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La negociación para intentar que el Ayuntamiento de Sevilla cuente con presupuesto en 2024 arranca formalmente este miércoles, después de que la semana pasada el alcalde, José Luis Sanz (PP), anunciara unas líneas maestras que entregó a los líderes de la oposición. Y el primer escollo que se va a tener que superar es precisamente que la cosa se quedó ahí, de manera que las conversaciones se van a iniciar sin que se haya enviado el documento en sí con las cuentas que propone el PP para el año que viene, de las que no se conocen ni las previsiones de gastos e ingresos. Todo ello a pesar de que necesita pactar con otro grupo municipal (ya sea PSOE, Vox o Podemos-IU) y encima en un contexto de crispación política nacional que ha tenido su deriva local, cuando en el bronco y tenso pleno del pasado jueves PP y Vox sumaron sus votos para ni siquiera debatir (no aprobaron que entrara por urgencia) una moción del PSOE para denunciar el acoso al que fueron sometidos diputados socialistas y de Sumar en la concentración que convocó el PP en contra de la amnistía.
Estos mimbres le ponen difícil al PP hacer el cesto, por mucho que proclame que sus cuentas son “sin líneas rojas” y “sin ideología” y, por tanto, votables por cualquier formación. De hecho, Sanz no llama a un acuerdo de presupuestos sino a un “gran pacto por Sevilla”, con lo que quiere revestir de solemnidad lo que no deja de ser la búsqueda de los dos votos que le hacen falta: los populares tienen 14 concejales y necesitan dos apoyos más para alcanzar la mayoría absoluta. A día de hoy, proclaman una y otra vez que no le hacen ascos ni a los 12 del PSOE, los tres de Vox o los dos de Podemos-IU. Y es que Sanz se juega mucho, porque están en juego sus primeros presupuestos como alcalde y sería un sonoro fracaso político que arrancase con unos presupuestos socialistas prorrogados.
Lo ideal para el PP sería que ocurriera como con las ordenanzas fiscales, que las sacó adelante gracias al PSOE y sin necesidad de apoyarse en Vox, que se tomó aquello poco menos que como una afrenta directa. Los socialistas, por su parte, le dijeron que este apoyo no suponía poner la alfombra roja para el presupuesto municipal, y de hecho desde entonces han marcado distancias en todo lo que han podido. Así las cosas, y teniendo en cuenta que un acuerdo con Podemos-IU se antoja poco menos que imposible, el camino más recto sería un pacto con Vox, que está más que dispuesto a ello... siempre y cuando le abran la puerta del gobierno municipal. Ahí es donde se enfrenta a su encrucijada un Sanz que se resiste a una alianza con Vox que hundiría la imagen de moderación y centrismo que intenta esculpirse.
Por si fuera poco, la crispación política nacional no ayuda lo más mínimo. “El contexto nacional no lo pone fácil, sobre todo por la aplicación local que ha hecho el PP”, lamenta al respecto la concejal socialista Sonia Gaya, encargada por los suyos de la negociación presupuestaria como antigua delegada de Hacienda que es. Se refiere de esta manera a que los populares no condenaron el acoso a los diputados de izquierda sevillanos y a que el propio alcalde “animó a la ciudadanía a participar en una concentración de su partido”, en contra del papel institucional que le toca jugar.
Además de esta tendencia del PP a “mezclar lo institucional con lo orgánico”, el PSOE sospecha que poco va a tener que hablar con un gobierno local que lleva medio año haciendo una enmienda a la totalidad de la gestión del anterior. ¿Y cómo se explica entonces ese pacto para las ordenanzas fiscales? “Porque se afectaba al bolsillo de los ciudadanos con una subida de la presión fiscal, ahí entró en juego nuestro sentido de la responsabilidad, pero un presupuesto es una herramienta política que refleja un modelo de ciudad” que, de partida, es antagónico al de los socialistas.
“La voluntad de acuerdo depende del PP”, continúa Gaya, para quien parece que los populares todavía no tienen clara “la realidad de que gobiernan en minoría”. Y aquí enmarca que no se le haya enviado un documento formal con el presupuesto a la oposición, “no sabemos ni cuáles son los ingresos y los gastos ni de dónde sacan que van a recaudar 20 millones de euros más”, además de desconocer las partidas concretas para cada área y cómo se financian algunos de los incrementos anunciados, “porque tan importante es lo que pones como lo que quitas”. Así que en la reunión de este miércoles no harán propuestas concretas, que es lo que ha pedido el PP, “¿cómo vamos a hacerlas si lo único que tenemos son dudas y preguntas?”.
Tampoco harán aportaciones específicas desde Podemos-IU, ya que lo contrario sería “hacerles nosotros el presupuesto y el trabajo de contacto con la calle y las asociaciones que no están haciendo”, avanza su portavoz, Susana Hornillo. En cuanto a que no les haya llegado el documento detallando las cuentas, “no nos parece ni serio”, por lo que cree que lo del otro día del alcalde reuniéndose con los portavoces de la oposición “es un intento de blanquear todo este proceso como si fuera participativo”.
Hornillo tiene la mosca tras la oreja y baraja la posibilidad de que todo sea una escenificación para argumentar que la izquierda no quiere negociar y justificar así un acuerdo con Vox. Eso sí, llegado el caso tampoco descarta un acuerdo PP-PSOE, “porque cuando se necesitan los unos a los otros ellos se entienden”, por mucha crispación política que haya. Lo que sí ve “complicado” es que los populares encuentren los dos votos que necesitan en las filas de Podemos-IU, “ojalá pudiéramos apoyarlos porque incluyesen todas nuestras prioridades, pero eso va a ser difícil...”.
Desde Vox, por su parte, se apuntan a la teoría de un entendimiento PP-PSOE, porque los que es con ellos hay “contacto cero y confianza nula, y eso que se supone que somos los más cercanos”. “Si el pacto no lo tienen con el PSOE les falta muy poco”, abundan, al tiempo que cargan contra los populares porque no les han hecho llegar ni un borrador del presupuesto, “lo que tenemos es la carta de los Reyes Magos que nos entregó el alcalde”.
La formación de ultraderecha, al igual que PSOE y Podemos-IU, no hará ninguna propuesta concreta “para no hacerles el presupuesto, el trabajo del gobierno tiene que hacerlo el gobierno, no la oposición”. De paso, carga con dureza contra el PP por no tenderle la mano pese a su “enorme debilidad” como gobierno, “actúa como si tuviera mayoría absoluta y ya les han echado para atrás varias cuestiones importantes”. ¿La solución? Un pacto PP-Vox que Sanz, a día de hoy, intenta sortear como puede.
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