con en muchas partes de Europa, no había leyes que protegiesen a las mujeres de la violencia machista”, se puede leer en el periódico.

Su asesinato removió la conciencia social y política de España sobre la violencia machista y dio pie a una serie de reformas legislativas, judiciales y asistenciales que fueron acometidas por sucesivos gobiernos. Un año después, el Gobierno del Partido Popular aprobó el I Plan de Acción contra la Violencia Doméstica que incluía una serie de medidas, como la prohibición de aproximación a la víctima. En 2005 se aprobó la primera ley integral contra la violencia de género, impulsada por el ejecutivo socialista.

El periódico estadounidese The New York Times dedica un espacio este jueves para recordar a Ana Orantes, asesinada por su exmarido en 1997 tras denunciar en televisión las agresiones que sufría. “Orantes se sobrepuso a sus miedos y acudió a la televisión para hablar de los abusos que había sufrido. Trece días después estaba muerta, asesinada por su exmarido de una forma tan horrible que se continúa hablando de ello en la actualidad”, escribe Raphael Minder, corresponsal de ese periódico en Madrid y Portugal desde 2010.

El artículo está dentro de la sección Overlooked (“pasado por alto” o “ignorado”), una serie de obituarios sobre personas relevantes cuyas muertes no fueron recogidas en The Times en el momento en que ocurrieron. Ana Orantes, asesinada en el municipio granadino de Cúllar Vega, se convirtió en un símbolo de la lucha contra la violencia de género. Fue apuñalada, golpeada y quemada viva por su marido en el jardín de su casa poco después de denunciar sus maltratos en el programa de Canal Sur Televisión. Él continuaba viviendo en el domicilio familiar por decisión judicial tras haberse separado.