El PP de Sevilla se ha atascado en su primer asalto para relegar a su portavoz en el Ayuntamiento de la capital, Beltrán Pérez, al no conseguir los apoyos que necesita entre los propios concejales para que este relevo se produzca sin resquebrajar al grupo municipal. Esto implica que tiene que elegir entre dos opciones: o aprieta el botón nuclear que conllevaría la expulsión del partido de los ediles afines a Pérez o negocia con él (y con la intermediación de la dirección regional) una salida pactada y diplomática. Los esfuerzos están ahora centrados en esta segunda vía, aunque todavía hay una tercera, la de que el propio Pérez dé un paso al lado para que la cosa no pase a mayores.
El grupo municipal está integrado por ocho concejales, incluyendo a su portavoz, por lo que el PP provincial necesitaba el respaldo de al menos cinco ediles para propiciar un relevo desde dentro. El problema es que se ha encontrado con la negativa inicial del propio Beltrán Pérez, al que han secundado otros cuatro concejales. Esto implica que la ejecutiva provincial cuenta sólo con tres votos, precisamente los de los capitulares que apoyaron a la reelegida presidenta, Virginia Pérez, frente a su rival en el proceso congresual, Juan Ávila.
Tregua entre Génova y Andalucía
Virginia Pérez, que contó en esta pugna con el aval de la dirección nacional del partido, acabó imponiéndose a Juan Ávila, respaldado por la dirección regional, en lo que fue un pulso directo entre Pablo Casado y Juan Manuel Moreno. Ambas ejecutivas limaron después asperezas para que no se repitiera en otras provincias un proceso tan bronco, tenso y plagado de acusaciones de irregularidades, lo que no ha evitado que Beltrán Pérez se convierta en la primera víctima en caer por su apoyo explícito a Juan Ávila.
Así las cosas, la única manera de forzar los acontecimientos sería que el propio comité ejecutivo del partido impusiera el cambio, lo que supondría dinamitar el grupo: sólo tendrían la consideración de ediles del PP los que respaldasen el relevo. Los demás pasarían a ser concejales no adscritos, no tendrían sueldo y se tramitaría la expulsión del partido de los que sean militantes, porque dos de los cuatro capitulares que respaldan a Beltrán Pérez son independientes.
Por lo pronto, la dirección del PP provincial ha convocado oficialmente para este viernes este comité ejecutivo, aunque paralelamente está intentando enfriar los ánimos para que la situación no pase a mayores. El objetivo ahora es conseguir una salida pactada de Beltrán Pérez, al que inicialmente se le ofreció un cargo en la dirección provincial y seguir como concejal, pero entregando la portavocía a su compañero Juan de la Rosa (secretario general del partido en Sevilla) y asumiendo que no iba a ser el próximo candidato a la Alcaldía.
Cambio de candidato para 2023
Y es que al margen de su respaldo incondicional a Juan Ávila, en contra de Beltrán Pérez ha jugado otro factor determinante: tanto Génova (que es la que elige al cabeza de lista en las grandes ciudades) como la dirección provincial quieren a otro candidato en las elecciones municipales de 2023. El elegido sería el senador y alcalde de Tomares, José Luis Sanz, una operación tan madura que su nombramiento se produciría en mayo, una vez celebradas las elecciones autonómicas en Madrid.
Consciente de que se ha acabado su tiempo en el Ayuntamiento de Sevilla, al que llegó en 2003, Beltrán Pérez también podría dar un paso al lado (y negociado dentro de lo posible) para que este proceso sea lo menos traumático posible para sus compañeros de bancada y los propios trabajadores del grupo municipal. Aquí tendría mucho que decir la dirección regional del partido, que inicialmente le habría instado a mantenerse firme pero que ahora estaría mediando en busca de una salida más digna para el portavoz.