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El Zulista: una cuenta de Twitter que muestra con humor 'el museo de los horrores inmobiliarios'

Alquilar piso decente en España empieza a ser más difícil que tener discusión civilizada en Twitter. Los datos indican una subida exponencial del precio medio. Solo en el último año ha subido en todo el estado un 6%, situando la cifra promedio de alquiler en 1.878€ en Madrid, 1.765€ en Barcelona, 1.335€ en Sevilla o 1.369€ en Sevilla. Esto sucede en un país con un Salario Mínimo Interprofesional de 735,90€ y con la tasa de contratos temporales más alta de Europa en 2017 (26,8% del total, siendo 9 de cada 10 contratos de personas entre 16 y 25 años de carácter temporal). Son datos sencillos que cualquiera sabría interpretar para entender que algo falla gravemente para proteger lo que es considerado un derecho básico tanto por la Declaración Universal de los Derechos Humanos como por la Constitución española: el acceso a una vivienda digna y adecuada.

Por si no fuera poco enfrentarse al reto que supone hoy encontrar una vivienda digna tanto para comprar como para alquilar, quien busca tiene que enfrentarse continuamente a una lamiosa retórica de venta que trata de convencerte de lo maravilloso que es vivir en una infravivienda. Esa disonancia cognitiva que produce poner en alquiler un espacio de 14m2 e así insistir en las bondades del mismo llegando incluso a pedir 2 meses de fianza como garantía además de un mes de honorarios para la Agencia, representa muy bien el museo de los horrores en que se ha convertido hoy el mercado inmobiliario español. Y en ese museo que son las plataformas de venta y alquiler de vivienda, hace 2 meses nació El Zulista: una cuenta de Twitter que trata de poner en evidencia desde el humor esta situación.

“La idea surgió porque tenemos típico grupo de colegas de WhatsApp y una de las personas de las que vivimos en Madrid estaba buscando piso de alquiler en la ciudad ya que tenía que irse de donde estaba ya que le rescindían el contrato alegando que necesitaban el piso para vivir él. El caso es que nos iba contando sus peripecias, los ”zulos“ que se encontraba y los precios desorbitados que tenían. Muchas veces era tan escandaloso el tema que era para tomárselo a guasa, aunque la triste realidad fuese que a medida que pasaban los días su desesperación iba en aumento. De ahí surgió la idea de que algo había que hacer así que se nos ocurrió crear un altavoz como son las redes sociales, en clave satírica, porque lo nuestro es siempre mejor reír que llorar”, nos cuentan a través de mensaje directo de Twitter, dejando claro que prefieren mantener el anonimato.

El Zulista utiliza la mejor de las herramientas para dar difusión a una causa al tiempo que ayuda a enfrentar lo dramático y desesperante de la situación: el humor. Cada tuit está compuesto con un sarcástico mimo, emulando el tono entusiasta y jovial de las empresas que gestionan plataformas de venta o alquiler de vivienda. De hecho, es una estrategia consciente: “Nos pareció que era un forma de poder llegar a mucha gente y hacernos eco de un problema que creemos hay que frenar cuanto antes y del que tal vez, si no te has visto en el caso, mucha gente no es del todo consciente”.

El parecido más que evidente de su avatar con una de las plataformas más conocidas de compra-venta y alquiler de viviendas, los pantallazos de todos sus tuits y sus críticas a los propietarios o agencias sobre cuyos textos ironizan, plantean la duda de si alguien se ha quejado o ha reaccionado en contra. Respecto a reacciones en contra la más “cómica” fue la primera “Nada más crear la cuenta de Twitter, sin apenas haber publicado aún casi nada, la cuenta oficial de Idealista nos bloqueó. No entendemos por qué si no troleamos a nadie #modoironiaoff. En general no suele haber reacciones a la contra. Tal vez en alguna ocasión a alguien se le pueda haber escapado el sentido irónico de nuestros tuits y nos haya contestado en plan ”¿Cómo podéis decir que es barato si es una mierda?“. Pero una vez aclarado, sin problema.”

El Zulista es una herramienta principalmente de denuncia. Pero las personas detrás de la cuenta tienen claro que hacen falta propuestas para solventar la situación. “Por un lado la regulación de lo que se puede alquilar como vivienda, todo piso que desee entrar en el mercado del alquiler debería cumplir unos mínimos de habitabilidad y salubridad, igual que ocurre para conceder la licencia de primera ocupación. Por otro lado hay que proteger tanto al propietario como al inquilino de posibles abusos por una u otra parte. De esta forma nos evitamos que los propietarios puedan exigir los meses que quieran de fianza y de agencia y todo lo que se les antoje, pero que a la vez estén protegidos frente a impagos y destrozos que puedan tener por parte de los inquilinos con un sistema eficiente y rápido. Otra vía y no menos importante es regular el tema del alquiler vacacional, que ha influido mucho en el auge de los precios del alquiler convencional, especialmente en ciudades turísticas como Madrid, Barcelona, Valencia, etc. Otra vía, un poco más drástica, sería que los pisos para alquilar entrasen en un bolsa de alquiler, con un precio tasado en función de metros, zona, calidades, etc. y que se gestionasen a través de un organismo que pudiese poner freno a esta especulación. Este organismo tendría que ser muy eficiente por supuesto y no un tapón administrativo ni una vía para hacer trampas. Y por último estudiar qué ocurre con los pisos vacíos, por qué están vacíos y qué se podría hacer para que entrasen en el mercado del alquiler”.

Un futuro sin cuentas como El Zulista significaría que el problema de la vivienda se ha solventado. Sin embargo y mientras enfrentamos el miedo a que podamos terminar aceptando vivir en cubículos de menos de 5 metros cuadrados (tal y como ya sucede en Hong Kong y documentó el fotógrafo Benny Lam, cuya imagen ilustra este texto), el activismo español sigue demostrando que usar el humor y las redes sociales para denunciar situaciones dramáticas es una combinación efectiva e inteligente que nos ayuda a enfrentar con una sonrisa un problema que es una vergüenza nacional.

Alquilar piso decente en España empieza a ser más difícil que tener discusión civilizada en Twitter. Los datos indican una subida exponencial del precio medio. Solo en el último año ha subido en todo el estado un 6%, situando la cifra promedio de alquiler en 1.878€ en Madrid, 1.765€ en Barcelona, 1.335€ en Sevilla o 1.369€ en Sevilla. Esto sucede en un país con un Salario Mínimo Interprofesional de 735,90€ y con la tasa de contratos temporales más alta de Europa en 2017 (26,8% del total, siendo 9 de cada 10 contratos de personas entre 16 y 25 años de carácter temporal). Son datos sencillos que cualquiera sabría interpretar para entender que algo falla gravemente para proteger lo que es considerado un derecho básico tanto por la Declaración Universal de los Derechos Humanos como por la Constitución española: el acceso a una vivienda digna y adecuada.

Por si no fuera poco enfrentarse al reto que supone hoy encontrar una vivienda digna tanto para comprar como para alquilar, quien busca tiene que enfrentarse continuamente a una lamiosa retórica de venta que trata de convencerte de lo maravilloso que es vivir en una infravivienda. Esa disonancia cognitiva que produce poner en alquiler un espacio de 14m2 e así insistir en las bondades del mismo llegando incluso a pedir 2 meses de fianza como garantía además de un mes de honorarios para la Agencia, representa muy bien el museo de los horrores en que se ha convertido hoy el mercado inmobiliario español. Y en ese museo que son las plataformas de venta y alquiler de vivienda, hace 2 meses nació El Zulista: una cuenta de Twitter que trata de poner en evidencia desde el humor esta situación.