José de la Tomasa, Manuel Gerena, María José Pérez, Juan José Amador, Milagros Menjíbar, Javier Barón, Niño de Pura, Paco Cortés... Fue una cita flamenca. De altura. Y con causa. Este viernes, se unieron en el Teatro Central de Sevilla importantes artistas del flamenco en un mismo escenario y con un único propósito: darle voz a todos los refugiados que “necesitan de nuestra ayuda” bajo el título Festival Solidario de Flamenco por los Refugiados. Los “culpables” de esta convocatoria no hay que buscarlos en ONGs ni en administraciones, sino en una comunidad educativa: el Instituto público de Educación Secundaria Llanes.
Cada año, en el IES Llanes se escoge un tema político-social que se aborda a lo largo del curso académico. A partir de ahí se hacen actividades, exposiciones, investigaciones... etc. A lo largo de un curso, los alumnos trabajan un tema social desde distintos ángulos pues, como expresó el director Pedro Gímenez de Aragón, “el conocimiento se construye desde distintas áreas que te ayudan a entender un fenómeno de una forma más amplia”. Este año, escogieron el tema de los refugiados por la cercanía con España, “porque aunque a muchos le parece que les queda lejos, la realidad es que no está tan lejos”, apunta la profesora de diseño gráfico Pepa Escribano.
El objetivo era “concienciar y sensibilizar a los estudiantes” y lo han conseguido. Los alumnos se expresan ya a favor de los refugiados diciendo que “da rabia la situación que ellos tienen que vivir en sus propios países y que aquí en España no se apoye como se debería”, dice Ariadna Cáceres.
Pero, esta vez, no querían quedarse en conferencias y exposiciones como en otras ocasiones. Querían contribuir, “poner su granito de arena”. Desde el primer día que la profesora Pepa Gálvez propuso hacer este Festival para recaudar fondos y donarlos a la organización Proactiva Open Arms, recibió un “sí” por parte del director, profesorado, alumnos, y la Fundación de flamenco Cristina Hereen a la que acudieron en busca de ayuda. Los padres y madres también se unieron para aportar “en todas las gestiones administrativas porque creen en esto”, afirma convencida Alicia Arozarena, jefa de actividades y profesora de Diseño Gráfico del Instituto. En definitiva, “ha sido una iniciativa en la que ha participado toda la comunidad educativa”, añadió. No han sido los únicos, porque los artistas del festival han colaborado de forma gratuita con su arte.
Fueron muchas las cartas enviadas, los trabajos realizados, las fundaciones contactadas... Todo por una causa: ayudar a los refugiados. Las dificultades en la gestión del festival obligaron a retrasarlo un año. Sin embargo, siguieron tocando puertas hasta que consiguieron el Teatro Central, uno de los teatros más importantes de Sevilla. Fue entonces cuando se dieron cuenta de que sería una realidad.
No contaron con ningún recurso ni medio de financiación previo, lo armaron todo motivados por “todo lo que hace Proactiva Open Arms o los bomberos sevillanos; y era tan pequeño lo que estábamos haciendo nosotros... Entonces, aunque no ha sido fácil, cualquier obstáculo que nos hayamos encontrado ha sido mínimo en comparación con todo lo que esta gente hace”, expresó el director del instituto. “Creo que todos deberían hacer lo mismo y unirse para lograr cosas como esta. Esto no se debería quedar aquí... Hay que seguir y que más institutos se unan a causas tan importantes”, reclama la estudiante de Diseño Loli Marín.
El Festival es producto del convencimiento de que “si alguien puede cambiar a los políticos somos nosotros como sociedad, pues con nuestras creencias vamos presionando y espero que la línea de acción de los políticos cambie en el futuro”, explica el director. En conversación con el director del Instituto, aborda el tema de la política que está tomando España y la Unión Europea respecto al tema de los refugiados. “La política que han tomado es frenar a los inmigrantes y refugiados en otras fronteras para dejarle el problema a otro. Simplemente no solucionan el problema”. Además cree que “ha sido increíble cómo se han emocionado con esta iniciativa tanto los medios de comunicación como las organizaciones, que quieren poner su granito de arena, sin embargo, deberían emocionarse y cambiar de mentalidad las instituciones de la Unión Europea”.
¿Por qué flamenco?
Pero, ¿por qué flamenco? ¿Cómo casa el flamenco con los refugiados? La estudiante Cinta Hernández explicó que “al flamenco, que es algo tan nuestro, se le pone sentimiento porque se están expresando unas emociones y es como decir, con todo lo que grito en la voz de ese cante flamenco, que esas personas necesitan ayuda”.
Las entradas se vendieron en muy poco tiempo y mucha gente que colaboró comprando entradas de Fila Cero a 5 euros. “Esa era la idea de este festival: colaborar como se pudiese”, afirma Gímenez de Aragón. Y, subraya que quieren “que se colabore pero que se siga hablando, que se hable en casa, que se hable en la calle, que se hable con los amigos pero que no se olvide para que podamos seguir uniéndonos y ayudar a aquellos que nos necesitan”.