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OPINIÓN | 'Este año tampoco', por Antón Losada

Las condiciones de vida de los niños y niñas en España se agravan

Hay una total discordancia entre el discurso de la recuperación económica en el último año y los datos que se acaban de publicar esta mañana por parte del INE bajo la Encuesta de Condiciones de Vida para el año 2014 en España. Una primera lectura y análisis de estos nos devuelve una preocupante fotografía de cómo la situación social y condiciones de vida de la población de España, y en especial de los niños y niñas menores de 16 años, han empeorado.

Primera muestra de ello, la capacidad adquisitiva de los hogares españoles sigue bajando en el año 2013, un 2,3% respecto al año anterior. Una disminución que casi alcanza un 12% respecto del año 2009. Aún más preocupante es el aumento en un 3% de la desigualdad de ingresos entre 2013 y 2014 (índice GINI). Este fenómeno nos viene a decir que esta reducción de los ingresos no se ha producido de forma homogénea en la población, sino que al contrario, sigue aumentando la brecha entre los que más y los que menos tienen.

En 2014, nuevamente y más que nunca, el riesgo de pobreza o exclusión social tiene rostro de niño. Si la tasa AROPE ha aumentado en el conjunto de la población de España alcanzando al 29,2%, más de 1 de cada 3 menores de 16 años está en esa situación, un aumento en 3,5 puntos. Entre las niñas la pobreza o exclusión social ha crecido en casi 5 puntos alcanzando el 35,3%.

El riesgo de pobreza o exclusión ha aumentado sobremanera en las familias monoparentales (1 adulto y al menos 1 hijo) en casi 6 puntos respecto al año anterior (5,7 puntos). Más de la mitad de estas familias están en esa situación. Asimismo, en las familias biparentales (2 adultos con 1 hijo o más) el riesgo de pobreza o exclusión también ha aumentado en casi 3 puntos respecto al año anterior (2,8 puntos). Ya son más de 3 de cada 10 las que están en riesgo de pobreza o exclusión.

Otra manifestación de este claro deterioro de las condiciones de vida de los niños en España, es el aumento de la privación material severa: casi un 10% de los menores de 16 años no tienen acceso a al menos 4 de los 9 bienes básicos recogido por el indicador AROPE. Este porcentaje en la población general es del 7,1%.

Por último, sigue aumentado el número de personas, y también menores de 16 años que viven en hogares donde sus miembros trabajan por debajo de su potencial, es decir tienen baja intensidad laboral.

Las situaciones de pobreza y exclusión afectan mayormente a las vidas de las niñas y niños y sus familias. Aumenta dramáticamente su grado de vulnerabilidad conforme a lo que debe ser su desarrollo y bienestar tal y como viene recogido en la Convención sobre los Derechos del Niño. No hay que olvidar que la pobreza es un problema de derechos humanos, “más que un tema económico es una privación profunda de las libertades fundamentales y un ataque a la dignidad humana”, tal y como dijo la Alta Comisionada de Naciones Unidas en el año 2006.

La inexistencia en España de políticas para evitar la vulnerabilidad de los niños hace que la pobreza infantil sea mayor. Lamentablemente estos nuevos datos oficiales ponen otra vez en evidencia la necesidad de #InvertirEnInfancia tal y como recomienda la Comisión Europea para romper el ciclo de las desventajas.

Hay una total discordancia entre el discurso de la recuperación económica en el último año y los datos que se acaban de publicar esta mañana por parte del INE bajo la Encuesta de Condiciones de Vida para el año 2014 en España. Una primera lectura y análisis de estos nos devuelve una preocupante fotografía de cómo la situación social y condiciones de vida de la población de España, y en especial de los niños y niñas menores de 16 años, han empeorado.

Primera muestra de ello, la capacidad adquisitiva de los hogares españoles sigue bajando en el año 2013, un 2,3% respecto al año anterior. Una disminución que casi alcanza un 12% respecto del año 2009. Aún más preocupante es el aumento en un 3% de la desigualdad de ingresos entre 2013 y 2014 (índice GINI). Este fenómeno nos viene a decir que esta reducción de los ingresos no se ha producido de forma homogénea en la población, sino que al contrario, sigue aumentando la brecha entre los que más y los que menos tienen.