La barriada sevillana de Juan XXIII, en el Distrito Cerro-Amate, se construyó allá por los años 60 con una peculiaridad que ha derivado en problema: las calles de su viario interior nunca han tenido nombre, lo que complica las cosas en un espacio con mil viviendas repartidas en cuatro fases. Esto no ha puesto nunca las cosas fáciles a carteros y repartidores, por lo que la asociación de vecinos Blas Infante decidió hace un tiempo que ya estaba bien y que había que solucionar la cuestión. El proceso que entonces se abrió se cierra ahora en el pleno del Ayuntamiento hispalense de este jueves, en el que se aprobará la propuesta para rotular estas calles con la particularidad de que todas llevarán nombre de mujer menos una, que se dedicará a la memoria de un residente en el barrio desde su fundación que presidió durante varios años la entidad vecinal.
En total serán 41 calles con las que se rendirá tributo a mujeres “algunas de ellas hasta ahora desconocidas”, pero que con su trabajo “participaron y fueron también protagonistas de nuestra historia política, cultural, social, artística y científica”, apunta el correspondiente informe municipal. Así, y al margen de corregir la crónica falta de nombres femeninos en el callejero, se acaba con un sistema rocambolesco para localizar a cada vivienda, que la asociación Blas Infante detalle en la carta que dio inicio al trámite administrativo: primero una letra, luego un número y en tercer lugar la fase.
Casa L, número 188, primera fase es el ejemplo que ponen los propios vecinos para evidenciar el galimatías, y “así en cada una las cuatro fases”. Así las cosas, no es de extrañar que en la misiva pidieran al gobierno local “comprensión y entendimiento de este problema existente”, y es que encima “hoy en día se hacen muchas compras por internet y es un gran problema para los repartidores y vecinos”. Esto “genera problemas de movilidad y localización en un espacio geográfico con varios centenares de viviendas”, admite el gobierno local.
Aprovechar para equilibrar el callejero
El Ayuntamiento ya estaba en trámites para nombrar una calle como José Luis Rivas, fallecido presidente de la asociación Blas Infante, y otra como Josefa Limones, poeta autodidacta y vecina de la barriada desde sus inicios. Las peticiones habían sido aprobadas en el pleno del Distrito Cerro-Amate, como también la de Rosa Chacel, escritora de la Generación del 27, pero aún así quedaban 39 calles por rotular en Juan XXIII y ahí fue la entidad vecinal la que propuso incorporar nombres de mujer.
“La visibilización pública del colectivo femenino y de sus logros conseguidos a lo largo de la historia es un debe que tenemos como sociedad”, señala el texto de la petición aprobada por la junta municipal del distrito para que el Ayuntamiento acceda a la petición de incorporar estos nombres. En este sentido, se apuntaba que “el nomenclátor nos ofrece la posibilidad de dar a conocer el nombre de muchas mujeres hasta ahora desconocidas” pese al importante papel que han desempeñado en infinidad de facetas y se recordaba que el callejero de Sevilla, a fecha de diciembre de 2021, contaba con 2.104 rótulos masculinos frente a 454 femeninos, “cifra que nos debe impulsar a alcanzar la paridad”.
Del siglo XVI al XXI
En la relación hay escritoras, poetas, cantaoras, maestras, investigadoras, periodistas, pianistas y dramaturgas, una enumeración de talento que abarca desde el siglo XVI hasta el XXI y que recoge nombres andaluces (sobre todo de Sevilla, Córdoba y Málaga) pero también del resto de España. Por aquí, y entre otros, desfilan figuras como las de la oceanógrafa Ángeles Alvariño, la bioquímica Sara Borrell, la entomóloga Clotilde Catalán de Ocón o la escritora Rosa Chacel. Junto a ellas, la profesora y escritora Olimpia Cobos, la genetista Jimena Fernández de la Vega, la dramaturga Aurora Fuster, la cantaora Dolores Jiménez La Niña de La Puebla, la editora Concha Lagos, la pianista Alicia de Larrocha, la doctora Elena Maseras, la archivera Rosario Parra, la escritora Josefa Ugarte y la actriz y directora teatral Margarita Xirgú.
La última en incorporarse al listado fue la escritora Carmen Laforet, en sustitución de la imaginera y escultora Luisa Roldán La Roldana tras comprobarse que ya contaba con una calle en Sevilla. También tiene su sitio Josefa Limones, vecina de Juan XXIII desde que se construyó la barriada, ama de casa y madre de seis hijos, a la que ahora el barrio le rinde homenaje recordando que asistió como alumna a las clases de adultos del colegio de la zona, “donde no sólo realizó el valorable esfuerzo de la alfabetización, sino que acabó adquiriendo una importante afición a la poesía”, llegando a publicar un libro con sus poemas que tituló Antología poética.