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Sobre este blog

Publicidad para personas inteligentes

Dos personas diferentes me enviaron hace unos días este vídeo de Youtube.

Es una campaña impulsada por la organización suiza Pro Infirmis. Sustituyen los maniquíes perfectos a los que estamos acostumbrados por réplicas de hombres y mujeres con discapacidad física. En un taller, toman medidas de sus cuerpos y modifican los maniquíes. Después, los colocan en el escaparate de una tienda de lujo de Zúrich y los visten con ropas caras. La expresión de los viandantes es muy reveladora.

Confieso que cuando leí el titular pensé que sería una campaña tonta, buenista e inútil. Pero tras ver el vídeo, me gusta. Quizá es por el idioma, quizá porque está muy bien rodado… O porque realmente funciona.

No soy de los que piensan que todos los cuerpos son diferentes y que un maniquí no tiene nada que ver con las personas de verdad. Es cierto que hay bípedos altos, bajos, delgados, gordos, rubios, morenos y calvos. Pero, parafraseando a Tolstoi, la mayoría de los bípedos se parecen entre sí, los retrones somos diferentes a nuestra propia manera. Yo me parezco tanto a mi socio como él a Michael Fassbender. Así que un maniquí estándar representa a buena parte de la población pero una figura hecha a mi imagen y semejanza sólo podría reflejar el cuerpo de los focomélicos (y no de todos).

Sin embargo… ¿por qué funciona el anuncio? Tal vez porque es diferente, honesto, valiente.

Hace 3 años, Pro Infirmis diseñó otra campaña, ésta sobre discapacidad intelectual.

Aquí no hay niños con síndrome de Down sonrientes: hay un oso que saluda y abraza a gente por la calle. Al final, se quita la parte de arriba del disfraz y se ve a un hombre con problemas mentales. El texto dice ¿“Tenemos que disfrazarnos para que os acerquéis a nosotros”?

Escribí al poco de comenzar este blog que sería deseable que las campañas pro retrones cambiasen su discurso y su estética. Permitidme que recuerde unas líneas de aquel artículo:

A mí me gustaría ver un spot diferente. Por ejemplo:

Estamos frente a las puertas de un instituto. Los últimos alumnos entran al edificio. Suena la sirena. Al instante, un adolescente huye a toda velocidad con su silla de ruedas. Le siguen 2 amigos. Los 3 ríen. Al pasar delante de la cámara, el retrón dice: “Como tú”. Corren hacia una cafetería cercana.

Vemos en pantalla la cara de una chica tumbada en la cama. Sonríe. Se muerde el labio. Gime. La cámara se aleja. Al abrir plano descubrimos que no tiene piernas y que un chico le está practicando un cunnilingus. La chica mira a cámara y dice: “Como tú”. Sigue disfrutando.

Nos acercamos a los baños de una discoteca. La puerta se abre. Apoyado en una pared, un bastón de ciego. Agachado, un tipo esnifa una raya de cocaína. Gira la cabeza y dice a cámara: “Como tú”. Termina de recoger las cosas y sale con cara de subidón.

Desde aquí lo digo abiertamente: si algún directivo de una organización de discapacitados planea un nuevo anuncio, que nos escriba. Quizá podamos dar un enfoque distinto.

Dos personas diferentes me enviaron hace unos días este vídeo de Youtube.