Juan Espadas lleva cinco años como alcalde de Sevilla. Satisfecho con haber “parado la ola” de atención social en la ciudad, que ha discurrido paralela a la emergencia sanitaria por el coronavirus, y orgulloso de la “respuesta colectiva” ante la crisis, reconoce que sería buen momento para reestructurar el modelo de los servicios sociales en la capital hispalense, apoyándose en el “logro histórico” del ingreso mínimo vital aprobado en España pero exigiendo coordinación entre las administraciones.
Lleva a gala ser persona moderada, no haber tenido “ningún conflicto institucional” con la Junta de Andalucía en el primer año y medio de Gobierno de PP y Ciudadanos y anteponer los intereses de la ciudadanía a los de su partido, el PSOE, porque esa es su “forma de entender la política”. Evita entrar en la polémica del relevo en su partido, y asegura que su sitio es como alcalde de Sevilla. Recibe a eldiario.es Andalucía en el Ayuntamiento hispalense, con la preceptiva distancia física.
¿Cómo está viviendo el confinamiento?
Los que tenemos responsabilidad importante en la toma de decisiones que afectan a tanta gente hemos tenido un confinamiento muy diferente. Nuestra actividad se ha incrementado. Yo he seguido viniendo todas las mañanas al Ayuntamiento y por las tardes estaba en casa y y con vídeoconferencias.
Hemos tenido una actividad más intensa, que no ha tenido faceta pública. Ha sido muy de reuniones internas, de toma de decisiones, de coordinación, de análisis e intentar dar respuesta rápida a cuestiones que estábamos viendo que podían pasar o en las que podíamos intervenir.
Además, he estado muy vinculado al Comité de Emergencia Regional, en el que la representación local ha sido del presidente de la FAMP, del alcalde de Málaga y yo mismo. Hemos hecho de voces de lo que estábamos viendo desde los ayuntamientos que había que mejorar en coordinación con el Gobierno de España o la comunidad autónoma porque al final siempre somos el lugar al que todo llega.
¿Qué es lo que le ha resultado más difícil en estos meses?
Todo. Pero lo más duro, sin duda, ha sido la cancelación de la actividad social y económica con el impacto en los sentimientos, en la economía y en el empleo local. La salud pública lo justifica pero confinarnos todos, saber el daño económico y de las familias... Lo estábamos haciendo en pro de un bien superior (parar los contagios) pero ha sido duro. Como yo, me imagino que todas las ciudades.
Todo eso es duro. Te hace que no duermas, que estés pensando en cómo vamos a salir de esto, y eso combinado con las cifras diarias de fallecidos y una evolución de contagio que alcanzaba porcentajes en un momento determinado que daban miedo...
¿Cómo sale Sevilla de toda esta situación?
Sevilla ha respondido. No soy amigo de competiciones ni de comparaciones; cada uno ha tenido unas circunstancias diferentes. Ya se investigará para saber el nivel de respuesta... Yo ni soy la autoridad sanitaria ni tengo esa información, pero creo que con los datos de Andalucía o de Sevilla necesariamente tienes que buscar un elemento de comparación y creo que hemos tenido un nivel de respuesta de la sociedad muy alto.
A mí me ha sorprendido. Pueblos muy al sur, que tenemos fama de ser difíciles en la disciplina colectiva, hemos respondido de una manera organizada, atendiendo a algo que no sabíamos que pudiera darse, con recomendaciones sanitarias que todos seguimos sin rechistar; sin conflictos sociales y respetuosa con el objetivo final. Me enorgullece la respuesta colectiva. No hay muchos precedentes.
Creo que ha ayudado también la rapidez de respuesta de determinadas situaciones que hubieran complicado la gestión de tanto tiempo confinados. Las personas que se quedan sin recursos económicos porque han parado su actividad y tenían una economía “informal”, de las de vivir al día. Las administraciones, sobre todo la municipal, han respondido con esas personas de una forma increíble.
¿Qué ejemplos podría poner?
Jamás se había organizado de una manera tan rápida y eficaz a todas las personas sin hogar. Hemos tenido concentradas en todas las instalaciones municipales a 640 personas que han convivido, que no han tenido problemas de convivencia y encima no ha habido contagios. Una situación increíble de control y colaboración con personas y colectivos a los que había que ayudar porque no tenían a nadie. O mayores en su casa con ayuda a domicilio, algo netamente municipal; medidas de seguridad para atender a mayores solos o que tenían una dependencia elevada.
¿Cómo se reorganiza de un día para otro un servicio de ayuda a domicilio que atiende a más de 3.000 personas?
Fuimos capaces de reestructurar un servicio a semipresencial o soporte telefónico, y otro presencial con medidas de seguridad y atención al entorno. Hemos seguido atendiendo presencialmente a 500, 600, 700 personas en los peores momentos.
Luego, la atención a la desinfección a las residencias. Eso no estaba organizado, no había nadie que se estuviera ocupando de dar apoyo y lo hicimos desde el Ayuntamiento. Además fuimos el primer ayuntamiento, y lo quiero decir ahora que estamos empezando a hacer balance. El primero que dijo “oye, me da igual la titularidad de la residencia”. No las estaba atendiendo ni la comunidad. En Sevilla tenemos 42 residencias, y públicas son muy poquitas. Sin preguntar, montamos un dispositivo de desinfección donde la UME colaboró. La Administración ha sido capaz de adaptarse en muy poco tiempo a lo esencial.
¿Cómo ha visto la coordinación entre administraciones?
Ha habido una coordinación como nunca, y eso que siempre es mejorable. Más que nunca se ha justificado la importancia de la Administración y su carácter esencial. La importancia de lo público. Toda esa red de solidaridad con el tema de la ayuda alimentaria... hemos triplicado el número de familias.
Hemos pasado de atender a 10.000 familias de forma regular en los servicios sociales, a superar casi las 40.000 personas atendidas, tirando de todo, siendo no solo los que damos respuestas sino los que coordinamos también a otras ONG, que estaban absolutamente desbordadas.
¿Esas cifras de atención de emergencia se mantienen ahora?
No, ya se han ido reduciendo. Hemos llegado a topes. La cuestión era cómo atendíamos la ola.
¿Cree que ha habido personas que, a pesar de eso, se siguen quedando fuera del radar de la administración?
No voy a discutir que haya algún sitio en donde alguien se haya quedado aislado, pero yo no he visto nunca tantas redes de información, de solidaridad. Aquí la vía telemática está muy bien, pero lo que funciona es el boca a boca. Yo he tenido gente que me ha mandado un Whatsapp y me ha dicho “oye, tengo 20 familias que no saben de las ayudas sociales, dónde van”. Y ha funcionado increíblemente. ¿Creéis de verdad que si no hubiera funcionado bien en el Polígono Sur o en Amate no habría estallado un nivel de conflictividad para decir “que nos estamos muriendo de hambre”? La ola la hemos parado.
Sobre todo los primeros días, la angustia era de cientos de personas. La gente no ha descansado, no ha dormido y en algún caso ha podido tener ayuda duplicada al pensar “¿y si luego voy dentro de dos semanas y no hay?”.
¿Le sirve al alcalde esta crisis para cambiar ese modelo de atención social para los que más necesitan ayuda? Los barrios más pobres y con más necesidad de España siguen estando en Sevilla, según el INE.
Son datos de hace tres años, que no te dan la foto nunca de los últimos meses. Hablan de renta en un barrio con economía informal, y ¿qué registro o seguimiento tiene para saber cuál es su nivel de ingresos? Será un nivel de ingresos insuficiente, de eso no tengo la menor duda, pero está claro que no tenemos una buena base de información. Eso sí, va a haber un antes y un después del ingreso mínimo vital aprobado por el Gobierno. Es un cambio estructural.
¿Ahora qué tenemos que hacer? Tenemos que revisar todo el aparato de los servicios sociales. Actualizar toda la información de las familias que viven en esas zonas. Llevo tres semanas sabiendo el anuncio del Gobierno y llevo tres semanas diciéndole a la Junta que constituyamos una comisión técnica con una única base de datos donde conozcamos la realidad económica de todas las familias que van a ser atendidas con esa prestación o con cualquier otra complementaria o sustitutiva.
¿Se lo ha planteado al presidente de la Junta?
Le pareció una buena idea, pero todavía no se ha concretado en nada. Podemos volver a enfangarnos si tienen que ser los ayuntamientos, la comunidad, si puede ser el Estado o directamente si lo hace por convenio con otras administraciones. El ingreso mínimo se va a producir en tu cuenta corriente si cumples los requisitos. La información de todo ello hoy está en bases de datos a las que debemos poder acceder todos de manera coordinada para comprobar si los requisitos se cumplen. Eso es lo que dice el BOE, no es que lo diga yo por ser más listo. Nosotros ya lo estábamos haciendo desde hace algún tiempo en nuestro ámbito, con Banco de Alimentos, con Cáritas y con Cruz Roja.
¿Qué propone en ese sentido?
Si una familia tiene necesidades, no es solo de comer. Tiene otros problemas adicionales con los niños en casa, suministro, a lo mejor con la vivienda. Necesitamos una visión global. ¿Quién debe hacer un seguimiento de esa familia? Los servicios sociales de los ayuntamientos. No hay discusión. Pero son pocos los ayuntamientos que hemos creado estructura propia en plantilla municipal. Son temas viejos de la administración local. ¿Va a venir algún tipo de financiación adicional para reforzar los servicios sociales públicos? La madre del cordero van a ser los ayuntamientos. Alegrémonos de que tenemos un fondo que al final establece una prestación y ahora coordinémosnos. Esa comisión técnica hay que crearla sí o sí.
¿Qué espera de la última fase de desescalada?
La Junta va a tener la responsabilidad directa de todo lo que queda de desescalada. Tenemos la experiencia de cómo hemos gestionado esto. Y ahora nadie duda de la capacidad de coordinación que tenemos cuando queremos. Hace falta una mesa de seguimiento sanitario sobre cuestiones epidemiológicas. Ahora mismo es este virus, pero podría ser otro mañana; y en relación con el tema social, tenemos que dejar de funcionar como compartimentos estancos.
Cuando podamos tener todo esto levantado, es entonces cuando quiero enfrentarme a ese contraste con las estadística generales básicas sobre barrios pobres. No es una justificación, pero no me vale exclusivamente que el indicador sea la renta media.
Durante estos meses se le ha escuchado decir que habría que repensar el modelo turístico de la ciudad. ¿De qué va a vivir Sevilla?
No se trata de repensar el turismo porque haya que bajar su nivel de aportación a la riqueza. Se trata de mejorar la aportación de otros sectores. ¿Cuál es el principal elemento sobre el que incide nuestro plan estratégico Sevilla 2030? No podemos depender tanto de un sector productivo, sino que otros tienen que contribuir de manera más importante, fundamentalmente, la industria. Y dentro de la industria, lo que va ligado a la innovación tecnológica y a sectores emergentes.
¿Y eso cómo se consigue?
El sector del turismo tiene que tener un análisis propio. Nosotros vamos a seguir siendo potencia mundial. Estoy absolutamente convencido, porque llegará la vacuna, resolveremos el problema del virus, la seguridad volverá a los viajeros y la gente volverá a viajar. No sé si será en un año. Seguramente viajaremos con más seguridad porque de todo esto se aprende.
Pero, ¿esta crisis ha servido para pensar que quizás hay que fomentar un turismo menos masivo?
Todo el análisis que hagamos sobre el turismo es el que íbamos a hacer de todas formas. En eso estábamos y en eso vamos a volver a estar.No podemos ser tan dependientes de un sector. El monocultivo productivo está demostrado históricamente que más pronto que tarde te la juega.
Nosotros no propiciamos un turismo masivo. Es que el destino es tan interesante que la gente viene, y yo no puedo decir que no vengan tanto, que vengan solo unos poquitos más.
Tenemos que intentar buscar siempre un turismo que viene a apreciar la ciudad; el turismo que quiere conocer la historia, el patrimonio, que se enriquece con el contacto con la gente, que disfruta del espacio público sin deteriorarlo, y que no presiona urbanísticamente con los alojamientos turísticos. Estábamos en ello y vamos a hacer una ordenanza para parar el crecimiento de los alojamientos en determinadas zonas, que no se expulse población. Todo eso va a seguir exactamente igual. Ahora parece menos necesario, pero no nos equivoquemos; hay que hacerlo porque volverán las cifras del turismo y queremos que el destino no peligre.
¿Qué otros sectores tiene en mente para complementar al turístico?
Otros sectores son lo que intentan todos los territorios del mundo: ser ecosistemas de innovación, convertir un parque científico tecnológico de 17.000 personas en el lugar elegido por compañías de primer nivel que decidan que para estar en España quieren estar ahí. Esa es la clave en la que llevamos cinco años trabajando.
Para eso hay que salir fuera, tener proyectos de referencia. Y tenemos buena materia prima.
¿La crisis como una oportunidad?
Oportunidad en la crisis para acelerar los cambios que queríamos hacer en la movilidad, en la forma de organizar el trabajo. Hemos visto que se puede hacer de otro modo. Hay que hablar con los grandes centros de trabajo, revisar horarios de entradas y salidas. El objetivo es claro: si conseguimos descender la presión del vehículo privado, nuestras ciudades serán mejores. Eso es clave.
Hemos visto que se puede, aunque haya sido de una manera terrible pero ¿le queda alguien duda que el teletrabajo viene para quedarse? Muchas empresas están echando cuentas, la administración a lo mejor también debe hacerlo.
Y vuelvo al ingreso mínimo vital, para que dentro de cinco o diez años haya un mapa de barrios diferente.
El Ayuntamiento puede presumir de haber conseguido un acuerdo con el resto de fuerzas políticas, salvo Vox, para la “reconstrucción” de la ciudad, mientras que en el Parlamento no se ha conseguido. ¿Qué cree que es lo que ha hecho para que en Sevilla sí y en Andalucía no?
Es una cuestión de concepto. Es lo que llamo el valor del acuerdo como forma de hacer política. Tenemos un problema grave en el análisis de la función de la política, en la política nacional, de la política autonómica. Los ciudadanos cada vez se alejan más de una política que ven que solo vale para confrontar o desgastar al adversario, pero que no se refleja en resultados de mejora perceptible en la vida de la gente.
¿Usted se sentaría en una comisión presidida por Vox?
No. Creo que es una provocación. A mí me parece absolutamente lógica la respuesta del PSOE o de Adelante Andalucía. El día antes ese partido en el mismo Parlamento había dicho que no creía en esa comisión. Y al día siguiente Partido Popular y Ciudadanos lo proponen para presidir. No tiene sentido. Es tan sencillo como haber buscado un perfil moderado, conciliador. Es de manual. ¿Quién pone en una comisión al más radical de todos los grupos que quiere consensuar? Alguien que no cree la comisión.
¿El PSOE podría haber hecho algo diferente?
La responsabilidad es de quien tiene la mayoría. La respuesta del PSOE y Adelante es clara y el presidente de la Junta de Andalucía podría resolverlo en cinco minutos con una persona conciliadora. Creo que el Partido Socialista le ha dejado manos libres.
Usted no es de las voces que más críticas se le escuchan al Gobierno andaluz. ¿Qué valoración tiene del año y medio que llevan PP y Ciudadanos?
Me encanta que me haga esa pregunta porque no me lo preguntan mucho. Forma parte de mi forma de entender la política. Más allá de tener responsabilidad política en mi partido (soy el vicesecretario general de la provincia de Sevilla) soy el alcalde de la ciudad. Mi principal responsabilidad es pensar en los sevillanos y sevillanas, más allá de lo que voten, y entenderme con otras administraciones para sacar proyectos adelante para la ciudad. Esa es mi forma de concebir la política.
En todo lo que yo pueda plantear a la Junta, con lealtad institucional al Gobierno de España, para que salga adelante un proyecto, me van a encontrar. No voy a desaprovechar una oportunidad buena para los sevillanos porque haya que sacarla con la Junta.
Pero tendrá una valoración del año y medio de Gobierno de PP y Ciudadanos en Andalucía.
He sacado en este año y medio acuerdos importantes con la Junta sobre asuntos que estaban bloqueados desde hace años como consecuencia de una estrategia que he planteado yo. Más allá de que agradezca en este caso a la Junta la colaboración, las propuestas las he hecho yo. Por tanto, estoy satisfecho. Bienvenido sea.
He podido desbloquear la Ciudad de la Justicia después de más de 20 años varado al apostar por una estrategia conjunta con el Metro. ¿Cómo voy a valorar negativamente eso? Es muy positivo para la ciudad. Políticamente eso es lo que hay que hacer. Lo tengo clarísimo.
Hay otras situaciones en las que hemos avanzado poco. Si pongo siempre el acento en las que no he avanzado apareceré como alguien más combativo. Pero la oposición política se hace en el Parlamento. Las instituciones estamos para entendernos. Yo no he tenido un conflicto institucional con la Junta de Andalucía en este año y medio.
¿Se ha pensado ya si se va a presentar a ser alcalde de nuevo? ¿O Ferraz le ha llamado para hacer algún tipo de sustitución en el PSOE?
No voy a entrar en ningún caso en ese tipo de debate, porque luego se manipula, se manosea. Tengo muy claro dónde estoy, dónde quiero estar y dónde voy a estar, que es en el Ayuntamiento de Sevilla como alcalde. La ciudad ahora mismo necesita un Gobierno municipal fuerte, un alcalde con absoluta concentración en lo que tiene entre manos y los otros escenarios son escenarios de otros. El mío es Sevilla.
¿Entonces no nos lo va a decir?
Me he hecho propósito de que no haya entrevista alguna en la que yo no hable de la ciudad de Sevilla, del Ayuntamiento de Sevilla y de la Alcaldía de Sevilla. Me podéis poner contra la pared, que me da lo mismo. Además, creo que hay que ser sobre todo muy respetuoso con dónde está la gente en su umbral de preocupación.
¿Y cuál es su valoración de la gestión del Gobierno de PSOE y Unidas Podemos en España?
Más allá de la terrible presión de la derecha, furibunda, que tiene una estrategia de desestabilización, copiada incluso de algunos países extranjeros, creo que cada vez la gente es más consciente de que está sobreactuada y llevada a la radicalidad diaria. Por eso lo que hay que hacer es balance de las medidas sociales que está tomando este Gobierno.
La subida del salario mínimo, que parece que fue hace cinco años, o ese logro histórico que significa tener una prestación, una renta mínima. O cómo se ha atendido durante estos dos meses y medio a colectivos a los que nadie jamás había dado una ayuda como la que se ha dado, y tenemos una crisis muy reciente para comparar. ¿Quién ha ayudado o los autónomos en este país como los ha ayudado este gobierno? ¿Me queréis decir cuándo y qué gobierno ha sido capaz de montar una estrategia tan enormemente ambiciosa como la de los ERTE?
Lo que necesita el país hoy es estabilidad, que el Gobierno gobierne y, sobre todo, que se vea cómo somos capaces de parar el golpe de la paralización de la actividad económica. Y luego ver cómo el turismo empieza a moverse, porque España es un país con una dependencia en el PIB del sector turístico tan enorme que el objetivo de cualquier gobierno tiene que ser recuperar la seguridad. En eso es en lo que tiene que estar un gobierno que, además, se está preocupando por la gente y no está dejando a nadie atrás.
Más allá de que todo sea mejorable y de las críticas que se puedan hacer a la gestión, aquí nos estamos midiendo todos y no solo se mide el Gobierno de España. Habrá que analizar cómo lo ha hecho cada comunidad autónoma, cómo se han gestionado hospitales, al personal, las residencias, habrá que ver qué hemos hecho los ayuntamientos, si hemos hecho todo lo que estaba en nuestra mano o no.
¿Y la Junta, qué le parece como ha gestionado la crisis?
Cada uno de esos balances debe hacerse en su sede correspondiente. A mí me harán el balance municipal en el pleno. Ya he dicho que el día que termine el estado de alarma fijaremos un pleno monográfico en donde compareceré a petición propia y haré el balance de cómo la ciudad ha actuado en relación con esto.
¿Pero no opina respecto a la gestión de la Junta?
Esto es muy tentador para entrar en muchos análisis, pero no voy a hacerlo. Creo que me he labrado una cierta trayectoria de persona moderada. Me siento conciliador. Creo que tiene más rédito político, que es más creíble para la gente. Yo voy a seguir por esa línea.
Pretendo recuperar todos y cada uno de los proyectos que teníamos en febrero encima de la mesa. Para intentar que dentro de un año nos veamos aquí, nos miremos a la cara y digamos “fallaron los economistas” porque al final la gente acabó saliendo pa'lante.