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OPINIÓN | 'Este año tampoco', por Antón Losada

¿Y si Burgos fuera Siria?

Despertarse en mitad de la noche porque una bomba cae cerca de tu casa, ver desaparecer a tu padre, sentir la desesperación de tu madre por hacer que el resto de su familia sobreviva o que tu hermano mayor haya sido detenido sin motivo aparente. Estas son las historias de guerra que nos llegan. Historias que parecen lejanas, que aparecen en la prensa, pero que sobre todo son historias reales de personas. Sufrimiento, violencia, hambre, privación de los derechos humanos. Algo que puede pasarnos hoy a nosotros. Siria se vio inmersa en esta situación hace más de cuatro años.

La situación se mantiene. Es más, se incrementa. Se hace insostenible.

Al conflicto en Siria se le unen países como Afganistán y Eritrea. El 65% de los migrantes que están llegando a Europa huyendo de estas horribles situaciones proceden de estos tres países.

¿Tú qué harías en esa situación?

Yo huiría. No tengo ninguna duda. Llevaría a mi familia a un lugar seguro. Aunque eso suponga un viaje por el infierno, caminar días o semanas, ver cómo matan a gente por el camino o incluso perder la vida por conseguirlo.

Huyen de la guerra, la violencia y la pobreza. No huyen por voluntad, huyen por desesperación.

Por fin acabas llegando a Europa, dejando atrás el sufrimiento y la barbarie con la esperanza de encontrar algo mejor. Esperando que las pesadillas se siembren de sueños, que tus hijos puedan ver otro mundo. Pero una frontera te para. La ilusión se apaga y deja paso a la desesperación.

No hay más que ver las fotos que publicó Time. Ninguna persona merece vivir eso, ningún niño merece llorar por esta situación.

Están huyendo de una realidad y nosotros no parece que queramos hacer nada por solucionar esta situación. Porque sí, esta crisis tiene solución, es una cuestión de voluntad política, de dejar de poner excusas.

Claro que debemos hablar del efecto salida. Los que huyen no lo hacen por propia voluntad, lo hacen porque hay una situación les está empujando a hacerlo. Son gente que se juega la vida en el trayecto por desesperación. Que acabe el conflicto en Siria, o las situaciones de pobreza y violencia, debe ser una prioridad.

Los niños son los más vulnerables

Como en la mayoría de las crisis, los menores son los más vulnerables. Más allá de la injusticia de que un niño no tenga derecho a recibir educación, esté obligado a vivir una etapa nómada, sea testigo de capítulos violentos o sea negado del derecho a jugar, los niños son los más vulnerables a ser raptados, mutilados, sufrir problemas de alimentación o de salud. Por no hablar del riesgo que corren a acabar siendo reclutados por grupos armados. Un niño, en una situación similar, pierde sus derechos humanos.

Los menores migrantes son una realidad, y en muchos casos vienen solos (en el último mes 86 han llegado solos a Grecia). Sami*, tiene 15 años y viene de Siria. Ella llegó con su tío a la isla de Chios después de pagar 1.000$ por un recorriendo de 8 kilómetros en barco desde Turquía. Su objetivo es llegar a Alemania y poder seguir estudiando.

“Me fui de Siria porque mi casa fue bombardeada. Mi familia se ha quedado durmiendo en un parque. No tienen casa o refugio. Cuando el misil cayó vi gente estallar en pedazos. Me fui, tenía que irme”.

Sami* está durmiendo ahora en un campamento improvisado a 200 metros del centro de recepción oficial de Mersinidi.

Debemos protegerles, velar por los derechos humanos de más niños y niñas como Sami*, crear un sistema de emergencia estable que evite que estos menores migrantes, corran la suerte de los que, a día de hoy, no pueden contarlo. Debemos pedir a la Unión Europea que respete los derechos humanos de los migrantes más allá del control fronterizo.

Porque no nos engañemos, esto nos puede pasar a nosotros. ¿Qué pasaría si Burgos fuera Siria?

Despertarse en mitad de la noche porque una bomba cae cerca de tu casa, ver desaparecer a tu padre, sentir la desesperación de tu madre por hacer que el resto de su familia sobreviva o que tu hermano mayor haya sido detenido sin motivo aparente. Estas son las historias de guerra que nos llegan. Historias que parecen lejanas, que aparecen en la prensa, pero que sobre todo son historias reales de personas. Sufrimiento, violencia, hambre, privación de los derechos humanos. Algo que puede pasarnos hoy a nosotros. Siria se vio inmersa en esta situación hace más de cuatro años.