La incombustible periodista Helena Resano lleva más de 20 años contando las noticias en televisión, desde 2006 en La Sexta, actualmente en el informativo de mediodía. Comenta para Continuará un impresionante documental en cuatro episodios, The last Narc, disponible en Amazon Prime. La pieza plantea una versión radicalmente distinta a la oficial en la investigación sobre un crimen que fue noticia mundial en su momento, la tortura y asesinato del agente antidroga estadounidense Enrique (Kiki) Camarena en México en 1985. Sus conclusiones lo convierten en algo más grande y desolador, con repercusiones internacionales e intereses cruzados.
“Se encuentra en la frontera entre una serie de trama y un documental periodístico y está muy bien rodado”, apunta Helena Resano. “Se trata de un crimen que fue noticia, cubierto por todos los medios internacionales, y te deja pegada porque esta versión de docudrama sorprende bastante con todo lo que hay detrás”.
El jefe de la investigación del crimen denuncia que se cerró en falso y señala a los culpables
La investigación está articulada en torno a varios testimonios de gran valor informativo, pero es uno el que sobresale y protagoniza el reportaje. Se trata de Héctor Berréllez, quien fue uno de los principales encargados por Estados Unidos de investigar el crimen de Camarena en lo que se llamó Operación Leyenda. El operativo acabó con la captura de importantes narcos, pero según Berréllez esconde una gran mentira y él la desmonta al detalle. Su testimonio pone en peligro su propia vida y a la vez puede salvarla al ser tan claro y apuntar a los culpables en público.
Helena Resano destaca su papel: “Héctor es el personajazo de toda la serie, y sobre el que pivotan los cuatro capítulos, además del propio Kiki Camarena. Creo que él mismo lo explica muy bien y dice: ”Lo tengo que contar, aunque me juegue la vida. Creo que es necesario hacerlo público“. En algún momento su conciencia le pide que todo aquello que se ocultó por la gran administración americana tiene que ser difundido antes de irse”.
“Se repasan muy bien las últimas horas de la vida del agente Camarena”
Resano también subraya que el documental se permite una narración muy estilizada, parecida a la ficción, y en parte es encarnada en la madre de Berréllez, irrelevante en la investigación pero fascinante como un personaje del realismo mágico: “Ella es otro gran personaje, él la introduce pronto y cuenta cómo llegaron a Estados Unidos cuando él era muy pequeñito. Es una anciana que echa las cartas y creo recordar que dice: ”Mi hijo se fue, pero con la cabeza bien alta“. La serie tiene muchos ramalazos de estilo mexicano, planos muy ralentizados del testigo principal, reconstruye muy bien las escenas de aquella época, de los años 80. Recuerdan a una televisión muy latinoamericana. Ambos personajes, madre e hijo, cuadran muy bien en esa factura”.
Los hechos conocidos, que no destripan la trama, comienzan cuando Camarena encabezó una operación inmensa contra el narco mexicano, localizó y destruyó una plantación de marihuana en la que trabajaban 3.000 personas y que se valoró en ocho mil millones de dólares. Poco después se produjo su secuestro y el crimen posterior. Lo que se tuvo por una previsible venganza de los afectados escondía más participantes. “Lo que hacen en la serie es contarte ese día –señala Resano–, con su mujer y con la gente que estuvo, supuestamente, en ese cuarto con él, durante esas torturas. Reconstruyen muy bien cómo fue. Me impactó mucho el testimonio de su mujer, cómo ella siempre le intuía cuando estaba dormida y él llegaba tarde a la cama y cómo aquella noche se durmió más profundamente y no fue consciente hasta que despertó de que él no estaba. Habían quedado a comer juntos ese día, pero vio como algo normal que no apareciese en la cita. Se repasan muy bien esas últimas horas con Kiki Camarena y con la gente que estuvo con él”.
Varios narcos arrepentidos cuentan de primera mano lo ocurrido
Complementando el testimonio de la esposa de Kiki, Mika, y del investigador del caso se encuentran los de tres arrepentidos del narco. Resano se refiere a su participación: “Los tres tienen un perfil diferente. Uno es el policía reconvertido que tuvo su vocación policial y parece que las cosas le fueron llevando sin querer hasta ser mano derecha de los narcos y luego teme por su vida. Pero luego hay otro personaje, Godoy, al que me costaba mucho creerme. Creer lo que contaba y cómo lo contaba. Tiene una parte muy dramática, una forma de vivirlo muy espiritual, en algunos planos a cámara lenta se le ve ante un altar, pero cuando le escuchas, le ves en su época más turbia, le ves como mano derecha de los narcos, pero luego te cuesta creer que realmente esté arrepentido de lo que pasó y de lo que aparentemente hizo”. Este histriónico colaborador del reportaje, Jorge Godoy, llegó a amenazar al director del documental con una pistola porque no le gustaba una pregunta.
The last narc es obra de Tiller Russell, que ha dedicado trece años a ello. Russell retomó el trabajo del ya fallecido periodista Charles Bowden, experto en la frontera entre México y Estados Unidos y en el tráfico de drogas. El director afirma que duerme mal por las noches por temor a las represalias. Se refiere a las implicaciones de acusar a instituciones poderosas que no se veían salpicadas en la versión oficial de la investigación.
“Te cuestionas la lucha de Estados Unidos contra los narcos de aquella época”
Resano también se refiere a estas implicaciones: “Es la trama que siempre existe en todo lo que tiene que ver con política interior de Estados Unidos. Siempre hay alguien que parece un topo pero que no lo es. Que parece enviado por las altas esferas de la política. Y siempre, en los grandes casos de la política americana, en el Watergate, ahora mismo con los mails de Hillary Clinton, siempre hay un personaje oscuro que viene de la CIA o del Pentágono o de la misma Casa Blanca. En esta ocasión tampoco ha fallado”.
Helena Resano trasciende el episodio concreto que se narra aquí para abordar una visión más general de la guerra contra el tráfico de drogas: “Viendo el documental y comparándolo con la serie Narcos, te cuestionas toda la lucha de Estados Unidos contra los narcos de aquella época, qué tabla de ajedrez se jugaba ahí. Había unos jugadores que sí creían que había que cortar ese tráfico de avionetas y coca hacia Estados Unidos pero luego había otro gran tablero paralelo que era la gran política, en el que se estaba jugando otra jugada de la que no sabían nada los primeros jugadores. Te hace cuestionarte mucho el esfuerzo, el dinero y los intereses detrás de todo esto”.
Cada vez es más común, entre la oferta de las plataformas televisivas, encontrar documentales hechos con muchos medios, a menudo basados en largas investigaciones, que suponen una gran alternativa a la ficción. Es un formato especialmente atractivo para una periodista como Resano: “Esta serie está en el límite entre ser un documental y una serie dramática con una factura de ficción y es verdad que este camino es lo que me apetece hacer como periodista. Es el sueño de cualquier periodista, poder dedicar muchas horas a investigar un tema, y una serie de personajes y hacerlo en profundidad, durante un periodo muy largo de tiempo, y luego construir la historia. Hay casos que se han quedado ahí, que hemos contado como grandes noticias a diario en el informativo, pero que necesitan una visión a largo plazo, un tiempo de reposo y poder verlos con otra perspectiva. Como espectadora creo que es un nicho en el que se puede ir creciendo, no sé si desde plataformas como Netflix o HBO o a través de grandes medios como Atresmedia”.