Orígenes y recuerdos del Heraldo Real de Sevilla, “el mensajero que anuncia con su presencia la llegada de los Reyes Magos”

Sara Rojas

4 de enero de 2023 01:08 h

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Dicen los estudiosos de la lengua que heraldo viene del francés héraut y significa persona “que lleva un mensaje” o que “anuncia algo que va a suceder”. Pero para los sevillanos es sinónimo de magia y celebración. El recorrido que hace el Heraldo Real por la ciudad hispalense a lomos de su caballo, repartiendo ilusión en forma de caramelos y recogiendo las cartas con los deseos de los más pequeño, se ha convertido en el preludio del evento más mágico de la ciudad: la Cabalgata de los Reyes Magos. Una Fiesta Mayor que el Ateneo de Sevilla se encarga de organizar cada año desde 1918.

Sin embargo, y a pesar de que los vecinos ya lo han acogido como una tradición más, el Heraldo solo se lleva celebrando en la capital andaluza desde finales de los 90. Lo recuerda con emoción Alberto Máximo Pérez Calero, quien ha estado al servicio de la citada asociación cultural durante veintisiete años ininterrumpidos, doce de ellos como presidente, y quien se define como “uno de los pocos” que ha vivido los inicios y transformación que ha experimentado el evento protagonizado por el emisario real con el paso de los años.

La idea surgió en torno a 1997 o 1998, con Antonio Hermosilla Molina como presidente del Ateneo. De hecho, fue a él a quien se le ocurrió crear en Sevilla su propia figura de Heraldo Real, cuando un día preguntó a su directiva: “Qué pensáis si vamos a pedirle la llave de la ciudad al alcalde”, tal y como rememora en conversación con este periódico quien fue su compañero y amigo. Pérez Calero recuerda también que esa primera salida del mensajero desde la sede del Ateneo - por entonces en la calle Tetuán, en la actualidad, sita en la calle Orfila - nada tenía que ver con el cortejo que acompaña hoy al Heraldo Real en su camino hasta el Ayuntamiento hispalense la víspera de la noche de Reyes.

Sin música pero con estrella centenaria

Con todo y con eso, el acto sirvió para sembrar una tradición ya consolidada entre los vecinos de la ciudad de la Giralda, que se han contagiado de la ilusión de los más pequeños. Y, desde entonces, cada 4 de enero salen a las calles del corazón de Sevilla a la espera de la visita del Heraldo Real, receptor de sus deseos y de la llave que permite la entrada de los verdaderos encargados de repartir regalos en los hogares de los sevillanos.

Aquel primer momento, la comitiva real estuvo conformada por una representación de la directiva del Ateneo. Y aunque pasearon con ellos un tesoro centenario que fue alumbrando todo el itinerario (la “Estrella de la Ilusión” que portó José María Izquierdo, uno de los fundadores de la Cabalgata, en 1919), al término de aquella experiencia piloto, Hermosilla extrajo una certera conclusión que compartió con sus compañeros de este modo, según Pérez Calero: “Mientras no haya una banda de cornetas y tambores esto no va triunfar”.

En efecto, con el paso de los años, “todo ha ido mejorando”, reconoce orgulloso el que fue presidente de la docta institución durante doce años, en alusión a los elementos que ha ido incorporando y remozando. Entre ellos, como dispuso en sus orígenes el por entonces presidente, ahora el cortejo del Cartero Real va precedido de una agrupación que abre camino con su música. Concretamente, en las últimos ocasiones, esta misión le ha sido encomendada a la Agrupación Musical Virgen de los Reyes.

Asimismo, otro de los elementos que se han consagrado elementales para el cortejo real con el paso de los años (aunque se haya ido renovando) es el del palanquín. “Un elegante artilugio en forma de sarcófago” donde los niños echan sus cartas dirigidas a los Reyes Magos de Oriente. Escritos que llevan adheridos sus deseos más sinceros y que el doctor Pérez Calero asevera jamás nadie abre.

Precedente con carácter social

Antes de que se instaurara en Sevilla la entrega simbólica de la llave de la ciudad como uno de los principales actos de la agenda navideña, existía una figura que se puede considerar una suerte de precedente del Heraldo. Se trataba de unos virreyes “que iban en vespa con un sidecar al lado” visitando diferentes puntos de la ciudad para entregar juguetes a los niños más necesitados, como atestiguan los archivos del Ateneo, guardián de la memoria de las navidades sevillanas. Allí se pueden encontrar imágenes de la comisión de estos virreyes en centros benéficos alejados del recorrido oficial para hacer la entrega de juguetes a los pequeños acogidos.

En este punto, el doctor Pérez Calero recuerda que, más allá de su aspecto festivo, las Cabalgatas que organiza desde hace más de un siglo esta centenaria institución nacieron con vocación social de “estar del lado de los más desfavorecidos”. Durante todo este tiempo, las actividades que organiza el Ateneo en torno a las fiestas navideñas ha ido adaptándose a las circunstancias y evolucionando a la par que lo han hecho las épocas y la vida de la propia ciudad.

Así pues, la salida del Heraldo “se ha ido poco a poco celebrando en Sevilla y el pueblo ha ido arropándolo hasta adquirir la importancia que tiene ahora”, pues sobre él pesa la responsabilidad de garantizar que el 5 de enero Sus Majestades los Reyes de Oriente puedan adentrarse en la ciudad para presidir las Cabalgatas y visitar después las casas de los sevillanos haciendo entrega de miles de regalos.

“Explosión de alegría y fraternidad”

Este año, el paseo de la comitiva real encabezada por el Heraldo, que encarna esta vez el médico Pablo Bueno Ripollés, arranca a las 17:30 horas de este miércoles desde la sede del Ateneo en la calle Orfila. A partir de ahí, pondrá camino a la Plaza Nueva, lanzando juguetes y golosinas a su paso por la calle Cuna, la Plaza del Salvador hasta llegar a la Catedral para enfilar entonces la Avenida de la Constitución. Con motivo de este acto, la Policía Local ha desplegado un dispositivo especial de seguridad y realizará cortes al tráfico puntuales al paso del cortejo en el cruce de la Plaza de Villasís hacia la calle Cuna y en el tramo comprendido entre el Salvador y la Plaza Virgen de los Reyes; en Imagen con San Pedro y en Águilas con Candilejos.

Una vez alcanzado el Consistorio sevillano, el cartero real se dirigirá al alcalde y a la multitud que lo espera expectante en la zona y procederá a realizar la tradicional lectura del pergamino. En este papel, lleva escrito un mensaje único preparado a tal efecto por cada persona que encarna al Heraldo, con el fin de solicitar la llave. De forma simbólica, el regidor hará entrega de una réplica de la llave de la ciudad que se conserva en la Casa Consistorial, después de haber refrendado con el público la petición real. Entonces, comienza el regreso a la Docta Casa del Ateneo, con entrada prevista a las 20:30 horas.

En definitiva, la salida del Heraldo constituye “una explosión de alegría, cordialidad y fraternidad”, que sirve de antesala a la esperada entrada de Sus Majestades los Reyes Magos en la ciudad de Sevilla.

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