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OPINIÓN | 'Este año tampoco', por Antón Losada

De qué hablamos cuando hablamos de retrón

Una de las pruebas más claras de que los retrones somos ciudadanos de tercera es que ni siquiera está claro cuántos somos. En el año 2009 hice un reportaje para Aragón TV (el medio donde trabajo) y no conseguí que nadie me informara del número de aragoneses con algún problema físico o mental. Ahora acudo al Instituto Nacional de Estadística y los últimos datos son de 2008. Me da la impresión de que las cifras actuales serán superiores, pero pueden servir como orientación.

En España hay 3 millones 800 mil retrones. Según la población de entonces, ronda el 8%. La Organización Mundial de la Salud calcula que en todo el mundo esta cifra supera los mil millones, el 15% de la población. Es lógico que España esté por encima de la media, ya que a mayor pobreza, mayor número de problemas físicos y mentales. (Si no puedes acceder a una buena sanidad, no te harán una amniocentesis y no sabrás si tu hijo tiene síndrome de Down; si tu país no atiende bien a los ciudadanos, un accidente laboral puede sentarte en una silla de ruedas para siempre). Y, por ahora, España se mantiene en el Primer Mundo.

Hay más retronas que retrones. 2 millones 300 mil por 1 millón y 500 mil. Sin embargo, la diferencia entre hombres y mujeres en conjunto no es tan grande, apenas unas décimas. Esta relación también se da a nivel mundial. La discapacidad afecta más a las mujeres. La importancia de este dato radica en que sufren una doble discriminación y son más vulnerables al maltrato tanto físico como psicológico.

La mayor parte de las discapacidades tienen origen en una enfermedad: el 68%. Es la prueba de que nadie está a salvo. El resto se reparte entre accidentes y problemas congénitos o durante el embarazo. Es bueno recordar que la enfermedad es la principal causa de bancarrota en en Estados Unidos; y que nuestra sanidad parece dirigirse hacia allí.

El estereotipo habla de un ciego, un sordo... pero, en muchos casos, se juntan varios problemas. Según los datos del INE, sólo 580 mil personas tienen una sola discapacidad. En la tabla aparece una casilla que reza “11 o más discapacidades”. Todos los retrones mentales están en esta casilla. Las afecciones del cerebro son más complejas que perder una mano.

De aquellos que sólo tienen 1 discapacidad, los más numerosos son los que tienen problemas de huesos y articulaciones (3’3% de la población total), de audición (1’8% de la población total), de visión (1’7% de la población total) y mentales (1’6% de la población total). Aquellos que usamos sillas, bastones, muletas... somos los más numerosos (y los más visibles; es más fácil ver una silla de ruedas que un implante coclear o un problema mental leve). El logo universal, pues, no anda tan desencaminado.

1 millón 800 mil personas necesita ayudas técnicas. De éste grupo, medio millón no recibe ninguna; y un tercio de aquellas que sí reciben está insatisfecho. Me incluyo en ese grupo (hablaré en otro post de estas ayudas y su sistema de financiación).

No todas los retrones tienen certificado de minusvalía. Sólo 1 millón 300 mil poseen esta tarjeta. Es de entender que muchos no sabrán ni que existe y que otros pensarán que no va a ser de mucha ayuda.

El empleo es una de las grandes brechas entre retrones y bípedos. El 76% de las personas sin discapacidad está activa (tienen o buscan un empleo). Pero sólo el 36% de los retrones. Es decir, 6 de cada 10 ni tiene ni se plantea buscar trabajo. Sabe que las posibilidades de encontrar uno son escasas (de nuevo, tengo un post pendiente sobre este asunto).

Todos estos datos hay que mirarlos con cierta precaución. Como he avanzado, son de 2008, antes de la crisis. El desempleo ha aumentado, la pobreza se ha disparado y las enfermedades que no se tratan bien aumentan día a día a causa de los recortes. Estoy seguro de que las cifras son hoy superiores.

Los informes del INE incluyen también a los ancianos. Si bien la ley de Dependencia pensó en los mayores de 65 años con problemas para valerse por sí mismos, lo cierto es que no se ajustan a la categoría tradicional de retrón. A mi juicio, deberían ser incluidos en tablas diferentes, para así dar las ayudas y servicios que realmente necesita cada colectivo.

En cualquier caso, es bueno tener en cuenta estas cifras a la hora de hablar y de escribir sobre retrones.

Una de las pruebas más claras de que los retrones somos ciudadanos de tercera es que ni siquiera está claro cuántos somos. En el año 2009 hice un reportaje para Aragón TV (el medio donde trabajo) y no conseguí que nadie me informara del número de aragoneses con algún problema físico o mental. Ahora acudo al Instituto Nacional de Estadística y los últimos datos son de 2008. Me da la impresión de que las cifras actuales serán superiores, pero pueden servir como orientación.

En España hay 3 millones 800 mil retrones. Según la población de entonces, ronda el 8%. La Organización Mundial de la Salud calcula que en todo el mundo esta cifra supera los mil millones, el 15% de la población. Es lógico que España esté por encima de la media, ya que a mayor pobreza, mayor número de problemas físicos y mentales. (Si no puedes acceder a una buena sanidad, no te harán una amniocentesis y no sabrás si tu hijo tiene síndrome de Down; si tu país no atiende bien a los ciudadanos, un accidente laboral puede sentarte en una silla de ruedas para siempre). Y, por ahora, España se mantiene en el Primer Mundo.